Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Cómo funcionan las ayudas sociales en Bahía

Desde el Municipio indicaron que no cuentan con la información necesaria para cruzar datos con Provincia y Nación. Vecinas de la ciudad contaron sus experiencias y dos especialistas analizaron los datos de pobreza.

Fotos: Pablo Presti, Archivo La Nueva. y cooperativasymutuales.com

    Celeste vive en Patricios al 2.400 con sus 4 hijos, en pleno corazón de Villa Caracol, y no recibe ayuda municipal. Dice que nunca la pidió, que por suerte su pareja tiene un empleo y que sí cuentan con la Asignación Universal por Hijo. 

   A su lado vive María Isabel, de 53 años, a quien se le hace muy difícil llegar a fin de mes. Delante de su construcción precaria, con el baño a medio terminar, relata que hace poco una vecina le prestó un pasaje para ir a hacer el trámite municipal por una ayuda social y desde este mes recibirá una tarjeta por 1.800 pesos.

   También cuenta con una pensión por discapacidad de unos $ 16.000 y lo que saca de juntar chatarra y venderla.

—No alcanza, el pan está a más de $ 100 —dice María Isabel —. Tenés que tener 500 muchachitos para que te ayuden. Yo vivía sola con mi pareja y nadie me daba bolilla. Fuimos haciendo esto a pulmón, nadie nos dio una mano. Un tiempo tuve una ayuda por mi pareja, pero después me separé…

   También en Villa Caracol está la casa de Micaela. Ahí funciona el comedor Caracolito, donde miércoles y viernes asiste a unas 60 familias gracias a las donaciones que recibe tras sus pedidos por Facebook. 

   En su casa son cuatro: vive con su pareja y sus dos hijos. El mayor tiene hemofilia, situación que la llevó a dejar su trabajo en un geriátrico para poder acompañarlo en sus controles médicos: "Recibo la tarjeta celeste por mi hijo mayor, que son $ 1.860 que te depositan el día 5 para poder ir a comprar. Y después mi marido cobra la asignación porque está en blanco; con lo que él trabaja, vamos tirando".

   A unos 3 kilómetros, en el límite de los barrios Tierras Argentinas y Puertas del Sur, Vanesa camina con sus hijas en un mediodía caluroso. Es la encargada del comedor Génesis, que desde hace 5 años asiste a unas 50 familias de Tierras Argentinas, donde la situación económica es muy dura.

   Cuenta que recibe la asignación por una de sus hijas, pero a nivel local no tiene asistencia: "Antes tenía la tarjeta celeste, pero hace un tiempo que no la recibo", señala Vanesa, quien marca las diferencias que existen entre su sector y Puertas del Sur, el barrio contiguo. 

   "En Tierras Argentinas no pasa el recolector de basura, ni las máquinas y no tenemos servicios. Recibimos los certificados de vivienda, pero la obra para conectar la luz está demorada. Están todos agarrados a un medidor que puso la Muni para no engancharse del medidor de Puertas, pero no está regulado. Y cuando hace calor, no hay agua. Acá solo vienen cuando están las elecciones", cuestiona.

   Ángela también vive en Tierras Argentinas con su pareja y sus cuatro hijos (tres en edad escolar y una nena en el jardín) y recibe la tarjeta celeste. 

   Cuenta que se hace difícil a pesar de la solidaridad. Hace un tiempo la ayudaron a levantar la pieza para su hija que está trasplantada y el comedor Natán, donde colabora su marido, les da mercadería. Sus chicos, además, almuerzan en la escuela. Pero igual se hace cuesta arriba.

   Estos testimonios fueron recogidos en un recorrido que hizo La Nueva. por Villa Caracol y el límite de los barrios Puertas del Sur y Tierras Argentinas. Si bien es una pequeña muestra que no permite sacar conclusiones de una realidad tan compleja, da la posibilidad de acercarnos a ella. Tal como se pudo observar, algunas familias reciben ayudas sociales por parte del Municipio, del que señalan poca presencia territorial, y aquellas que tienen chicos, la Asignación Universal por Hijo (AUH).

   A propósito de esta situación, las referentes sociales Mabel Agüero (barrio Spurr) y Pamela Abarca (Cabré Moré) compartieron sus experiencias y reflexiones.

   Agüero, que está a cargo del Centro Comunitario San Ignacio de Loyola, dijo que "la ayuda social fue fundamental para sostener a las familias en época de pandemia: algunas ya eran asistidas, por ejemplo con la Asignación Universal por Hijo, pero para otras se hizo difícil porque no tenían ayuda social y al ser trabajadores informales la única que recibieron fue la que se brindó en centros como Loyola". 

   "De parte de la Municipalidad, al principio recibieron un bolsón de mercadería que luego se sistematizó y se volcó a una tarjeta —continuó—. El IFE, la AUH  y otras ayudas fueron importantes porque fueron el principal sustento. Hoy, la gente comenzó a trabajar y es un complemento que ayuda a no sufrir tanto el costo de vida tan alto en estos momentos. De parte nuestra seguimos ayudando con alimentos que recibimos en donación a alrededor de 250 familias".

