Imponente obra de los inmigrantes españoles para toda la ciudad

Redacción de La Nueva.

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Natalia Miguel-nmiguel@lanueva.com

   El Teatro Español lo hicieron los inmigrantes, lo mantuvieron sus hijos y ahora será entregado para que lo disfrute toda la comunidad de Punta Alta, dijo Estela Menéndez, presidenta de la comisión directiva de la Asociación Española de Socorros Mutuos, a propósito de la obra de restauración del imponente edificio ubicado en la segunda cuadra de Bernardo de Irigoyen.

   Tal como se conoció en 1933, respetando cada uno de los detalles arquitectónicos y los espacios habilitados en aquellos años. Así se podrá ver, simulando aquella inauguración de un 29 de abril, pero con un aire renovado tras los intensos trabajos de limpieza y mantenimiento de paredes, techos y suelo, entre otros tantos aspectos.

   “No bajamos los brazos y seguimos adelante. El sueño está vigente”, subrayó Menéndez con entusiasmo, el mismo que perdura desde el inicio de los trabajos y motivo a todo un grupo de personas que apoyan el proyecto en forma desinteresada.

   “La comisión está comprometida”, continuó. “Nos vimos obligados a hacer un impasse, por esto de la pandemia. Pero eso no significa que perdamos la esperanza. Tenemos la gran satisfacción de ser parte de este emprendimiento para renovar completamente la sala”.

   “El teatro quedará para Punta Alta y ese es el orgullo que están dejando los españoles”, agregó con emoción.

   Desde la institución se pidieron los permisos para continuar con la labor. Una vez obtenidos los protocolos, se instalaron los andamios para finalizar las tareas de altura, retomando, de esa manera, lo que había quedado pendiente en el pasado mes de marzo, momento en el que se declaró el aislamiento obligatorio ante la emergencia sanitaria.

   “En esta nueva etapa, se está trabajando en la boca del escenario. Es la parte que separa a éste de la sala y delimita la altura y el ancho de la embocadura. Es lo primero que se observa cuando se ingresa a la sala. Es el recuadro donde se ubica el telón. Es decir que tiene que quedar perfecto porque es la presentación del teatro”, explicó.

   En este sector, como en todos los demás, se consideran muy especialmente las molduras originales.

   “De esta forma, se finalizaría con lo que tiene que ver con la pintura en toda la sala. Luego continuará la colocación del piso, que ya fue comprado. La totalidad de los materiales fueron adquiridos en Punta Alta”, remarcó.

   Para la mano de obra, se contrata a empresas privadas, pero “debemos destacar a los colaboradores y miembros de la comisión que trabajan en esta obra. También contamos con el apoyo y asesoramiento desinteresado del arquitecto Ignacio Torrontegui y su esposa Stella Maris Cantarelli.

   "Nos sentimos muy acompañados por todos ellos”.

Capacidad
   Menéndez comentó que las butacas fueron retapizadas. “Una vez que se coloque el piso de madera, buscaremos un herrero para amurarlas. Las entradas tendrán alfombra. Además, tenemos el foso para la orquesta, que también se mantendrá. Es decir, que queremos abrirlo con todo lo que contiene la estructura, para que la gente vea como funcionó desde un primer momento”.

   Sobre el particular, recordó que, según consta en los archivos, el 10 de mayo de 1933, estuvo en el teatro Carlos Gardel, con la presencia de 857 personas.

   “La capacidad máxima, cuando se inauguró, era de 1.200 lugares. Ahora tenemos 400 butacas en el paraíso, que tiene dos niveles, y 380 abajo, con lo cual estamos cerca de los 800 espacios para el público”.

   En tanto en la planta alta, dijo que se ubican cinco camarines, con un baño, y abajo, hay otros cuatro, con dos baños. Todos fueron totalmente reacondicionados.

   “En este caso, contamos con la mano de obra del doctor Pablo Pujol, quien ahora nos está haciendo los muebles para los camarines”, puntualizó.