Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Oveja Hernández y Huevo Sánchez estaban adentro de Villa Mitre, aunque lo festejaron desde afuera

Un día como hoy, de 1981, el tricolor iniciaba el recorrido que terminaría en el ascenso a Primera.

Sergio Hernández jugador y Oscar Sánchez entrenador. Fotos: archivo-La Nueva.

 

Por Fernando Rodríguez / @rodriguezefe

 

   El descenso sufrido en 1980 Villa Mitre necesitaba olvidarlo rápidamente. Y al año siguiente se armó para repetir el título que ya había logrado en 1954 y 1977, apelando a la experiencia de un técnico como Oscar Sánchez, más un plantel que mezclaba juventud y nombres con trayectoria.

   Entre los integrantes de ese equipo, que el 4 de junio de 1981 iniciaban su participación, aparecía el enrulado Sergio Hernández, con su cabellera al estilo "Doctor J".

   "Tenía menos carne que tobillo de canario", definió Huevo.

Feser (12) lucha el rebote con Cortondo. En el piso, Raúl López.

 

   “Yo era jugador, hincha y entrenador”, recordó Oveja.

   Huevo tenía bien definido su rol. Y era un volcán en erupción. Por eso, primero fue suspendido como técnico y, después, mientras intentaba seguir los partidos desde afuera, como espectador.

   “Los árbitros me tenían alquilado”, opinó Hue.

Las anotaciones de ese torneo en el cuaderno de Huevo.

 

   Lo cierto que el entusiasta Roberto “Chipi” González y el dirigente Roberto Molteni firmaban la planilla y estaban atentos a las indicaciones de Huevo, que llegó a pintar cuatro carteles de diferentes colores para que supieran la defensa que debían hacer y cuándo tenían que pedir minuto. Increíble, pero real.

   Así y todo, el equipo funcionaba. Al punto que se metió en la final del Ciudad de Bahía Blanca, la que definió contra Argentino.

   El primer partido lo ganó el tricolor 62 a 52 y el segundo 80 a 65, consiguiendo el título.

Parados, desde la izquierda, Sergio Hernández, Raúl López, Ricardo Feser, Sergio Salecchia, Daniel Zalguizuri y Daniel Miranda. Abajo: Sergio Moreno, Pablo Scoppa, Miguel Cuenca, Martín Ipucha y Guillermo Ferrara.

 

   La síntesis:

   Villa Mitre (80): Miranda (6), R. López (23), Moreno (26), Salecchia (4), Feser (9), fi; Zalguizuri (8) y Simos (4): DT: Roberto González.

   Argentino (65): Scarano (7), J. Varlaro (2), G. Caporossi (6), Cortondo (17), Payanacci (21), fi; Herro (8) y A. Caporossi (4): DT: Jorge Cortondo.

   Primer tiempo: Villa Mitre 46, Argentino 34.

   Arbitros: Néstor De Angelis y Miguel Rodríguez.

 

Segunda parte

 

   Con la mitad del ascenso en el bolsillo, el tricolor fue por más.

   El pibe Sergio Hernández era parte del plantel, aunque con escasa participación. Ya se perfilaba más como técnico. De hecho, venía dirigiendo divisiones formativas.

   Mientras, Huevo debía preocuparse por planificar cómo ganar y, también, de qué podía dirigir estando suspendido.

Roberto Molteni y Roberto González.

 

   Villa Mitre disputó un partido equivalencia, nuevamente con Argentino como rival, que tenía al histórico Jorge Cortondo en la doble función de técnico y jugador.

   Fue en cancha de Olimpo y otra vez ganó (83 a 64), con Huevo desde el vestuario dándole indicaciones con unos walkie talkies a Molteni, para que se las transmitiera a González y él, a su vez, a los jugadores. Todo en cadena.

   La síntesis:

   Argentino (64): Scarano (8), J. Varlaro (10), A. Caporossi (13), Cortondo (16), Payanacci (9), fi; G. Caporssi (4), Sininaglia (2), Jouglard (2), Pieser y Seri. DT: Jorge Contondo.

   Villa Mitre (83): R. López (23), Zalguizuri (22), Simos (4), Saleccha (17), Feser (10), fi; Moreno (5) y Miranda (2). DT: Roberto González.

   Primer tiempo: Argentino 27, Villa Mitre 45.

   Arbitros: Miguel Rodríguez y Néstor De Angelis.

El día del ascenso. Parados, Cuenca, Feser, Piantanida, López, Salecchia, Zalguizuri y Miranda. Abajo: Simos, Moreno, Ipucha, Hernández y Ferrara.
 

De ahí, a la colimba

   Así estos dos consagrados lograron el título con Villa Mitre, significando, por entonces, uno más para Huevo y el único de Oveja como jugador, el mismo que unos meses más tarde, ya entrados en 1982, cambió su fisonomía cuando le tocó el servicio militar y lo raparon.

   “Me acuerdo que siendo soldado algunos partidos dirigí”, rememoró Oveja.

Oveja, sin tanto pelo. Arriba: Zalguizuri, Feser, Ipucha, López y Pedro Gaido. Abajo: Moreno, Miranda, Hernández y Salecchia.

 

   “Al día siguiente de uno de esos partidos –puntualizó–, me presenté bien temprano en el Comando y uno de los oficiales me llamó a la oficina. Me cagó a pedos porque no había jugado más tiempo Martín Ipucha, que tenía 16 o 17 años y a él le gustaba más que Dani Miranda, je, je”.

   Una historia que incluye a dos de los mejores técnicos de nuestro país y algo de lo que vivieron en la cuna del básquet, donde el presente, poco tiene que ver con estas cosas del pasado.