Bahía Blanca | Martes, 07 de octubre

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El levantamiento de Jesús Capellini: un anticipo del golpe de Estado

El 18 de diciembre de 1975, con la conducción de Jesús Orlando Capellini, un alzamiento de la aeronáutica, lanza proclamas sobre Plaza de Mayo y el Aeroparque metropolitano desde aviones y helicópteros y exige la renuncia del comandante del arma, Héctor Fautario. Tras algunos días de negociaciones y la mediación del obispo de Paraná, monseñor Adolfo Tortolo, los golpistas deponen su actitud.

Ricardo de Titto / Especial para "La Nueva."

   El gobierno de Isabel Martínez de Perón (conocida como “Isabelita”), venía seriamente golpeado. Tras sufrir, en julio, la primera huelga general decretada contra un gobierno peronista y con ella la puesta en fuga del ministro José López Rega, no ha logrado estabilizar un gabinete más de dos meses. Incluso ella misma estuvo a punto de renunciar y, entre septiembre y octubre tomó una licencia médica delegando el gobierno en el presidente del Senado, Ítalo Argentino Luder. El alzamiento de la aeronáutica, pocos días antes de que termine el año evidencia la debilidad de las instituciones de la democracia ante el poderío militar: finalizado el episodio los hombres alzados en armas quedan impunes y solo Capellini, el jefe, recibe una detención transitoria impuesta por sus mandos y cumplida en una guarnición de la Fuerza Aérea. Además los sublevados obtiene un rotundo triunfo político: el comandante Fautario es reemplazado para el brigadier Orlando Ramón Agosti. Con su designación están a la cabeza de las tres armas las personas que conformarán desde el siguiente mes de marzo, la junta militar del “Proceso de Reorganización Nacional”.

Las provocaciones de la guerrilla

   Muy pocos días después, el 23 de diciembre, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) intenta copar el Batallón de Arsenales Domingo Viejobueno de Monte Chingolo. Es una acción desesperada y suicida que, además, refleja que su estructura está infiltrada por los servicios de inteligencia: el Ejército conoce el plan y espera el ataque con un operativo que causa un descalabro. El ERP pierde entre 80 y 100 de sus combatientes, muchos de ellos, jóvenes recién captados para la organización y con escaso adiestramiento.

   A esta altura la capacidad operativa de los grupos guerrilleros solo les permite hacer atentados y algún que otro golpe audaz pero están imposibilitados de emprender acciones de cierta envergadura. En diciembre el último foco de la guerrilla rural de latinoamérica originada por el guevarismo de los sesenta se reduce a algunas decenas de militantes aislados y cercados en el monte tucumano. Justamente allí es donde se realizan las primeras experiencias de “guerra sucia” y violación sistemática a los derechos humanos sobre la población. El accionar en Tucumán es un focalizado antecedente del terrorismo de Estado y merece denuncias que se publican en Francia, Suecia y España. El ejército, por su lado, replica que desde el 25 de mayo de 1973 ningún guerrillero ha sido condenado judicialmente.

Los noventa días

   Al día siguiente de la imprudente acción del ERP el general Jorge Videla elige hacer su mensaje navideño hablando a las tropas de Tucumán. Su mensaje, en realidad, está destinado a gobierno y a todo el país: “Es imprescindible que el pueblo argentino y sus Fuerzas Armadas tomen conciencia de la gravedad de las horas que vive la Patria [...] la delincuencia subversiva, si bien se nutre de una falsa ideología, actúa favorecida por el amparo que le brinda una pasividad cómplice. [...] Miramos consternados a nuestro alrededor y observamos con pena, pero con la sana rabia del verdadero soldado, las incongruentes dificultades en las que se debate el país, sin avizorarse soluciones. Frente a esta tiniebla la hora del despertar del pueblo argentino ha llegado. La paz no solo se ruega, la felicidad no solo se espera, sino que también se ganan”.

