Bahía Blanca | Martes, 14 de mayo

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Continuidad o retorno: una disyuntiva llena de incógnitas

La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   Uno paladea el triunfo en primera vuelta; el otro cree profundamente en que forzará el balotaje del 24 de noviembre. Alberto Fernández y Mauricio Macri serán a no dudarlo los dos personajes centrales de la jornada de hoy, que tras el paso de millones de ciudadanos por las urnas podría alumbrar dos escenarios igualmente complicados de cara a los 44 días hábiles que restan de aquí al 10 de diciembre: o la extensión de las ansiedades y las preocupaciones durante un mes que parecerá larguísimo, o la confirmación que abonarían prácticamente todos los pronósticos sobre la liquidación del pleito cuando se conozcan los resultados provisorios al filo de esta medianoche.

   De eso se trata lo que dirimirán hoy el Frente de Todos, favorito para la mayoría de los especialistas aún en medio de las incógnitas que genera la variopinta composición interna de la alianza peronista, y Juntos por el Cambio, donde ahora mismo cohabitan por mitades aquellos entusiastas de tiempo completo que creen que el milagro es posible, y los más realistas que recomiendan prepararse para ser una oposición dura, pero democrática, a partir del 10 de diciembre.

   No habría que desatender la importancia que tendrán en esta primera vuelta electoral las denominadas "terceras fuerzas", es decir las que a priori no están invitadas a pelear por aquel cetro mayor que dirimirán el presidente en ejercicio y quien pareciera ser su muy probable sucesor.

   En todo caso, y curiosamente, tanto en los campamentos de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos, aunque más en el primer caso que en el segundo, sacan cuentas sobre la pesca de votos claves que podrían realizar entre los seguidores de Roberto Lavagna, José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión. Dando por sentado que el Frente de Izquierda que postula a Nicol{as del Caño mantendrá con fidelidad su propio caudal de sufragios, como ha ocurrido históricamente.

   En la Casa Rosada se ilusionan con "robarle" algunos votos a Lavagna, tal vez al excombatiente de Malvinas del Frente Nos, aunque no tanto a Espert, de modo de sumar a los tres o cuatro puntos extras que necesitan al cierre del escrutinio de esta noche para obtener el pase a la segunda vuelta.

   Siempre y cuando, claro está, el frente peronista-kirchnerista a su vez deje en el camino casi el mismo porcentaje como consecuencia de esos corrimientos. Una martingala que no figura casi en ninguno de los pronósticos de observadores y analistas, y menos todavía en el propio bunker del albertismo en el barrio de San Telmo.

   No es solo el interés de Macri y sus huestes por Lavagna, hay que decirlo. También Fernández no se ha privado de alabarlo y tenerlo presente en sus discursos, como ocurrió en el segundo debate del pasado domingo.

   Más todavía, en las oficinas de la calle México aseguran que el candidato del FdT no abandona la idea de sumarlo al exministro de Néstor Kirchner, no ya para retornar a esa poltrona del Palacio de Hacienda, vista la cerrada negativa del candidato de Consenso Federal, sino como cabeza de un consejo asesor que secundaría la tarea de quien sea designado para conducir la economía, si efectivamente se consagra ganador, probablemente Matías Kulfas. "Será presidente o nada", insisten los voceros del lavagnismo.

   No cabe ninguna duda que la elección de hoy estará teñida de las preocupaciones y de hasta algunas temeridades en materia de opinión y pronósticos que generará el resultado de las urnas y su impacto en el día de mañana, el tan temido 28O.

    Para empezar no ayuda a calmar esas aprensiones a ambos lados de la grieta y entre quienes miran el partido desde la tribuna la iracundia con la que Macri ha atacado a los Fernández durante las épicas marchas del "Sí, se puede", o en la Facultad de Derecho. Tampoco aporta el poco y nada de entusiasmo de Fernández para colaborar con un tránsito republicano y civilizado hasta el 10 de diciembre si es que mañana amanece como presidente electo.

   "He decidido no seguir dialogando con Macri", fue la frase de Fernández que encendió alarmas en los mercados, aquí y en el exterior. En especial por la sospecha de que una transición desordenada, y de ningún modo consensuada si hay que creerle al candidato designado por Cristina Fernández, podría provocar una mayor corrida del dólar con el consiguiente impacto en la inflación, el precio de bonos y acciones argentinas y la disparada del riesgo país.

   Sería, de todos modos, hojarasca de superficie. Por encima de los duros cruces verbales entre Macri y Fernández, equipos políticos y económicos de ambos candidatos se han reunido en varias oportunidades y lo siguen haciendo. Rogelio Frigerio y Hernán Lacunza del lado del gobierno, y Santiago Cafiero por el albertismo dirigen esos encuentros de las segundas y terceras líneas.

   "Tanto si forzamos la segunda vuelta como si perdemos, vamos a ir hacia una transición ordenada", aseguran cerca de Lacunza.

   "Estamos trabajando para que el pase de mando se haga dentro del necesario orden", responden en la calle México.

   Ojalá cumplan. El ciudadano de a pie, y el país todo aún a ambos lados de la grieta, los está mirando.