Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La vida y personalidad del padre Francisco Del Brío, un querido “personaje” de la ciudad que llegó desde España

Su vida y su personalidad lo volvió un “personaje” de Punta Alta, esos que siempre se recuerdan y atesoran mil anécdotas. Con su sotana y sus borceguíes llenos de cal, dedicó su vida a levantar capillas en zonas humildes. Se trató del padre Francisco Del Brío, según el informe elaborado por el Archivo Histórico Municipal.

Nació el 4 de junio de 1911, en Salamanca, España, y en 1929 arribó a la Argentina.

Luego fue destinado a Punta Alta, y en 1951 el por entonces obispo de Bahía Blanca, monseñor Essorto, le encomienda la parroquia Sagrado Corazón. Aquella abarcaba los barrios Ciudad Atlántida y Mora, además de las zonas de Bajo Hondo, Las Oscuras y Pehuen Co.

Comenzó su obra en el barrio Mora, construyendo con sus propias manos la capilla Santa Lucía, pero su sueño era aún más grande.

Por ello le solicitó al obispo levantar una capilla en Ciudad Atlántida, una zona por entonces prácticamente deshabitada. Corría el año 1957. Así comenzó su segunda iglesia.

“Algunos sacerdotes me insinuaban que hiciera una iglesia grande, como la que estaba en el centro y yo tenía una visión completamente distinta, porque decía: 'qué hago yo con una iglesia grande en Ciudad Atlántida, si está vacía. Prefiero hacer una capilla pequeña, comenzar las obras del colegio, que eran mis ilusiones desde el principio'”, decía el padre.

En efecto, paralelamente a las obras de la capilla inició las gestiones ante el obispo para concretar la creación de un colegio y es así cómo nació el Instituto Canossiano Sagrado Corazón, inaugurado oficialmente en 1960.

Luego su obra se extendió a Bajo Hondo. Periódicamente asistía al club Brisas del Sud para dar comunión y así surgió la idea de levantar una capilla, inaugurada en 1967. En 1989, el Papa Juan Pablo II lo designó prelado de honor con el cargo de monseñor, aunque para todos siguió siendo el padre Francisco.

Falleció en la tarde del Viernes Santo de 1995, a los 83 años.