   A los memoriosos del último golpe dado al peronismo estos últimos hechos parecen traerles reminiscencias de otras épocas. Las palabras de Videla y la acción de Capellini recuerdan al 16 de junio de 1955, aquel ultimátum dado por la Marina que anunció el derrocamiento de Perón exactamente con tres meses de anticipación. Como había pasado aquella vez y también con el golpe de Onganía de 1966, Arturo Frondizi es uno de los que anuncia los acontecimientos. El MID se retira del Frejuli el 16 de diciembre de 1975: “El Estado marcha a la deriva” afirma Frondizi; Raúl Alfonsín, un mes después afirma que se vive en un “marasmo” y militares leales a la cúpula del Ejército asumen en puestos clave: el general Albano Harguindeguy pasa a revistar como Jefe de la Policía Federal y el general (RE) Otto Paladino ocupa la dirección del Servicio de Informaciones del Estado (Side).

   Al iniciar el año 1976 Isabel intenta convencer a las Fuerzas Armadas de instrumentar un plan similar a la “bordaberrización” del Uruguay en 1973, esto es, entregarle el poder de hecho, disolver el funcionamiento del Congreso, pero manteniendo la figura presidencial como imagen de “continuidad”. La crisis ya es tan profunda que el plan no tiene lugar y termina con el alejamiento del ala moderada, que representaban los ministros de economía e interior Antonio Cafiero y Ángel Robledo.

Un último intento

   El nuevo ministro de Economía, Emilio Mondelli, lanza un “Plan nacional de Emergencia” que, es una réplica atenuada del “rodrigazo” que había sido enfrentado en las calles en el invierno anterior: autoriza aumento en las tarifas públicas, devalúa el peso un 82%, solicita apoyo del FMI y otorga minúsculos aumentos salariales. El plan Mondelli y el anuncio del adelantamiento de las elecciones –con la expresa salvedad de que Isabel no se postularía para la reelección– son dos medidas que el gobierno cree que servirán para “calmar” a los militares y ganar tiempo. Como un calco de las jornadas de junio-julio, una ola de huelgas se levanta en todo el país y, otra vez, los líderes sindicales vacilan: las Coordinadoras de Gremios en Lucha movilizan a los obreros y llaman a parar contra el nuevo plan mientras se producen otras 37 muertes como consecuencia de acciones terroristas, la mayoría, realizados por grupos de ultraderecha.

   Guido Di Tella dice que los grupos de poder aplican sobre el gobierno la estrategia de la manzana podrida: “dejar que se pudriera hasta que la demanda pública de intervención militar fuese unánime”. Similar es la caracterización del historiador David Rock: “Mientras intensificaba la guerra con las guerrillas, el Ejército esperó hasta que los últimos vestigios del apoyo popular al gobierno se derrumbasen y el peronismo quedase deshecho.”

   Tal vez pueda verse el fenómeno desde el ángulo inverso y, en ese caso, la estrategia pasa a ser la del “limón exprimido”, al que se le saca todo el jugo posible (incitándolo a la ofensiva económica y represiva) antes de tirarlo. Sea como fuere, como parte de esas presiones, se sostiene a la presidenta “con la soga al cuello” y, en el parlamento se le inicia una causa acusándola de corrupción en el manejo de fondos de la Cruzada de Solidaridad Justicialista y se presentan pedidos de juicio político que, finalmente, no se efectiviza.

