Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La historia del Favaloro bahiense y casi otro César Milstein

Julio Maiztegui nació en Bahía Blanca el 25 de agosto de 1931. En 1993 el Ministerio de Cultura de la Nación elevó como candidato al premio Nobel de Medicina.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Julio Maiztegui es un bahiense poco menos que ignorado. Pudo ser premio Nobel de Medicina --fue candidato en 1993-- y sufrió, como René Favaloro, los sinsabores de manejos desprolijos y una burocracia devastadora. 

   Sin embargo jamás bajó los brazos y fruto de su trabajo y esfuerzo hoy funciona uno de los institutos más prestigiosos del mundo.

   En 1993 el Ministerio de Cultura de la Nación elevó como candidato al premio Nobel de Medicina al médico bahiense Julio Maiztegui, co-descubridor de la vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina, popularmente conocida como "Mal de los rastrojos", una enfermedad que afectaba a unos 5 millones de personas con un alto grado de mortalidad.

   Ese año Maiztegui cumplió 62 años, peleaba contra una enfermedad que pondría fin a sus días y llevaba más de 20 luchando para que su vacuna se elaborara en nuestro país. No vería en vida cumplido su deseo. 

La historia 

   Julio Isidro Maiztegui nació en Bahía Blanca el 25 de agosto de 1931. Es bahiense por nacimiento, aunque esa fue una circunstancia de vida ya que su familia residía en Orense, partido de Tres Arroyos, donde su padre ejercía como médico rural.

   A los 6 años se estableció en la capital federal, donde completó sus estudios como médico en la Universidad de Buenos Aires y se especializó en enfermedades Infecciosas, obteniendo un Master en la Universidad de Harvard.

   Las circunstancias lo llevaron a radicarse en la localidad bonaerense de Pergamino, donde fundó un instituto donde desarrollar sus investigaciones sobre la fiebre hemorrágica. Fue allí donde demostró que la mortalidad de los enfermos se reducía al ser tratados con plasma de personas enfermas antes del octavo día de haber contraído el mal. A partir de esa observación creó la vacuna contra la fiebre.

   Aunque pocas cosas sorprenden a esta altura en materia sanitaria en nuestro país, durante casi 30 años Maiztegui no logró que la vacuna se elaborara en Argentina. Fue el ex presidente Néstor Kirchner quien en 2006 finalmente dispuso su fabricación en el Instituto de Pergamino, para entonces bautizado "Julio Maiztegui", único en Argentina habilitado para la producción de vacunas virales.

   Llamada Candid1, la vacuna está categorizada internacionalmente como “droga huérfana”, por ser imprescindible para una población restringida cuya demanda no la hace comercialmente interesante. 
Sobre la enfermedad 

   Maiztegui tuvo que enfrentar la desidia de varios gobiernos que ignoraron su investigación e incluso ver como, desde 1986, su vacuna era elaborada en un laboratorio estadounidense cuando se disponían de todos los elementos para hacerla en el país.

   Llegar a disponer de esa vacuna nacional requirió la intervención de la justicia, que ordenó al Estado nacional que cumpla "estrictamente y sin demoras" "su liberación".

   Hoy el instituto Maiztegui la elabora como parte de una amplia labor atendiendo enfermedades virales y tratamientos contra el Hantavirus; el Dengue y la Fiebre Amarilla.

El hombre

   El año de su muerte, 1993, Maiztegui fue distinguido con el premio internacional Sabino Di Rienzo. En la ocasión se lo definió como un profesional "apasionado, incorruptible y ético" y se destacó su apasionada labor profesional. 

   "Construyó un mundo de la nada y produjo vida donde faltaba la esperanza", se indicó.

   Al cierre de esa ceremonia se ejecutó el tango "Bahía Blanca", que el médico escuchó con suma emoción. Ese mismo año fue presentado como candidato al premio Nóbel de medicina.

La calle

   Si la importancia de una persona se mide por la calle asignada, Maiztegui no tiene el lugar que merece en nuestra ciudad. Es una calle de cien metros, paralela de calle Undiano, en un bloque de tierra vecino a la avenida Arias. Una calle perdida, que no conduce a ningún lado.

   En 2010, al inaugurarse la autopista Rosario-Córdoba hubo dos propuestas para darle nombre: Néstor Kirchner, por un lado, y Julio Maiztegui, por otro. No se decidió por ninguno de los dos ni por ningún otro. El segundo era largamente justificado y merecido.

   Maiztegui tiene monumentos en su memoria en Rosario y en la localidad cordobesa de Cruz Alta.

El mal

   No hace muchos años, quien estaba en contacto con pajonales, galpones, quintas caseras y cultivos del campo del centro del país, estaba expuesto a contraer fiebre hemorrágica.

   Esta enfermedad, también conocida como "Mal de los Rastrojos", afecta a una región que abarca parte de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa. El virus suele estar presente en roedores silvestres que eliminan el virus por la saliva.

   Con la enfermedad pueden presentarse cuadros clínicos de gravedad, caracterizadas por fiebre, alteraciones de la sangre, neurológicas, renales y cardiovasculares.