Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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​​​​​Escenario político: es el oficialismo, estúpido

En Argentina, en casi todas las últimas elecciones, los resultados fueron esquivos para los gobiernos de turno. Estas legislativas podrían confirmar la tendencia.

Alberto Fernández y Juan Manzur. (Foto: Twitter @alferdez)

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   Una explicación de la debacle del Frente de Todos en las PASO es que la pandemia afectó a los oficialismos en todo el mundo. De acuerdo con esa lógica, las medidas restrictivas, antipáticas, derivan en una bronca que se refleja casi invariablemente en las urnas. Pero la culpa es del virus, no de los gobiernos.

   Es aceptable el argumento, aunque en nuestro país le falta contexto. Si en noviembre se confirma la derrota peronista, será la cuarta caída del oficialismo de turno en las últimas cinco elecciones en Argentina.

   En 2013 el gobernante Frente Para la Victoria perdió la madre de las batallas en la provincia de Buenos Aires con el Frente Renovador de Sergio Massa; y en 2015 el FPV volvió a caer, a nivel nacional y bonaerense, a manos del macrismo. 

   En 2017 sí hubo triunfo oficialista de Cambiemos, aunque ajustado y en un escenario muy especial, con el peronismo hiper dividido y todavía shockeado por la lejanía del poder. Pero en 2019 el descontento con la gestión de Macri y Vidal derivó en otra derrota oficialista. Esa tendencia desfavorable a los gobiernos podría ratificarse este año.

   No siempre los resultados electorales dejan una conclusión inequívoca. No obstante, un análisis posible es que un porcentaje significativo de la población pierde cada vez más rápido la paciencia frente a una dirigencia política que no acierta a darle respuestas. La sensación de ese segmento es que la Argentina no "está" en crisis, sino que "vive" en una crisis continua, responsabilidad de quienes sucesivamente ejercen el poder.

   El ala dura del Frente de Todos, tal como quedó patente en la carta de Cristina Kirchner y los audios de Fernanda Vallejos, ahora sostiene que la gestión de la pandemia fue mala, en especial el manejo económico. Resulta notable la forma en que ambas se refieren al gobierno, como si fuera algo casi ajeno o, peor aún, pernicioso. Los calificativos de "mequetrefe" y "ocupa" contra Alberto Fernández salen de la boca de Vallejos pero exponen el pensamiento de su jefa.

   Cómo se van a posicionar a partir de ahora las facciones internas del gobierno, más allá de esta tregua conseguida con la reformulación del gabinete, es la incógnita mayor. Todo lo que ocurra de ahora en más hay que leerlo en tono de esa pulseada.

   El pronóstico sigue siendo de tormenta. Nadie puede pensar seriamente que la sociedad desencantada no lo percibe.

   De cara a las generales de noviembre hay muchas preguntas. Por ejemplo: teniendo en cuenta que el Frente de Todos sufrió una sangría de votos espectacular respecto de las elecciones anteriores (2 millones de sufragios menos en la Provincia entre las PASO 2019 y las de 2021), ¿cuáles votos se perdieron? 

   ¿Se mantuvieron los de Cristina como ella sugiere y desaparecieron los que aportó la "moderación" de Alberto? ¿O se cayeron adhesiones por todos los costados? Si los perdidos fueron culpa de Alberto, ¿hay que acelerar hacia más cristinismo o recuperar al elector de centro?

   ¿El problema económico fue, como dice Vallejos poniéndole voz a Cristina, porque faltaron más IFE y otros subsidios? ¿O la demanda mayoritaria de la sociedad era más básica: poder trabajar y que los chicos vayan a la escuela? 

   En su último análisis, Mayra Arena describe este último aspecto sin ambigüedades: nadie aborrece más al planero que el vecino laburante del planero. "Si alguien que cobra planes gana casi lo mismo que yo, yo me convierto en un gil laburante, mientras el otro es un piola bárbaro", escribió.

   Con sus nuevos anuncios económicos, el gobierno recurre al esquema simplista de "poner plata" en el bolsillo de la gente, pero sin el correspondiente aumento de la producción de bienes y servicios ese mecanismo se torna inaceptable no solo porque aumenta el gasto público y aviva la inflación sino, sobre todo, porque el formato pierde cada vez más aceptación social. O al menos eso parece, a juzgar por la dura caída en cantidad de votos en los barrios pobres de toda la Argentina.

   Y entonces llega la pregunta fundamental. ¿Hasta dónde seguirá tallando el discurso del Estado presente, base cultural del peronismo kirchnerista, como regulador de la vida de las personas? "La gente no supo valorar cómo la cuidamos", se repite en las unidades básicas. ¿En ningún momento se les ocurrió investigar si era esa la demanda?

   Las urnas parecen haber dicho que hay una mayoría que se quiere cuidar sola, que ningún gobernador ni presidente la rete, que quiere estudiar y trabajar y ver cómo los demás estudian y trabajan.

   El gobierno tomó nota de todo esto, tan es así que las primeras medidas de flexibilización post PASO van en esa dirección, incluyendo la sobreactuación de ofrecer clases los sábados. Está por verse si se trata de una reacción de coyuntura o un verdadero cambio de perfil. El peronismo es, sobre todo, pragmatismo.

Bonus track: todos los caminos conducen a Monte

   En cuanto al Frente de Todos local y regional, sigue el silencio. La táctica es elemental, hasta que no amaine el temporal no hay mucho para aportar desde aquí. Sin embargo, se ven algunos movimientos interesantes.

   El lunes se reunió buena parte de la plana mayor seccional en Monte Hermoso, con Alejandro Dichiara como anfitrión. En un marco de shock general, el candidato a diputado provincial y varias veces intendente cayó parado. 

   Primero, porque en el mapa de la Sexta el balneario es el único distrito que quedó pintado de azul en las PASO. Segundo, porque Dichiara hizo una elección decorosa en Bahía Blanca, teniendo en cuenta el contexto. Y tercero, porque el ascenso de Martín Insaurralde a jefe de Gabinete de la Provincia le da línea directa con el primer anillo de poder bonaerense. Quien defendió al montehermoseño para encabezar la lista regional del Frente fue, justamente, su jefe político Insaurralde.

   Monte se va a parecer en los próximos días a un mini Puerta de Hierro, aquella quinta de Perón en Madrid. No tanto porque alguien deba exiliarse sino porque podría transformarse en sede de diferentes concilios. 

   En las próximas horas habrá otra reunión importante en esas costas, de los peronistas que ganaron en diversos distritos donde el FdT no es gobierno. Los denominados "sin tierra". Y, para la semana próxima, se está preparando un cónclave con los dirigentes más pesados del gremialismo regional, de quienes se espera mucha más acción para las próximas semanas.

   Todo, con la localía y organización de Dichiara. Al parecer, dejó de ser la figura a esconder y empezará a salir en el centro de las fotos.