Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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La Tía-Cholización de la política

Después de la última visita de políticos a su casa, la tía Chola solo pidió que le gestionen un paquete de yerba. Aburrida de reclamar por la falta de luz en la esquina, los baches en la cuadra y de pedir que no le poden el árbol que le da sombrita cuando espera el colectivo, pasó a conformarse con una sola cosa: que le devuelvan lo último que le sacaron, el insumo básico para el mate.

Porque el político proselitista es así. Visita a la tía, se sienta en la cocina, mira con curiosidad sociológica el mantel floreado de plástico y le toma el mate, sin la delicadeza de aportar medio kilo de infusión de vez en cuando, aunque sea de bajo precio. Chola ni siquiera pretende que sea despalillada o baja en polvo.

Hablando de polvo. A la tía le preguntan cómo ve al país, a la ciudad, qué cosas necesita. Y ella es sincera, siempre dice lo mismo: la luz, el bache, el arbolito de la parada. Hasta hace un par de elecciones quedaba conforme con las visitas. Pero un día se enteró que existía Twitter. Y ahí vio cómo lavaban y secaban al sol cada una de sus palabras.

Los oficialistas tuiteaban: "La vecina Chola, con esperanza, disfruta la sombra de un ciprés antes de otro viaje soñado por los carriles exclusivos. #Cambiamos". Otros escribían: "Chola solo encuentra refugio al ajuste debajo de un árbol. Cada vez que el gobierno se lo poda, le desordena la espera de la 517 #AsiNoSePuedeSeguir". Los de más allá exponían: "Chola tiene un bondi que la deja cerca de la ancha avenida del medio. Pero por comprar yerba no le alcanza para el boleto #BajemosLosPrecios".

A Chola no le molesta que los candidatos ni sus ejércitos de sacadores de fotos le desordenen un poco la cocina. A esta altura, con que traigan palmeritas se conforma. Eso sí, para las próximas elecciones le gustaría que en lugar de preguntarle qué necesita, alguien le explique cómo piensa hacer para enderezar el país, la provincia, la ciudad. Yo no soy asesora política, me dice. Si quieren saber cómo se cambia un país, que estudien.

La tía se enoja un poco, pero se le pasa rápido. Suena el timbre. Pase m'hijo, le dice a un candidato. Lo ve flaquito, con cara de #MeHagoElCopadoPeroLaVerdadNiSabiaDondeQuedabaEsteBarrio. Chola pone la pava. Le dice si no quiere ir a la esquina a buscar unas facturas, ella paga. El candidato sale a la puerta. Para ir a la esquina pone el GPS.