Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Alberto empieza a mirar más allá de noviembre

La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   El presidente Alberto Fernández se ha entusiasmado en las últimas horas delante de sus colaboradores más cercanos con la idea de que un nuevo perfil -como el que se lo ha visto adoptar en estos días, más cercano al “revolucionario” que dice haber sido en el pasado que al “moderado” que prometía unidad y “volver mejores” en 2019- le abre el horizonte político más allá de una mirada corta, como podrían ser las PASO de septiembre y las generales de noviembre.

   “Está ahora mirando mucho más allá, no solo en estas elecciones o en seguir peleándole a la pandemia”, dicen a su lado. Tanto, que algunos de los más osados habitantes del albertismo puro dicen que hasta el presidente ha elevado la mirada. Más concretamente hacia diciembre de 2023.

   Es un hecho, aunque no nuevo porque apareció antes en otras charlas y reuniones: de a poco, tímidamente al comienzo porque además faltan años luz y la Argentina suele convertirse sin aviso en un país de ficción, en esos despachos han empezado a mencionar la palabra reelección.

   Antes de avanzar en otros detalles que avalarían esas presunciones por ahora deslizadas en privado por sus colaboradores, los voceros invitan a prestarle mucha atención a una frase que su jefe dejó caer como al pasar: “No quiero ser solo el presidente de la pandemia, tengo dos años por delante para compensar esa idea”. Alberto es el primer convencido, aunque no lo expresó textualmente, de que está en condiciones de pilotear la salida de la crisis y llevar al país a nuevos destinos de bonanza y estabilidad.

   Aunque sabe que ya no paga tanto echarle toda la culpa al macrismo, Alberto ha dicho que su gobierno está en condiciones de saldar la deuda heredada y llevar al país a “un Estado de bienestar”. Lo dicho: no es nuevo, y hasta Cristina Fernández se refirió tiempo atrás a ese “volver a ser felices” que el Frente de Todos promete para los argentinos. Ocurre que esta vez, y tal vez como nunca antes desde aquel fatídico marzo de 2020 cuando se inició la pandemia, en el gobierno creen ver la luz de una tímida pero sostenida reactivación.

   La catarata de anuncios de los funcionarios para beneficiar a la clase media forman parte de esa “estrategia del entusiasmo”, como la llaman en la Casa Rosada. También la ampliación del programa Ahora 12 y las cerca de cien obras que el presidente planea inaugurar amparado en la gestión pública de la administración.

   Volvamos al “feeling” sobre la reelección que ha empezado a hacer nido en algunos despachos del albertismo. La mirada tiene su miga porque ocurre en momentos en que, desde el sector del cristinismo, se difundieron encuestas en las que Axel Kicillof aparece como el dirigente mejor posicionado para ser el candidato presidencial de la coalición gobernante.

   La vice y jefa política del oficialismo no disimula su disposición por una candidatura presidencial del actual gobernador bonaerense. Del mismo modo que no descarta impulsar a Máximo Kirchner para que suceda en el sillón provincial a Kicillof.

   Pareciera, en efecto, el guion de una película de ciencia ficción. Pero de esto se habla en el oficialismo, y viene a cuento por aquellas renovadas muestras de ensoñación con una reelección que acaban de hacer los colaboradores del presidente. Alberto, para completar, no es inocente cuando dice que quiere aprovechar los dos años que le quedan de gestión para llegar mejor parado al final de su mandato.

   De regreso a la actualidad sobresale la decisión de Cristina y Alberto de ponerse al frente de la campaña, que haya mucha más visibilidad para ambos, aunque también para Kicillof, Máximo y Sergio Massa, y algún ministro como Katopodis. ¿La razón? Reconocen que los candidatos elegidos para encabezar las listas tienen dificultades para ser reconocidos. Lo marcan las encuestas y los focus group. “La marca es el frentetodismo”, dicen cerca del presidente como para zafar del entuerto.

   Cristina, dicen, hará salidas homeopáticas en especial al conurbano. Alberto recorrerá todo el país regando obras aquí y allá.

   Una esperanza abraza a todos ellos: que Mauricio Macri se meta en la campaña y aporte a la guerra de vanidades que atraviesa a Juntos por el Cambio. Creen que ayuda a levantar los números de las encuestas de los propios. Por caso Victoria Tolosa Paz, que tiene alto nivel de desconocimiento y ya debió ser amonestada por su propuesta, rápidamente corregida, de aplicarle más impuestos a las empresas.