La gran idea de Leonardo Valente podría hacerse realidad en 2016
Agencia NA
El bahiense Leonardo Valente sigue trabajando para convertir cualquier auto en híbrido para ahorrar hasta un 30% de combustible. La posibilidad de que se haga realidad podría salir a la luz en 2016.
Leonardo ganó el concurso de tecnología innovadora ImpacTec 2, organizado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, gracias a su proyecto Social POS, una plataforma que busca incluir comercios barriales al sistema de tarjetas usado para el pago de planes sociales.
Esa distinción le permitió acceder a una beca para asistir a la Singularity University, un campus para innovadores que tiene la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) en Silicon Valley, en San Francisco (Estados Unidos).
Allí, junto al chileno Christian Henríquez y el mexicano Javier Rincón Perezsandi, ideó un proyecto que podría ser adaptable a los 11 millones de autos que circulan por la Argentina y reducir en un tercio las emisiones contaminantes.
El método propuesto por estos tres estudiantes reemplaza los frenos traseros por un motor eléctrico y aseguran que puede adaptarse a cualquier vehículo lo que conllevaría un tercio menos de emisiones contaminantes, según una nota publicada en este diario en agosto de 2014.
--¿En qué consiste la iniciativa?
--Es la posibilidad de agregarle un kit eléctrico a cualquier auto chico o mediano que ya circula por el país impulsado solo con combustibles líquidos. Esto ahorra consumo de naftas o gasoil, reduce las emisiones contaminantes y al usuario le abarata los costos de traslado.
--¿Cómo es el funcionamiento del kit?
--Los motores son pequeños y van en las ruedas reemplazando a las campana de freno. Tienen un disco que reemplaza la función de frenado de la campana y aprovecha la energía cinética que produce el frenado. Una vez que esté desarrollado, colocarlo demandará el mismo tiempo que una conversión a GNC. No será difícil y como se trata de un componente eléctrico, hasta me imagino a un taller de audio haciendo la instalación.
--¿Ocupa mucho espacio en el vehículo?
--No. Lo único que ocupa espacio ahora son las baterías de almacenamiento de la energía, pero esperamos reemplazarlas por supercapacitores, que son más livianos.
--¿Los motores son construidos por ustedes?
--Los motores están pedidos y llegarán a mediados de enero. Por ahora vienen de China pero los muchachos de la empresa argentina AR Motos están haciendo uno. Y con ellos intentamos articular para ver si podemos usar su producto.
--¿En qué etapa del desarrollo están?
--Estamos trabajando para hacer prototipos locales de los coches ya convertidos en la Argentina, México y Chile, que es donde están mis socios, con 2 premisas muy claras. La primera es la uniformidad estética, para que los coches convertidos sean indistinguibles de cualquier vehículo. Y en segundo lugar, que el auto sea seguro y pueda cumplir con cualquier verificación técnica.
--¿Cuándo podría acceder un argentino a este dispositivo?
--Si nos va bien y conseguimos inversores, los kits podrían aparecer durante 2016. Actualmente, nosotros necesitamos entre 7.000 y 8.000 dólares para convertir un coche, pero la idea es que a lo sumo esto tenga un precio de mercado de alrededor de 2.000 dólares más impuestos.
--¿Cómo nació la idea?
--A mí siempre me gustaron los autos. Cuando fui a la Singularity University y pude caminar por Silicon Valley veía coches eléctricos o híbridos en todas las esquinas. Fue una de las cosas que más me sorprendió. Y junto a mis compañeros dijimos: ¿Por qué no podemos contar con nada de estos en nuestros países latinoamericanos?
--¿Está preparada América Latina para una iniciativa como esta?
--Aquí hay cultura de la conversión, si no fijémonos lo que ocurre con el mercado de GNC. Nosotros reconocemos lo que ya está hecho y buscamos crear un concepto de negocios, comercial y de producto como un todo: una cajita que conecta al auto existente. Es una idea mucho menos ambiciosa que pragmática.