Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Con un crudo análisis, Kicillof arrancó su era en la Provincia

La columna de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la Legislatura bonaerense.

Fotos NA, El Día e Infocronos

   Con un duro diagnóstico, Kicillof planteó de algún modo los “grandes desafíos” que le demandará “sacar adelante” a la provincia de Buenos Aires, después de “heredar” una Provincia con muchísimas dificultades, ya sea desde lo económico como desde lo social, entre otras aspectos de relevancia para los bonaerenses.

   “90 y 10”, el Gobernador electo dedicó casi todo su mensaje de asunción a cuestionar la gestión económica de Macri y de Vidal. Y ofreció un pequeño porcentaje del mismo para lanzar la promesa de gobernar con todos los intendentes y buscó el aplauso anunciando que dejará sin efecto el aumento de tarifas de energía eléctrica.

   Durante un discurso que duró poco más de una hora, anunció que enviará a la Legislatura un paquete de leyes de emergencias provinciales “por 100 días”, básicamente aquellas que atiendan el factor social.

   Más allá de analizar otras emergencias, la alimentaria social será “prioridad”, fundamentalmente en el Conurbano bonaerense. En esa instancia, remarcó una diferencia ideológica respecto de la gestión saliente de Cambiemos.

   Este no es un dato menor, dado que no pocos referentes del peronista Frente de Todos sostienen que la gestión de la ahora exgobernadora María Eugenia Vidal, se caracterizó por tener “mucho marketing y pocas políticas publicas”.

   A Kicillof no le cierran los “numeros” ni tampoco las cuentas de la caja del Tesoro bonaerense "No alcanza ni para los próximos 30 días", aseguró. Por eso, trazó un duro diagnóstico de las finanzas públicas.

   Mucho más si se tiene en cuenta que en enero, la Provincia arranca con una situación compleja: tiene vencimientos de deuda por u$s 500 millones, a la vez que cuenta con “cero dólares”, incluidos los 150 millones que les "desperfiló" la Nación. El economista sabe que debe sumar a esa compleja situación de “corto plazo” el pago de sueldos y medio aguinaldo para la administración pública estatal.

   El nuevo mandatario provincial se mostró inquieto por cómo resolver algunas cuestiones puntuales sobre el rumbo económico. Tal vez, procure alcanzar algún tipo de “asistencia financiera” de la Casa Rosada.

   Si Kicillof no cumple con esas “primeras obligaciones de caja” en la Gobernación de calle 6, la Provincia podría entrar en “default” ó “default virtual”, como afirmó ante la Asamblea Legislativa al asumir su mandato.

   De ahí que las preocupaciones centrales están vinculadas a la economía y las finanzas para administrar el territorio bonaerense durante los próximos cuatro años. De arranque nomás, incluyó en el mensaje un pedido de “comprensión” a senadores y diputados. Es decir, un pedido que paciencia que también alcanza a los habitantes bonaerenses producto de la “herencia” recibida de la administración Vidal. Una manera sutil de abrir un “paraguas político” para no correr el riesto de ponerse la PBA de “sombrero”.

   Axel Kicillof llegó a la Legislatura demorado por el compromiso del presidente Alberto Fernández y de la vice Cristina Fernandez de Kirchner de presenciar su acto de jura y toma de posesión del cargo como flamante gobernador. Apenas ingresó a “la casa” (según la denominación que emplean los diputados para referirse al palacio de calle 53), su compañera de fórmula la vicegobernadora Verónica Magario lo invitó a permancer en la denominada “sala 30”, juntó a la vicepresidenta 1ª del Senado, María Teresa García “mandataria provisional por una docena de horas ” en cumplimiento de la línea sucesoria provincial.

   Casi al borde del mediodía aterrizó el esperado helicóptero presidencial en La Plata y casi de inmediato Alberto Fernández con custodia policial, rumbeó en automóvil para llegar a la ceremonia de Asamblea Legislativa.

   Mientras tanto, seguía sonando sin parar la chicharra que se utiliza para convocar a los senadores y diputados a ingresar al recinto de la Cámara Baja. La espera le permitió a varios representantes parlamentarios hacer una “selfie” para retratar un momento junto a sus pares o “invitados especiales”, como el exgobernador Daniel Scioli. También hubo tiempo para alguna ronda de mate circunstancial o consumir botellas de agua mineral como forma de mitigar el sofocante calor.

   Y después de un buen rato llegó el momento de cumplir con el protocolo oficial: llegaron, por fín,  Alberto Fernández y Cristina Kirchner para ocupar el palco de honor frente al estrado de la Cámara de Diputados. A la izquierda del palco que habitualmente ocupan los periodistas acreditados, aunque en esta opotunidad también ocupado por “periodismo militante” y empleados de los bloques politicos.

   En otra galeria de palcos estaban representados el sindicalismo, con Hugo Moyano a la cabeza, y varios intendentes peronistas del Gran Buenos Aires y el interior provincial.

   La marcha peronista cantada dentro del recinto por el nuevo oficialismo gobernante y desde los palcos por la militancia fue el cotillón de bienvenida para la dupla Kicillof y Magario, antes del mensaje formal ante la Asamblea, que incluyó anuncios para la futura gestión provincial y variada pirotecnia de críticas a la saliente administración de Cambiemos.

   En las afueras del edificio parlamentario, el fervor partidario del peronismo K escuchaba el discurso por parlantes, mientras soportaba una elevada sensación térmica que a esa hora casi parecía derretír las diagonales platenses.

   Ya para esa altura, el Presidente y su vice se habían retirado de la Legislatura sin escuchar el discurso de Kicillof.

   Lo mismo que hicieron María Eugenia Vidal y los funcionarios de Juntos por el Cambio que se retiraron del recinto como habían llegado: con caras largas y mirando el piso.