Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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La otra cara de la pandemia: se agrava la crisis financiera de los hospitales privados

Autoridades de distintos centros de salud privados coincidieron en que la situación económica es complicada por la disminución de internaciones, cirugías y estudios de alta complejidad.

Por Belén Uriarte / buriarte@lanueva.com

Audionota: Danilo Belloni (LU2)

 

   Los hospitales de Bahía Blanca, como los centros de salud del resto del país, cumplen con los protocolos establecidos por las autoridades gubernamentales. Atienden únicamente emergencias, obstetricia (en caso de tener) y oncología, por lo que la ocupación se ve muy reducida: las internaciones cayeron en un 70 %, según le indicaron a La Nueva. desde varios hospitales.

   La situación es crítica para públicos y privados, pero este último sector —que se financia a través de las obras sociales— se ve muy afectado porque no está pudiendo facturar. Ya no hay cirugías programas, estudios de alta complejidad ni un flujo constante de pacientes; y en los números de los hospitales se nota.

   Autoridades del HAM (Hospital de la Asociación Médica), el Italiano, el Español, el Privado del Sur y Dr. Raúl Matera coincidieron en que la situación es preocupante, sobre todo pensando en los próximos meses y el aguinaldo que se acerca.

   —Al no haber producción se va a cortar la cadena de pagos. Los hospitales necesitan imperiosamente comenzar a trabajar con las precauciones del caso —dijo Carlos Deguer, titular de la Asociación Médica de Bahía Blanca (AMBB).

   Agregó que si bien se habilitó la facturación por telemedicina y teléfono, las obras sociales respondieron de manera parcial.

   El doctor Rubén Matoso, presidente del distrito 10 de Fecliba (Federación de Clínicas, Sanatorios, Hospitales y Otros Establecimientos de la Provincia de Buenos Aires), explicó que este mes los hospitales del sector privado cobran lo facturado en febrero, mes en el que funcionaron con normalidad; y señaló que la preocupación mayor llegará en junio-julio con el pago de aguinaldos. 

   Mientras la Asociación Médica se hace cargo de los honorarios médicos, Fecliba se ocupa del gasto sanatorial; es decir, se encarga de elevar la facturación de los hospitales a cada una de las obras sociales de los pacientes que se atienden en el sector privado —a excepción de PAMI, que paga directamente a los centros de salud con los que trabaja—.

   —La superintendencia de Salud hizo un esquema de la situación de los prestadores y dice que estamos en la fase terminal. La situación estaba complicada antes de la pandemia y ahora se agrava.

   Matoso indicó que al problema de las obras sociales se suman los aumentos injustificados de los insumos, a los que tampoco pueden acceder de forma masiva. Todavía no tuvieron inconvenientes con el tema salarial, pero saben que de no reactivarse las actividades lucrativas van a entrar en una fase crítica.

   —Estamos esperando el pago del Programa de Asistencia en Emergencia para el Trabajo y la Producción (ATP), con el que el Gobierno abona el 50 % de los salarios. Entraron a ese programa cerca de 1.000 hospitales en todo el país, lo que significa un gasto importante. Los hospitales de la ciudad y la zona ya mandaron a la AFIP el listado de los empleados con sus datos: todavía no tenemos la aceptación del 100 %. 

   El presidente de la Asociación Hospital Italiano Regional del Sur, Francisco Nardelli, señaló que el sistema privado de salud está en crisis desde hace casi 20 años.

   —Vivimos en emergencia sanitaria desde 2002 y la situación se agrava con la pandemia, porque se está configurando la tormenta perfecta: para ajustarnos a las disposiciones del Ministerio de Salud tenemos que bajar la facturación y al mismo tiempo asumir mayores costos. 

