Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Doná un árbol: crearon una Escuelita de Fútbol a pulmón y necesitan apoyo para cercar la cancha

Cada martes y jueves, de 18 a 19, niños y niñas de entre 4 y 16 años concurren a entrenar. El deporte les brinda contención, valores y diversión. También comparten una merienda. Los profesores se brindan ad honorem.

Rubén Durán, el corazón de la iniciativa. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

   Anahí González Pau
   agonzalez@lanueva.com

   Hasta acá, Rubén Durán y Mayra Muñoz, junto a más colaboradores y colaboradoras que se fueron sumando, hicieron todo a pulmón, por amor al barrio Duprat (Alvarado 3400) y a los chicos.

   Destinaron tiempo, trabajo y dinero para llevar adelante una Escuelita de Fútbol gratuita, para niños y niñas de entre 4 y 16 años, más un merendero.

   Ahora, necesitan una mano de la comunidad para seguir adelante con el proyecto ya que quieren cercar la canchita, lo que resulta muy costoso.


¡La escuelita es un éxito! Hay mucho entusiasmo y concurrencia.

   Sucede que, al no estar delimitada, algunas motos -y autos- la cruzan por el medio.

   "La íbamos a cerrar con cubiertas y ahora estamos pensando en cerrar con árboles, que va a quedar mejor", dijo Durán, un fanático del fútbol, quien junto a otros profesores dedica su tiempo a entrenar a los chicos ad honorem.

Si podés donar un arbolito los chicos te lo van a agradecer siempre, al igual que el planeta. Forestar es cuidar los pulmones del mañana. También podés donar mercadería y pelotas. Llamar al 2915061886.


Buena idea. Buscan reemplazar los neumáticos por árboles.

    La idea de crear una canchita empezó a cobrar forma en abril, cuando Rubén notó que había muchos chiquitos -incluidos sus sobrinos-- dando vueltas por la calle y que se acercaban a pedirle pelotas, porque sabían de su pasión por esta disciplina.

   "Veíamos que los chicos querían jugar pero no tenían un lugar. Todo lo que hacemos es a beneficio del barrio. El barrio nunca tuvo nada. La idea es que tenga algo para los chicos, por eso no les cobramos nada", remarcó.

   Así, con prisa, comenzó a despejar un terreno abandonado que había al lado de su casa para convertirlo en cancha.

   "La canchita que tenemos hoy era una montaña de basura, pozos y piedras", contó.

   "Le hablé al delegado para ver si me daba una mano para pasar una máquina y empezamos a conseguir fierros para armar los arcos. Mi hermano hizo los arcos, los plantamos y hoy tenemos cuatro", mencionó el impulsor de la iniciativa, quien trabaja como electricista en una empresa del Polo Petroquímico y nació y se crió en el barrio.

   Con esfuerzo la fueron dejando linda y prolija, y hoy es un espacio verde al que chicos y chicas concurren los martes y jueves, de 18 a 19, para aprender, divertirse y practicar un deporte.

   Además, después de cada entrenamiento, se quedan a compartir una merienda: generalmente, chocolatada y tortas fritas.

   Practicar un deporte les brinda contención, diversión, identidad colectiva y valores como el compañerismo y la disciplina. Además, les permite tener algo esencial: sueños.

   El merendero está activo desde hace dos semanas. Los mismos vecinos y familia se sumaron a dar una mano y a donar mercadería.

   "Me encanta el fútbol, juego todos los días. Siempre estoy formando equipo con los grandes para representar al barrio en algún torneo", contó.

   "Mis padres vivían acá desde antes de que yo naciera. Cuando éramos mas chicos teníamos que ir a otro barrio a jugar a la pelota y pagar. Acá no tienen que pagar nada. Solo tienen que traer las ganas de jugar y divertirse", dijo.

   Los entrenamientos arrancaron hace un mes y jugaron dos partidos. En el primer encuentro perdieron pero en el segundo ganaron un partido todas las categorías.


Los entrenamientos son mixtos.

   "Están más emocionados que nosotros", dijo.

   Los colaboradores son su señora, Mayra Muñoz; Yanina y Ester Durán (prima y hermana de Rubén); sus cuñados Emanuel Orellana y Rubén Muñoz, Talia Huss (sobrina) Rodrigo Carrera, un amigo del barrio, y Neri Muñoz, muy comprometido con el proyecto.

   "A ellos les gusta venir pasar un rato con los chicos, no cobran nada, y aman el fútbol", dijo.

   Duran tiene dos hijas, una de 2 años y otra de 4, quienes ya quieren entrenar en la canchita, y un nene de 11, que juega al fútbol.