   Agüero reconoció que siempre queda gente fuera del sistema pero "es el menor porcentaje, como los que no tienen documentación o tienen problemas familiares o legales. En su gran mayoría las personas han recibido ayuda y también han tenido acceso porque por ejemplo, en barrios como Spurr se han hecho operativos interministeriales, con asesoramientos sobre AUH y otras cuestiones".

    Por su parte, Abarca, encargada del merendero Los Principitos, contó que "muchas familias o madres consiguen algún laburo, salta en el sistema y se les da de baja la tarjeta social: por un lado eso está bueno, pero por el otro creo que Políticas Sociales no se toma el trabajo de ver qué familia es, dónde trabaja y cuánto gana. Creo que se debería sostener la ayuda hasta que tenga un trabajo que le alcance para alquilar y comer".

   Sostuvo que hay familias que no cuentan con ayuda nacional, aunque también hay varias que entraron al proyecto Mi Casa, que les permite terminar sus viviendas: "Eso está bueno, porque después ellos tienen que devolver, presentar los tickets. Es importante que la familia vea que el Estado está presente pero que no da simplemente, sino que te ayuda y después tenés que ver cómo lo pagás. Como merendero venimos trabajando esto de que no todo es pedir: tenemos que enseñarles a las familias que hay que trabajar para obtener las cosas y si el Estado te ayuda, después tenés que devolverlo para otra familia que lo necesite".

   Por último, indicó que no puede asegurar si las ayudas están repartidas equitativamente, pero sí consideró que "el Estado tiene que hacer más trabajos territoriales y acercarse a quienes trabajamos en los barrios, que sabemos la realidad y quiénes necesitan más".

   Ahora bien, ¿cómo se reparten las ayudas? ¿Qué trabajos se hacen desde el Municipio?

   La secretaria de Políticas Sociales, Vanina González, dijo que su área atiende y acompaña a los vecinos que "tienen diferentes necesidades que por sus propios medios no pueden resolver” y para ello cuentan con “equipos que trabajan interrelacionadamente, con presencia en diferentes sectores".

   Explicó que la atención es personalizada, está a cargo de un profesional y no siempre se resuelve con ayuda económica: "En algunas ocasiones se promueven las capacidades que cada persona tiene, informando dónde acceder a educación formal de oficios de manera gratuita, los mecanismos de acceso a microcréditos para emprendimientos y el acceso a la oficina de empleo con los programas de formación y trabajo".

   González sostuvo que "se hace una evaluación profesional de cada situación y cada familia", a fin de determinar si reúne los requisitos para recibir la asistencia. En ese sentido, reconoció que puede haber casos de personas que acceden a ayudas de diferentes orígenes, porque "no hay acceso a la base de datos de Anses ni del Ministerio de Desarrollo nacional" para cruzar información.

   Con respecto al dinero utilizado para estas ayudas, explicó que el presupuesto se va adaptando cada año según las circunstancias, buscando cierto equilibrio para no descuidar ninguna de las áreas que conforman la secretaría: "Hoy se destinan $ 30.000.000 en ayudas sociales, que de manera indirecta llegan a las familias. Se registran 73.000 beneficiarios que mes a mes se van modificando de acuerdo a si existen nuevas altas, bajas o renovaciones de las ayudas sociales", detalló. 

   Este mes, en la distribución del presupuesto municipal para 2022, se definió que Políticas Sociales recibirá 1.358 millones de pesos, de los cuales 682 millones se pagan en sueldos. Los 676 millones restantes serán distribuidos en los diferentes planes y ayudas sociales como microcréditos para el hábitat o el programa Envión. Este año, en tanto, el presupuesto para Políticas Sociales fue de unos 1.063 millones de pesos.

   La funcionaria dijo que en la ciudad también entregan alimentos por casos de emergencia o ayuda a comedores y merenderos: "El 10 de diciembre de 2019 Provincia redujo la cantidad de alimentos que siempre enviaba, por lo que desde el área municipal se trabajó con cada uno de los comedores y merenderos que están regularizados para acompañarlos a través de una ayuda económica que les permita comprar insumos".

   Aseguró que desde el inicio de la pandemia a la fecha las ayudas por tarjetas alimentarias "aumentaron un 100 % y las ayudas de otro tipo alrededor de un 40 % más. Son datos alarmantes y preocupantes, la realidad indica que se necesitan políticas públicas nacionales y provinciales para revertir la situación".

   Pese a las críticas en algunos barrios, González remarcó que la Comuna tiene presencia en todas las delegaciones, como así también en los espacios NIDO de Vista Alegre y Villa Nocito. Además, afirmó que "los servicios locales están distribuidos estratégicamente en toda la ciudad; hay una fuerte relación con comedores y merenderos, por lo que se cuenta con espacios para que las personas que necesitan acompañamiento puedan acceder; y contamos con las guardias de servicio social, situación de calle, género y niñez, que funcionan todo el año".

