Bahía Blanca | Viernes, 03 de mayo

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Guaminí: ¿cómo es pasar de la inundación a la sequía en 120 días?

En noviembre último, el agua cercaba a Bonifacio y a la ciudad cabecera. Hoy, la arena cubre los caminos rurales.

El cementerio de Bonifacio, de inundado a seco en pocos meses. / Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Hernán Guercio
hguercio@lanueva.com
Enviado especial


   El agua brotaba del piso, de los sótanos y de las uniones del asfalto, amenazando casas y hospitales, cercando localidades, cortando caminos rurales e impidiendo el paso de hombres y animales.

   Era una espada de Damocles inmensa pendiendo sobre la cabeza de cientos de familias, que temían que a la menor garúa todo se saliera de su cauce y fuera cubierto por la inundación.

   Tan solo cuatro meses después, Guaminí cambió la pesadilla del peligro de inundación por la falta total de agua, una sequía que se venía pronosticando desde mediados del año pasado y que parecía imposible frente a un escenario en el que predominaba el exceso hídrico.

   Las lagunas que componen el sistema de Encadenadas del Oeste bajaron entre 60 centímetros y 2 metros en ese tiempo, entre la evapotranspiración, la derivación de agua hacia la cuenca del Vallimanca y —afortunada o infortunadamente, según como se mida— la falta de lluvias. De acuerdo a mediciones realizadas en el municipio de Guaminí, el trimestre diciembre 2017-febrero 2018 fue el menos llovedor de los últimos 60 años; y el tercero menos llovedor en 115 años, desde el momento en que comenzaron a tomar registros pluviométricos.

   En pocas palabras, salvo los espejos de agua, está todo seco; los caminos de tierra son arena pura y los productores agropecuarios ya están solicitando declaraciones de emergencia a la comuna y la Provincia. Algo similar ocurre en Adolfo Alsina, donde si bien hubo problemas por exceso de agua, no llegaron a ser tan críticos ni preocupantes como en su distrito vecino del norte.

Laguna del Monte, en este noviembre.

  Hoy, el cementerio de Bonifacio, aquel que fue la imagen emblemática de un pueblo virtualmente tapado por las aguas y donde en septiembre solo se podían ver unas cruces asomando fuera del agua, se encuentra —increíblemente— seco. Incluso, se están construyendo nuevos nichos en un lugar donde parecía casi imposible poder levantar algo a futuro.

   Los campos ya no tienen lagunas artificiales en medio de los cuadros, que impedían la cosecha y el paso de los animales. El hospital, que llegó a tener el agua a escasos metros de su patio, está mucho más aliviado.  Ya no hay improvisados canales naturales al costado de los caminos, por los que se movía el líquido de un lado hacia el otro, ya fuera por gravedad, o por exceso de humedad en las napas.

   Algo parecido sucede a pocos kilómetros de allí, en el acceso al balneario Laguna Alsina, sobre la ruta provincial 65. En ese lugar se dio la baja más importante de todas las lagunas del sistema: 2 metros, la mayoría de los cuales se terminaron yendo por el canal aliviador al Vallimanca y, de allí, a la cuenca del Salado.

   En septiembre ni siquiera se podía ingresar al predio; apenas se podía recorrer un pequeño tramo del ingreso antes de que el agua impidiera el paso. Ahora se puede acceder a la zona de vestuarios y cantina, unos 800 metros hacia adentro, pero hay carteles que avisan de peligros de derrumbe. La temporada de verano, que normalmente se habilita a fin de noviembre/principios de diciembre, recién se inauguró en enero de este año.

   Cochicó también perdió nivel, y eso se nota a simple vista sobre la ruta 65, que es la que la separa de Alsina. Hasta hace unos meses, el agua golpeaba parte del terraplén de la carretera y el sector de bombas que permite enviar desde una hacia la otra; hoy la orilla se encuentra mucho más alejado aunque mantiene 106,58 metros por sobre el nivel del mar. La diferencia de nivel es de 77 centímetros.

Laguna del Monte, hoy.

   ¿La buena noticia? Se están arreglando los motores de las bombas y las tuberías que pasan por debajo de la ruta no se encuentran tan mal como se esperaba. Con una pequeña reparación estarán en pleno funcionamiento. Además, la idea es ponerlas en funcionamiento una vez cada 20 días, y no dejar los equipos en virtual estado de abandono. 

   En las lagunas del Monte y del Venado la situación también ha mejorado, pero los números son distintos: en ambas el nivel ha bajado 72 centímetros entre principios de noviembre y el lunes pasado, y solo producto de la evapotranspiración.

   La diferencia se ve sobremanera en la primera de ellas, en el balneario y la zona de pesca sobre la costa de la ciudad de Guaminí; ya no parece que el agua en cualquier momento vaya a tragarse la población.

   Por supuesto, en la altura que hoy tiene la segunda también influyó el desvío del arroyo Pigüé hacia Epecuén, uno de los puntos que más conflictividad despertó entre los vecinos y comunas de Guaminí y Adolfo Alsina. De acuerdo a la última medición, ambas poseen 105,49 msnm, visiblemente inferiores a los 106,21 de hace unos meses.

   Pero a pesar de este impasse que está dando el clima, de la forma en que la sequía rápidamente ganó terrenos insospechados hace algunos meses y de los pronósticos que hablan de falta de precipitaciones durante todo el invierno, en Guaminí insisten con la necesidad de —literalmente— abrir el paraguas.

