Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Un golpe al delito rural: de qué manera operaban dos bandas

La división Casos Especiales de la policía bonaerense evaluó miles de horas de escuchas telefónicas, entre otras tareas, para desarticular sendas organizaciones, al supuesto mando de Alejandro Schneider y Sergio Castillo.
Sergio Castillo, Darío Nador y Víctor Martínez fueron detenidos en la ruta 51, con cinco corderos y un vacuno faenado.

Gerardo Monforte

gmonforte@lanueva.com

La desarticulación de dos organizaciones dedicadas al robo de ganado -algunos de cuyos integrantes tienen un amplio prontuario que incluye condenas por homicidio y enfrentamientos armados con la policía- permitió bajar la estadística del delito rural en Bahía Blanca y la región.

Más de 1.000 horas de análisis de escuchas telefónicas y otras tareas de inteligencia, por parte de la delegación local de la dirección de Casos Especiales de la policía bonaerense, permitieron desmembrar al menos dos bandas imputadas de sustraer hacienda en campos de la zona.

El desbaratamiento de los grupos, que habían puesto en jaque a productores rurales, generándoles cuantiosas pérdidas económicas, trajo aparejado un considerable descenso en la cantidad de hechos de abigeato.

La división dependiente de la Superintendencia de Investigaciones en Función Judicial comenzó, en 2016, a investigar a la banda supuestamente liderada por Alejandro Agustín Schneider (38), que también integraban su hijo Nahuel (19), su pareja Evelyn Exner (21) -excarcelada-, Mauro Águila (32) y Juan José González (66).

Además, el policía Gerardo Filoni, que prestaba servicio en la comisaría Tercera de Ingeniero White, presuntamente encubría el accionar de los cuatreros y les proporcionaba información para evitar que fueran atrapados.

El objetivo de los investigadores es descubrir y atrapar a la totalidad de los actores que intervienen en las distintas etapas de esta actividad ilegal, haciendo blanco también en los compradores de carne robada, que “saben que el producto es fruto de un delito y por eso tienen participación en la organización”.

Una cadena de carnicerías con locales en esta ciudad e Ingeniero White figura entre los compradores de mercadería de procedencia ilegal, según se descubrió.

El fiscal Diego Conti, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 11, especializada en robos con armas y delitos rurales, imputó a los detenidos de asociación ilícita y en los próximos días solicitará a la justicia de Garantías la prisión preventiva de ellos.

Por haber sido el presunto líder de la banda, Schneider podría recibir una pena de 5 a 10 años de prisión, mayor a la de los demás acusados.

“Buscamos penas en expectativa mayores. Esta banda comenzaba a robar ganado en la ruta 3 sur o norte, en inmediaciones de Monte Hermoso. Me asombró que metieran dos vacunos de 100 kilos cada uno en un Toyota Corolla, o cuatro animales en una Chevrolet Meriva; es algo impensado”, remarcó el vocero de Casos Especiales al que no se identifica por protocolo de la fuerza.

“Actualmente casi no hay robos de animales, porque se desarticularon las bandas de Schneider y Sergio Castillo. La primera robaba novillos que después vendía por mitades y la segunda sustraía corderos; robaba 15 animales en un día. Pero estas bandas no se cruzaban, es decir que una no robaba novillos y la otra no robaba corderos. Tenían un código entre ellas”, concluyó.

Dedicada a los corderos

La otra banda de cuatreros desarticulada la encabezaba Sergio Castillo y la compondrían, además, Darío Nador, Víctor Hugo Martínez, Horacio Castillo, Tamara Pampín y María de los Ángeles Cecchi quienes, al parecer, robaban ganado en Cabildo, Saldungaray y Bajo Hondo, entre otras localidades.

A los primeros 3 se los arrestó el 26 de agosto de 2016, en el kilómetro 714 de la ruta provincial 51, mientras circulaban en un Fiat Siena en el que se les secuestraron 5 corderos, un arma de fuego calibre 22, cuchillas y un vacuno faenado en el baúl.

Durante allanamientos realizados días después se detuvo al resto de la organización, estableciéndose que los ganaderos afectados tuvieron perjuicios económicos cercanos al millón de pesos.

La justicia procesó con prisión preventiva a Sergio Castillo, Nador y Martínez, y la causa se elevó a juicio oral. El resto de los imputados está en libertad.

El doctor Conti hizo un balance positivo del desempeño de la subunidad de Delitos Rurales, a cargo de las investigaciones que derivaron en la desarticulación de ambas bandas, registrándose así -afirmó- un descenso en la cantidad de abigeatos sobre todo en las zonas en que operaban estos delincuentes.

“Si bien todavía no tenemos condenas, y por eso soy bastante cauto, porque sigue la presunción de inocencia de los imputados, hay elementos de prueba para llevar las dos causas a juicio con bastante probabilidad de éxito”.

“Todo comenzó con la investigación, por parte de Delitos Rurales, de hechos de abigeato con la participación de Alejandro Agustín Schneider. A raíz de intervenciones telefónicas, se constató que, en realidad, ya no eran robos de ganado aislados sino que se trataba de una organización, cuyos integrantes cometían sustracciones regularmente y tenían distintos roles”, detalló Conti.

“Después de concretarse las detenciones de Schneider, su hijo Nahuel y Águila, los abigeatos disminuyeron principalmente en las zonas de Bahía, Punta Alta y Bajo Hondo, donde actuaba esta banda. Se nota una mejora en tal sentido y por eso los productores ganaderos están muy satisfechos”, finalizó el fiscal.

Condenas por homicidio

Por el homicidio de Raúl Néstor Larraburu (46), en julio de 2004, Alejandro Schneider -padre de Alejandro Agustín- y su hijo Gustavo fueron condenados a 14 años de cárcel tras ser juzgados en juicio oral, pero luego el Tribunal de Casación redujo la pena a 11 años.

A Schneider, de aproximadamente 65 años y que estuvo prófugo en Formosa, se lo apresó hace un año cuando faltaban 15 días para que prescribiera la causa por el asesinato y, tras un juicio abreviado, se lo sentenció a 9 años y 6 meses de prisión, condena que hoy cumple en la cárcel de Villa Floresta.

“Por su parte, su hijo Alejandro Agustín elaboró una coartada a raíz de la que los investigadores no pudieron acreditar su intervención en el ataque a Larraburu”, aclaró el vocero.

“Ellos intervinieron en los golpes a Larraburu por un problema de usurpación de tierras, que fue hospitalizado y días después murió”, finalizó la fuente.