   Nardelli contó que con el fin de que haya camas disponibles para cuando llegue el pico de COVID-19, que se viene corriendo, atienden solo emergencias y pacientes oncológicos o crónicos que no pueden suspender sus tratamientos. Si bien el número de internaciones disminuyó notablemente, mantienen la misma cantidad de empleados que requiere la ocupación plena del hospital, por lo que “es una situación económica compleja”.

   —Estamos obligados a trabajar a menos del 30 % de nuestra capacidad y tenemos que hacer gastos extraordinarios para la protección del personal y en especial de las personas que concurren al hospital. 

  Nardelli indicó que, por ejemplo, las compras estatales que se realizaron en China (como barbijos) son únicamente para el sector público. En el Italiano, como en otros tantos hospitales privados, la adquisición de productos de protección personal y las inversiones en adecuación de la infraestructura corren por cuenta propia.

   El presidente del Italiano también contó que todavía no se materializó la única ayuda prevista para hospitales privados (pago del 50 % de los sueldos por parte del Estado): “No sabemos cuándo será, en la página AFIP no figura nada”.

   Con respecto a la cobertura farmacológica, remarcó que las autoridades de Región Sanitaria 1 les informaron que hay a disposición antivirales para el tratamiento de los pacientes con COVID-19 que lo requieran y que deben tramitarse caso por caso en esa entidad.

   —Con los contagios en el HAM pensamos que iba a arrancar el pico, pero se diluyó. Estamos esperando más chequeos a nivel social para determinar si hay circulación comunitaria porque resulta llamativo los pocos casos encontrados y hace varios días no se detectan nuevos. La Anmat aprobó en forma experimental controles rápidos que se están realizando en Capital y Gran Buenos Aires, pero por el momento hay que esperar. Hoy por hoy, el procedimiento local es hisopar a aquellas personas que encuadran en la definición de caso sospechoso según las condiciones epidemiológicas. 

   Sostuvo además, que si bien tuvieron gastos extraordinarios en infraestructura —una guardia médica externa, mayor capacidad en terapia intensiva, adecuación de un área para casos COVID con la instalación de un sistema de presión negativa para extraer el aire contaminado de las habitaciones— y compras de elementos de protección adecuados para esta pandemia, hicieron las previsiones necesarias para poder afrontar el tema salarial.

   Por otro lado, destacó que el diálogo entre las distintas instituciones locales es bueno y está coordinado por la secretaría de Salud municipal, que realiza una reunión virtual semanal presidida por el intendente Héctor Gay y de la que también participan autoridades de la Región Sanitaria 1 con sede en Bahía Blanca.

   —En las reuniones se discuten las distintas problemáticas y posiciones a fin de buscar consensos para enfrentar esta pandemia de la mejor manera posible.

    El subdirector del hospital Dr. Raúl Matera, Pablo Casella, contó que la situación es complicada ya que “paramos todo lo programado, las cirugías, los estudios de alta complejidad; con lo cual el hospital no factura”.

   A diferencia de otros privados, el hospital Matera cuenta con una gerenciadora (Sermex) que se ocupa de la parte financiera. Casella aseguró que gran parte de aporte que reciben corresponde a los empleados de comercio, que en este contexto de pandemia están sufriendo un duro golpe económico.

   —Hasta ahora ese golpe no se trasladó al hospital. La gerenciadora, que administra todos los fondos de la obra social Osecac, y el gremio están ayudando para garantizar el pago de los sueldos. 

   Como ocurrió en el resto de los centros de salud, el hospital de 9 de Julio al 400 tuvo que invertir para adaptarse a este contexto de pandemia, incorporando una sala de aislamiento COVID y mayor aparatología. Casella indicó que también sumaron personal dado que quienes trabajan en el sector de aislamiento no pueden cumplir funciones en otras áreas.

   —Más allá de la falta de dinero, es difícil conseguir insumos porque hay productos que no están en el mercado. Nuestro hospital tiene insumos suficientes para el inicio del proceso, pero vemos con preocupación la reposición. Hoy, por ejemplo, no hay donde comprar un respirador artificial (Dr. Raúl Matera cuenta con 6).

