Monte Basket le tiró el peso de Starkey de su mayor experiencia a Olimpo

Redacción de La Nueva.

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Por Fernando Rodríguez / ferodriguez@lanueva.com

En medio de un clima que hacía tiempo no se vivía en el Polideportivo, anoche Monte Hermoso Basket derrotó a Olimpo, por 75 a 66, en el primer cruce de la temporada del TNA.

Los dos equipos y ambas parcialidades pasaron por estados de ánimos opuestos, porque el aurinegro mostró un mejor desarrollo durante 30 minutos y el rojo lo cerró muchísimo mejor.

El centro de atención, en el inicio, estuvo en la lucha Román González-Agustín Sánchez. El pibe, con menos kilos y años lo aguantó. Y el aurinegro, aprovechando que Monte carecía de variantes, se hundió, ayudó y pudo recuperar la pelota para salir disparado.

Con intensidad, atacando el cesto y Smith superando a Fioretti, escapó 8-0. El local reaccionó con mayor contención en la primera línea, impidiendo segundos tiros y, adelante, sin forzar con el Chuso el juego fluyó con mayor naturalidad: 14-13 arriba.

Con un trámite trabado por ambos lados, se hizo todo desprolijo. Monte perdió conexión con Román pero insistió, mientras que Olimpo se apresuró. Un par de triples (Chaves-Cecchi) le dieron algo de aire al aurinegro, aunque se olvidó de ir hacia adentro. El local, en tanto, tuvo algo más de claridad y aprovechó los recursos que sugieren sus nombres. No obstante, en un juego de bajo goleo, seguían sin sacarse ventajas.

Eso lo consiguió la visita en el inicio del complemento, alimentando el juego en la pintura. Y si bien Chiqui Sánchez salió por 5, Gutiérrez rompió, sacó faltas y le dio de comer a Smith, quien mostró recursos jugando de frente. Así el aurinegro sacó nueve de máxima. De todos modos, con 3-5 en triples (dos de Ortiz) y cuando la pelota le llegó a Starke, el local creció.

Y con él cobrando el protagonismo que le dio el equipo, además de Giarraffa desgastándose atrás y metiendo ritmo, sumado al oficio de Fioretti, el local lo quebró. Olimpo definitivamente no pudo correr y Monte, con el peso Starke se dio el gusto de darle rienda suelta a un festejo diferente.