   "Desde el Estado municipal se acompaña a las familias en situación de vulnerabilidad, pero todas las ayudas son temporarias y no pueden resolver de raíz un problema que debe abordarse con políticas de producción, empleo y educación para las generaciones jóvenes y productivas", concluyó.

   Desde Anses, en tanto, aclararon que lo que otorgan no son ayudas sociales, sino prestaciones de la seguridad social de carácter nacional. 

   A diferencia de lo planteado por la secretaria de Políticas Sociales, Claudio Carucci, titular de la Unidad Distrital de Apoyo a la Inclusión (UDAI) II de Anses en Bahía Blanca, dijo que a veces "el Municipio, cuando otorga determinadas ayudas sociales, nos solicita información para ver si esa persona tiene o no determinada prestación. También a determinadas personas les piden cierta certificación de si cobra o no determinadas prestaciones".

   De acuerdo con los datos de Anses, estas son las prestaciones y la cantidad de beneficiarios entre agosto y septiembre de 2021 en Bahía Blanca: Progresar, 5.538; ayuda por desempleo, 1.230; Hogar, 8.689; AUH, 1.900 titulares (18.000 niños y adolescentes); asignación por embarazo, 400; asignación familiar por hijo, 20.500 titulares (30.000 niños y adolescentes); asignaciones familiares prenatales, más de 300; asignaciones familiares por cónyuge, más de 7.200; asignación familiar por desempleo, más de 600 titulares (1.000 niños y adolescentes); IFE, 44.000; ATP, 3.600 empresas (más de 13.000 trabajadores) y Bono Salud, 5.700.

   Estos son los montos por las prestaciones que ofrece Anses: Progresar, entre $ 3.600 y $ 5677 por mes; Hogar, $414 por garrafa de 10 kg; AUH y asignación por embarazo, $ 5.677; asignación familiar por hijo y asignaciones familiares prenatales, entre $ 1.192 y $ 5.677; asignación familiar por cónyuge, $ 1.376; IFE, $ 10.000; Bono Salud, $ 5.000; ATP, entre 1,25 y 2 Salarios Mínimos Vitales y Móviles por empleado a empresas críticas y hasta $ 150.000 a monotributistas; la ayuda por desempleo se calcula en base a los ingresos percibidos durante los últimos tres años.

   La Nueva. también consultó al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación por las ayudas que envían a Bahía y desde la cartera señalaron que el Gobierno nacional realizó en la ciudad una inversión superior a los $ 1.771 millones durante el período comprendido entre diciembre de 2019 y noviembre de 2021. 

   "Este acompañamiento se llevó adelante mediante los programas Potenciar Trabajo y Banco de Máquinas y Herramientas, la urbanización de barrios populares para la integración socio-urbana, la asistencia alimentaria en comedores comunitarios y escolares, la Tarjeta Alimentar y el financiamiento no bancario para empresas recuperadas", detallaron.

   Según lo informado, así fue la inversión en Bahía Blanca:

-El eje Inclusión Laboral y Ampliación de Acceso al Crédito No bancario y Finanzas Solidarios inyectó más de $ 585 millones a través de Potenciar Trabajo, con 2.971 titulares registrados, y el programa de Bancos de Maquinarias, Herramientas y Materiales.

-El eje Integración Socio-Urbana permitió invertir más de $ 68 millones, a través del programa Mi Pieza, que alcanzó a 302 mujeres en la ciudad, y la urbanización de 24 barrios populares inscriptos en el RENABAP, alcanzando a 4.860 familias. 

-El Plan Argentina Contra el Hambre permitió volcar más de $ 1.000 millones. Está compuesto por distintos programas como la Tarjeta Alimentar, que alcanzó en la ciudad a 16.935 destinatarios, y el acompañamiento a merenderos, comedores comunitarios y escolares a través de módulos alimentarios. 

   Desde el Ministerio también resaltaron que durante ese tiempo se puso en marcha un nuevo Centro de Desarrollo Infantil, que brinda lugar a 30 niños, y se pusieron en valor un Centro de Referencia y un Centro Integrador Comunitario.

 

La mirada de dos especialistas

   Las docentes e investigadoras María Emma Santos y Valentina Viego analizaron la situación local y coincidieron en que en Bahía la mayor parte de las ayudas son del orden nacional y a nivel municipal, la principal distribución es la entrega de alimentos.

   Plantearon que uno de los problemas a la hora de abordar un tema complejo como lo es la pobreza, es que no hay una medición confiable. En la ciudad, los datos más representativos son las estimaciones que hace el INDEC a partir de los datos relevados por medio de la Encuesta Permanente de Hogares. Sin embargo, la muestra resulta demasiado pequeña para un estudio preciso.

   El análisis completo de las especialistas, en este enlace.

 

Cobertura: Belén Uriarte, Mauro Giovannini y Valentina Manfrín