Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Stroeder: Juan Lojo, un vecino nacido en el campo, jockey y camionero

Tiene 90 años y durante su rica historia de vida en la localidad participó de muchas instituciones de la comunidad.

Juan Lojo, entre sus recuerdos. Foto: Agencia Patagones.

   Javier Cambarieri
   laregion@lanueva.com

   Con noventa años recién cumplidos, la historia de Juan Lojo es muy similar a otras que ocurren en los pueblos como Stroeder, ligados íntimamente al ámbito rural.

   Su padre, campesino, había llegado al pueblo un tiempo antes de que el naciera a ver al doctor Labriola, que atendía en su domicilio.

   "El doctor le dijo que faltaba más de un mes para que mi mamá tuviera familia así que se volvieron”, dijo.

   Pero la llegada de Juan se adelantó. Su papá, había contratado a unos desmontadores y entre ellos había una alemana del Volga que había estudiado para partera en Alemania.

   "Cuando mamá se descompuso, papá salió a buscar a esta señora como mil metros al monte, donde tenía el campamento. Allí estaba doña Eva. Ella atendió el parto y ahí nací, en el monte, a unos 30 kilómetros del pueblo”, recuerda emocionado.

   A los 15 años de vivir en Stroeder, empezó a correr Cuadreras, alentado y educado en el arte de competencias a caballo por Patricio Acosta, “más conocido por el Negro Pacho”.

   “Este hombre era hermano de Luis Acosta García, uno de los poetas más importantes de la Argentina en esa época. Con 18 años me fui al hipódromo de La Plata llevado por el doctor Herrera, fundador de la sala de primeros auxilios del pueblo, que tenía caballos de carrera allá”, recuerda Lojo.

   Allí estuvo dos años, junto a Pedro Alejandro Larrandar y luego se fue al hipódromo de San Isidro y posteriormente llevó a correr caballos a Rosario, como capataz del stud.

   “Después se nos dio la oportunidad de llevar 12 caballos a Brasil, y el nuestro fue ganando toda la carrera y a pocos metros se mancó y llegó sexto”, cuenta con orgullo.

   Una rodada, meses internado y su vuelta al pueblo

   En el 53 rodó en una prueba y estuvo siete meses internado.

   "Me había dado por muerto pero me recuperé”, dice.

   En el año 56 volvió a Stroeder a trabajar el almacén de Rafael Kremer, como recibidor de trigo, tarea que aprendió de chico por andar con los changarines en la estación.

   En el 62, que no hubo cosecha en Stroeder, recuerda que se fue a trabajar con Julio Mirosqui, en un almacén, donde estuvo cuatro años.

   “Después agarré un camión chiquito para trabajar; hacía changas, acarreaba lana, cuero, iba al campo, hacienda, siempre haciendo algo. En el 63 me casé. Después mi hijo Guillermo comenzó a trabajar de chofer con el Pato Adami, en un Mercedez Benz 1114 camión con acoplado”, aseveró Juan.

   Paralelamente, Lojo padre (que durante mucho tiempo fue recibidor en Cagliero) compró un Chevrolet viejo para tener su propio transporte.

   "Después mejoramos, compramos otro camión, un 1114, después un Fiat donde trabajamos dos cosechas seguidas en Cardenal Cagliero y Guillermo (su hijo) se hizo cargo de la empresa”, destacó.

   “Le devolvió el del Pato y seguimos con dos camiones y uno en vista. Asi fuimos comprando y vendiendo hasta llegar a tener siete camiones. Pero después era mucho y terminó quedándose con dos”, aclaró.

   Una vida junto a las instituciones

   Juan Lojo durante su rica historia de vida en Stroeder participó de muchas instituciones de la comunidad.

   “Cuando se hizo la luz (década del 60), había solo un motor de la familia Valtierra hasta las doce de la noche. Formamos una comisión con todas las comisiones del pueblo. Lo que recaudábamos iba a un pozo común y logramos comprar un motor grande en Europa, pero estaba en la aduana y había que juntar 400 mil pesos que todavía no teníamos”, explicó.

   Entonces, recuerda, el dinero fue prestado por Wensceslao Madarieta y Carlos Martín (que eran los lecheros) y Don Gustavo Nill.

   “Y ahí tuvimos luz todo el día, que duró mas de seis años, sumado a un segundo motor para luego pasar el servicio a DEBA”, resaltó Lojo.

   También integró la comisión del club San Lorenzo, como vocal; la del Jardín de Infantes y la del Centro de Jubilados, en la que estuvo 12 años.

   La tarde cae en Stroeder, afuera se escucha la música que anuncia el asado aniversario del pueblo, terminamos la rica charla cargada de recuerdos y fotos, con Juan Lojo, quien vive en la calle 7 de marzo, una casa de rejas, “al lado de lo de Mónica, enfrente de la Juventud Agraria”.