   “Las lagunas siguen estando altísimas y tenemos que agradecer que el tiempo sigue seco, pero ¿qué hubiera pasado si teníamos un otoño llovedor? —cuestionó el intendente Néstor Alvarez—. No me quiero relajar, porque si llegamos a tener una primavera lluviosa, volveremos a tener el mismo problema”.

El acceso a Laguna Alsina, en noviembre último.

   Los tiempos son los que lo preocupan: la limpieza del arroyo Huascar avanza muy bien y solo queda un kilómetro de los 6 proyectados; pero el partidor de Piñeyro recién estaría listo en octubre, con la hipotética temporada de precipitaciones ya comenzada.

   “Esta etapa de sequía la están sufriendo los chacareros. Tenemos los caminos bajo arena. El trimestre diciembre/febrero fue el menos llovedor de los últimos 60 años. Algunos llegaron a sembrar soja de segunda en diciembre, pero lo poco que está naciendo lo está haciendo mal”, explicó.

   Alvarez remarcó también que la UNS comenzará a trabajar en un estudio para determinar la influencia que tiene la laguna Alsina con mucha agua en el resto del distrito.

   “Cuando está alta, todo el territorio tiene agua; cuando baja, está todo seco. Desde la subsecretaría de Hidráulica provincial dicen que no influye, pero nosotros creemos que sí. Por eso, la idea es investigar sobre el verdadero impacto”, indicó.

   Por su parte, el intendente de Adolfo Alsina, David Hirtz, destacó las obras que se están llevando a cabo en la cuenca, como la limpieza del Huascar, la construcción física del Partidor de Piñeyro o la refuncionalización del sistema de bombeo entre Cochicó y Alsina.

El acceso a Laguna Alsina, hoy.

   “Esto nos dará una herramienta de trabajo, ya que aunque estemos en medio de una sequía importante, ya sabemos que está en funcionamiento. La tercera obra en importancia es el alteo del Mataco, en la cual la empresa a cargo ya está en los últimos trabajos, en el coronamiento del terraplén. Por nuestra parte, planteamos la posibilidad de devolver el arroyo Pigüé a la laguna del Venado y cerrar las alcantarillas que conectan esta última con Del Monte, que habían quedado abiertas permitiendo que haya un trasvase natural del agua”, comentó.

   Sin embargo, el secretario de Recursos Hídricos, Luis Giménez, priorizó el cierre de las compuertas antes que devolver el caudal del Pigüé.

   “Si a eso le sumamos que se están arreglando los taludes de las compuertas en sectores que se habían visto afectados con la suba de las lagunas, va a quedar prácticamente un sistema en condiciones de funcionamiento, control y operatividad”, manifestó.

La última laguna del sistema

   El caso de Epecuén, la última laguna de la cuenca, es distinto. Cuando las aguas parecían incontenibles en el resto de la cuenca, se produjo una gran disputa entre Guaminí y Carhué: la primera quería que se abrieran las compuertas y que el lago del Venado desagotara en Epecuén para descomprimir la situación del resto del sistema; del otro lado se negaban rotundamente.

   Al final no hubo trasvase, pero el agua del arroyo Pigüé comenzó a desembocar en ella, como lo hacía históricamente. Lo cierto es que la laguna en noviembre llegó a tener 95,1 msnm, barriendo la playa Ecosustentable carhuense y tapando el camino que se dirige a las ruinas de la villa. En la actualidad, el nivel se encuentra en 94,5.

   “Con la baja, pudimos reconstruir el camino hacia la villa Epecuén y está transitable, aunque vamos a hacer más trabajos a futuro; además, llegamos a habilitar la playa Ecosustentable a fines de verano, en otro sitio”, dijo Hirtz.

   En cuanto la villa, aclaró que, a partir de la declaración de Sitio Histórico, se construirán sendas por las cuales deberá caminar el turista, además de dos mangrullos para poder hacer visualización y fotografía del lugar.

Pasado y futuro de la cuenca  

* Qué pasó: Entre agosto y noviembre del año pasado, la situación en la zona norte de Guaminí era casi desesperante: había agua por todos lados. Las lluvias ya superaban largamente los promedios históricos de cada una de las localidades de aquella zona y el agua seguía bajando desde las sierras de Ventania a través del río Sauce Corto hacia el sistema, merced a la falta de funcionamiento del partidor de Piñeyro, la suciedad del arroyo Huascar y de los canales clandestinos que sacan el líquido de los campos suarenses al Sauce Corto.

* Sin noticias: Alvarez señaló que, aún, no hay noticias respecto de la denuncia contra los dueños de los campos suarenses que poseen canales clandestinos que derivan agua sobre el Sauce Corto.

* Encuentro: El próximo miércoles 11 se realizará un encuentro regional de la cuenca de las Encadenadas del Oeste. Será en La Plata, con la presencia del secretario de Recursos Hídricos, Luis Giménez. Fueron invitados los once distritos que componen el sistema.

* ABS: La consultora ABS sigue confeccionando el informe de cuencas y se espera que esté finalizado sobre mitad de año. Se incluyó el sector de los distritos de Saavedra y Puan, que derivan el agua de lluvias hacia el sur de Adolfo Alsina, por considerarse que se trata del mismo sistema.