Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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“En general, estamos de acuerdo con que hay un resultado y que no es necesario verlo”

Federico Iriburo, presidente del Centro de Entrenadores, dio la mirada que tienen con sus colegas respecto del Minibásquetbol.

Competir para crecer, por encima del resultado del partido. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

 

Por Fernando Rodríguez

Twitter: @ferodriguez

Instagram: ferodriguez_

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   La competencia de por sí el ser humano la tiene incorporada, consciente o inconscientemente lo moviliza. Ahora bien, a nivel deportivo y por equipos, en el minibásquetbol (categorías hasta 12 años) es un tema de discusión.

   Los cambios sistemáticos fueron modificando la forma de disputa del minibásquetbol, con un fuerte contraste a través del tiempo en cómo desarrollar la competencia.

   “Hoy, me daría vergüenza dirigir un equipo así, con esas características, porque no los dejábamos pasar la mitad de cancha. Marcábamos presión y ganábamos por amplias diferencias”, dijo Juan Carlos Alonso, entrenador del primer seleccionado bahiense de MiniBidi (ahora Premini), del cual ayer (ver en www.lanueva.com) se cumplieron 45 años del inicio de aquel torneo en Junín.

   En este sentido se fue evolucionando, protegiendo de todo lo que pudiera perjudicar a los chicos, desde lo emocional, evitando que juegue bajo presiones extremas, las que se suman a la que de por sí genera la propia competencia.

   “La competencia, dentro de la competencia, está muy buena. Inclusive adentro de tu mismo equipo. Creo que es contraproducente cuando la diferencia es amplia, no le sirve al que gana ni al que pierde.  Y nos metemos en un problema cuando perdés mucho y vas de frustración en frustración. Lo que se busca es evitar eso”, explica Federico Iriburo, presidente del Centro de Entrenadores de nuestra ciudad.

Federico Iriburo, presidente del CEB.

 

   Uno de los principales cambios que se implementó hace años es evitar el resultado expuesto en el tablero, más allá de tener un registro en planilla.

   “Los entrenadores, en general, estamos de acuerdo con que hay un resultado y que no es necesario verlo. Se puede ganar o perder. Creo que el mensaje 100% es que importa más lo que trabajamos todo el año para que el chico mejore sus fundamentos individuales y después los incluya en lo global, que sea parte del juego”, apuntó Iriburo.

   La capacitación que se fue exigiendo y el hecho de tener un gran número de entrenadores que vienen del profesorado de Educación Física, Iriburo entiende que los mejora en todo sentido.

   “En general, los entrenadores han jugado al básquet. Y de afuera, los que dirigen en divisiones superiores o Liga muchas veces critican que no se trabaja fundamentos. Eso es mentira. Hay un curso de entrenadores y ahí tenés lo que no aprendés en el Instituto. Y la capacitación la lográs en un clic. Cada vez se sabe más y el que no aprende es porque no tiene interés y ese, se esfuma en un par de años”, señaló.

   Un factor externo que incide directamente en los chicos es el entorno, los padres que, entendiendo muchas veces que hacen un bien, causan un efecto contrario.

   “Hay que reeducar a los padres para que apoyen a los hijos, pero que no recriminen cuando la erra o la pasa mal. Tiene que ser un apoyo positivo, porque debemos aprender a convivir con el error”, opinó.

   Tratando de sumar y asumiendo que necesitaban darle mayor movimiento a la institución que preside, Iriburo contó que hace unos 20 días empezaron a trabajar en el armado de una comisión de minibásquet que los represente en la Asociación Bahiense.

   “Esto ya lo hicimos con Julián Manqueo, Silvio Montero y César Ruesga cuando estuvo en la ABB. No se trata de criticar, sino de poder mejorar diferentes aspectos”, aclaro.

   Y enumeró algunos de los puntos: “Una idea es reagrupar a los equipos, para que no enfrenten cinco veces al mismo rival”.

   Otra modificación que consideran positiva es reducir la cantidad de jugadores en cancha.

   “En Mini B, por ejemplo, se juega 4 contra 4, que es una muy buena idea. Está estudiado que jugando en canchas transversales, 3x3 o 4x4 los chicos toman entre tres cuatro veces más decisiones que en 5x5. Para eso, hay que buscar de alguna manera que los clubes se comprometan a invertir en canchas”, entendió.

   También son conscientes que no todos los clubes cumplen la sugerencia de la ABB en cuanto a disminuir la cantidad de participantes en Premini y Mini B, para que ya en Mini A o último año en la categoría, se juegue con árbitros y apliquen reglas con las que se encuentran cuando pasan a Preinfantiles, lo cual, ahora les genera un cambio significativo en el juego.

   “Yo digo que es un básquet los sábados a la mañana (cuando juega el minibásquet) y otro a la tarde. Propondríamos que Mini de segundo año juegue con balón número 6 y con alguna regla más de las actuales, para que la transición sea más gradual, porque en un año y medio a los chicos les cambia el aro, la pelota, la cancha y su cuerpo”, especificó.

   Las falencias de aprendizaje en esta franja de edad quedan expuestas con el tiempo.

   “Es como la construcción de una casa, cuando el cimiento es malo, después es muy difícil de corregir”, comparó Iriburo.

   Y en el camino de Minibásquet a Preinfantiles se pierden cantidad de chicos, un aspecto que los entrenadores asumen que se debe trabajar para evitarlo.

   “Una crítica para adentro es que perdemos muchos chicos en esas edades. Hay que buscar la manera, que los clubes que tiene tres equipos de Mini no presenten un solo preinfantil. Los cambios son tan bruscos que dejan muchos chicos. Y generalmente el argumento es: ‘Ya no me divierto como el año pasado’”.

   De eso se trata el Minibásquetbol, de que los chicos disfruten del juego propiamente dicho y vayan “aprendiendo a competir”.