Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El reloj público, clavado en sus 12

Un reloj que no funciona, ningún relojero que lo repare y una incógnita que se mantiene.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Hace 111 años, en septiembre de 1909, este diario dio cuenta del mal funcionamiento del llamado “reloj público”, aunque sin dar precisiones de su ubicación, lo cual permite aventurar una singular hipótesis.

   “Continúa clavado en las doce el relojito de marras. Si en vez de doce hubiera tenido trece, la cosa podía pasar, porque en sus trece se planta cualquiera y ninguno se asombra”. Así comenzaba la crónica de 1909 dando cuenta de la quietud del reloj, que se detuvo “tan intempestivamente” que significaba, agregó la nota, “una transgresión de la costumbre que no agrada”. La pregunta es, ¿dónde estaba ese reloj? Una posibilidad es que coronara la torre del flamante palacio Municipal, casi terminado y que se comenzaría a ocupar unos meses después.

   El edificio tiene un lugar diseñado para colocar un reloj, pero el mismo sólo puede verse en un dibujo del edificio de 1904. No hay foto alguna que dé cuenta que se colocó en ese lugar, que hoy todavía aparece cegado.

   El único reloj que por entonces había de carácter público era el de de la Catedral, colocado en 1904. Pero en este caso el diario da cuenta que pudo averiguar, “por boca del secretario de la intendencia”, que en los días que llevaba detenido el reloj, “no hubo relojero capaz de ponerlo en marcha”. Es decir que el reloj era municipal y además resultó que “el encargado de darle cuerda” no dijo “niquis (sic) de la cuestión”, ya que creía que “por treinta pesitos que se le pagaban mensualmente” no iba a hacer el milagro de sacarlo de su inacción”.

    ¿Estaría en la torre municipal?. El último párrafo de la crónica da una pista adicional. “Si hace diez días que está parado y no hay relojero que lo componga, ya pueden descenderlo de la torre y entregarlo al basurero”.