Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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La difícil tarea de “dejar de ocurrir”

Si durante tantos años siguieron cantando que Néstor no se había muerto, siendo la muerte la única certeza que nos da la vida, ¿cómo es posible que hoy alguien se sorprenda con la resistencia que ofrecen para admitir que se les acabó el tiempo y que, en unos pocos días, van a estar afuera del poder?

Para ellos, y sobre todo para Ella, prepararse a perder el poder deber ser lo mismo a estar muriendo.

El repetido hasta el hartazgo "Néstor no se murió..." y la marcha de apoyo a Cristina el 10 de diciembre, además del resto de las chicanas y pequeñeces de estos días, son gestos de rebeldía infantil o senil, (como se lo quiera ver), ante lo ineludible.

¿Comprenden ellos lo que les está pasando? Es difícil saberlo. ¿Comprende alguien a punto de cesar su existencia, lo rotundo de lo que está por emprender? "Dejar de ocurrir" debe ser algo desconcertante para quien se cree eterno. Debe obligar a una reafirmación propia, casi como un tsunami del yo.

Dicen que cuando alguien muere de un enfermedad terminal, llega a un estadío en el que solo le quedan fuerzas para pensar en si mismo. El enfermo se vuelve entonces completamente egoísta, porque no puede hacer otra cosa que vivir hacia adentro.

¿A Cristina le ocurre algo así? ¿Está en el momento en que solo le quedan fuerzas para pensar en ella y en ese desvarío autorreferencial arrastra a propios y ajenos a un charco de las malas artes y de pésima educación, a un barro de consecuencias durísimas para la gente común que se esperanzó con vivir normalmente con ella y sigue esperando vivir con normalidad sin ella? ¿Es eso o nunca tuvo límites? Otra cosa difícil de saber.

Lo cierto es que mientras sigue minando el camino de los que llegan, eludiendo la certeza del final con una versión del relato mezcla de realismo mágico y delirio, al punto que los nuevos enemigos son el Pato Donald (de pronto peleado con Zamba), mientras esto ocurre, el tiempo avanza inexorable. Espero poder cumplir la promesa de la semana pasada, de sacar del centro de la escena a los K, pero en esta oportunidad fui superado.