La crisis se para en la puerta de los cuarteles

   El 16 de marzo, con tono conmovedor, el jefe de la UCR, Ricardo “el Chino” Balbín, que antes había pedido poner coto a la “guerrilla fabril”, asegura al país “no tengo salidas”. En un tenor similar, aunque más verborrágico, se expresa Oscar Alende. Deolindo Bittel del Partido Justicialista busca variantes institucionales de salida a la crisis pero otros políticos, con menos pelos en la lengua como el ex marino Francisco Manrique son terminantes: “el pronunciamiento militar es inevitable ya que el vacío de poder alguien lo tiene que llenar”. Al limón isabelista no le queda más jugo. Una vez más los nudillos golpean en los cuarteles. Señala al respecto el periodista Pablo Mendelevich: “A fines de 1975 el sistema institucional estaba francamente roído, lo mismo que la confianza pública, mucho más dominada por el miedo que por la esperanza. Y la clase dirigente no era ajena al desgaste. Los obstetras del ‘Proceso’, más eficaces que los políticos, venían alfombrando el camino hacia el poder merced a la acción psicológica, a la guerrilla, a la Triple A fundada desde adentro del gobierno y a la grotesca inoperancia que éste mostraba para enfrentar la crisis. Recién en los días previos al golpe se hurgaron tres rutas institucionales para evitarlo: la asamblea legislativa que declararía la inhabilidad de la Presidenta y designaría un sucesor, el juicio político y la gestación de un acuerdo pluripartidario, encargado de elaborar un programa de emergencia. La primera variante, reclamada por la mayoría de los partidos, fracasó cuando el senador Ítalo Luder la tachó de improcedente. El juicio político fue bloqueado por los senadores peronistas. El tercer plan salvador sí avanzó. Los partidos asociados le pusieron fecha a una nueva comisión bicameral que elaboraría un programa de gobierno. La fecha era el 24 de marzo, por la tarde”.

   La falta de salidas que acusan Balbín y Alende no es distinta de la que reconoce el propio ministro de Economía Emilio Mondelli. En los primeros días de marzo, luego de desarrollar la gravedad de los índices económicos que hereda de las tres gestiones anteriores, caracterizada por una caída del PBI del 3%, una baja de la inversión del 24% y profundo déficit de la balanza de pagos que supera los mil millones de dólares, recuerda Antonio Brailovsky: “No atinó a dar ninguna explicación de por qué las cosas andaban tan mal. Simplemente, coronó su discurso con un versículo del Evangelio según San Juan: ‘Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres’.”

   Sin embargo el gobierno que ya casi nadie sostenía no atinaba a dar respuestas eficaces: “Un aplauso para el pobrecito Mondelli” es el premio que pide Isabel en la CGT y les reclama –con tono y gesto maternal– que “no sean malos con el ministro”. En veinte meses de gobierno, la inestabilidad política es la constante: en ocho ministerios han desfilado nada menos que 36 ministros.

Los desafiantes Montoneros

   Los Montoneros, por fin, en vez de apostar a que las luchas obreras y sindicales pudieran poner freno el inminente golpe, redoblan sus acciones provocadoras y lanzan la “Tercera Campaña Militar Nacional Montonera”: “Debemos enfrentar a un ejército que todavía es más poderoso que el nuestro –baja línea Evita montonera– y nuestra respuesta debe ser una guerra de desgaste, es decir aquella forma de combate que nos permita rehuir todo enfrentamiento decisivo. [..] La guerra de desgaste tiene por objetivos reducir, desmoralizar y desgastar las fuerzas del enemigo. [...] debemos multiplicar las pequeñas operaciones de hostigamiento con aniquilamiento de hombres y recuperación de armamento. Esto significa el ataque (indiscriminado) contra todo representante de instituciones represivas”.

   En la semana previa al golpe, informan informan Anguita y Caparrós en La voluntad, “mueren 8 policías de la provincia de Buenos Aires, 3 de la Federal, 1 de Córdoba, 1 de Rosario y a 3 “servicios armados de la patronal”, y había herido a otros 10 policías” y diversos actos de sabotaje, “elevando la moral de combate”.

   El vespertino La Razón del 23 de marzo destaca: “Es inminente el final. Todo está dicho”. Las fuerzas militares se han desplegado por demás en los dos últimos días. Sin embargo, no parece ver las cosas así Isabelita: en la víspera de su derrocamiento –según cuenta Emiliana López Saavedra– “festejaba con masitas y bocaditos el cumpleaños de una empleada suya en la Casa Rosada”. Entre los festejos extemporáneos y el vacío de poder solo media una diferencia de apreciación. En la siguiente madrugada, mientras se trasladaba hacia a residencia de Olivos la presidenta es, virtualmente, secuestrada y, descendida la aeronave en Aeroparque, se la traslada con destino incierto mientras en las radios –aun con noche cerrada-- las primeras proclamas militares anunciaban que las Fuerzas Armadas, por medio de una junta de Comandantes, habían asumido el gobierno.

   Un nuevo y trágico capítulo de la historia argentina comenzaba a escribirse.