   En coincidencia con los otros centros, este hospital tiene ocupado aproximadamente un 30 % del espacio ya que el resto está reservado para “una contingencia no esperada: tenemos camas libres en terapia y en los pisos”.

   Casella señaló que la mayor preocupación pasa por estar a la altura en caso de que se produzca un brote. Por el momento solo tienen un caso confirmado de coronavirus, pero activaron varias veces el protocolo por casos sospechosos (sintomatología o contacto directo con positivos).

   —Los testeos son un recurso escaso, tenemos que asegurar a quiénes se los hacemos: en Bahía hay dos laboratorios privados que los hacen y también se realizan a través del Penna. No tuvimos problemas para acceder a los testeos, pero los cuidamos enormemente porque no sabemos cuándo se van a reponer.

   El hospital Español no escapa a esta situación de crisis. El coordinador de quirófano, Alfonso Medori, sostuvo que el centro de salud hizo “esfuerzos enormes” para arreglar la infraestructura, comprar insumos y reordenar el personal, por lo que está preparado para recibir pacientes con COVID-19 en sus distintas áreas. 

   —Con la declaración de esta pandemia se han suspendido muchas actividades que hace que el hospital no facture. Acá atendemos a muchos pacientes de PAMI y el PAMI está facilitando su cápita para pagar sueldos: eso ayuda, pero los gastos no llegan a salvarse.

   Medori indicó que “el quirófano es el motor de facturación del hospital” y actualmente solo se permiten operaciones de urgencia u oncológicas por lo que la actividad financiera se vio claramente resentida. 

—Hasta ahora no hubo problemas con los sueldos, pero está frenada la maquinaria productiva de los privados que es lo que nos permite facturar: teníamos entre 20 y 23 cirugías por día, y ahora tenemos 4, 5 ó 6.

   Según señaló, todos los sectores del hospital están disminuidos —alrededor del 40 % de las camas de terapia están libres para casos de COVID-19— y se ha rediseñado la atención del personal para que concurra en menor cantidad. 

   El encargado coordinador de quirófano también indicó que por el momento no recibieron confirmación sobre el programa estatal para ayudar a los privados con el pago salarial.

   —El hospital Privado ya recibió confirmación, el HAM todavía no y nosotros estamos esperando. Si esto se prolonga, veremos si vienen nuevas ayudas. Previo a esto, los hospitales privados no estaban bien: los números son muy finitos en relación con los gastos; los costos en medicina son enormes, muchos insumos son importados, más el cobro de las obras sociales…

   Medori aseguró que por el momento no hubo una gran demanda de consultas por coronavirus y están esperando si se implementan algunos cambios para la atención sanitaria, una cuestión que se conversa con las autoridades. 

   —Uno quiere que la actividad se reactive pero con seguridad absoluta para nuestros pacientes y para el personal. Tenemos que garantizar esa seguridad porque lo primero a cuidar es la salud. Se trabaja con la sociedad científica porque reactivarla no es fácil: hay que salir de una manera escalonada, lenta, siempre y cuando la situación epidemiológica lo permita.

   Medori señaló que tomar la cuarentena seriamente le pareció la medida más atinada porque mantiene la curva más aplanada, aunque al ser una enfermedad desconocida no saben bien qué puede llegar a pasar.

   Respecto a la preparación de la ciudad ante un posible pico, indicó que la Municipalidad y Región Sanitaria están trabajando para generar compras comunitarias para los hospitales, que garanticen stock y mejores precios.

   Destacó que, a pesar de la situación límite en la que se encuentran los hospitales, el Español hizo “un enorme esfuerzo económico” para que no falten elementos relacionados con la pandemia.

—Alguien tiene que financiar esto y hasta ahora las obras sociales no han dado un gran paso: recién se están armando los sistemas para facturar y que las obras reconozcan el test para coronavirus.