El gobierno chocó con la realidad
Hace más de un mes que distintos funcionarios argentinos vienen arengando a favor de la pesificación de la economía.
Primero fue el titular de la UIF, José Sbatella, quien habló de pesificar "por las buenas o por las malas", pero luego siguieron el jefe de Gabinete en el Congreso, Juan Abal Medina, que habló de "desdolarizar la economía". Y al mismo tiempo los exabruptos del ahora senador Aníbal Fernández, quien tuvo que salir a disculparse. Eso sí, casi todos los funcionarios que piden pensar en pesos, ahorran en dólares.
No es casual: en realidad, el dólar es la moneda de ahorro para casi todos los argentinos que tienen capacidad para hacerlo. El peso pasó a ser una moneda meramente transaccional. Incluso, la mayor parte de los plazos fijos se mantienen a 30 días: las empresas y los individuos los mantienen inmovilizados por cortos períodos de tiempo, pero sabiendo que en cualquier momento pueden utilizar los fondos.
Axel Kicillof tuvo que salir con su estilo enfático (que hace recordar al de Domingo Cavallo) para calificar de "estupidez" las especulaciones sobre un proyecto para impedir el uso del dólar en la economía, por ejemplo para cerrar una compraventa de inmuebles. Pero antes de que se hiciera correr esta versión, habían sido varios los funcionarios argentinos que habían sugerido esta alternativa, por lo que resultaba verosímil que se estuviera estudiando un plan en esa dirección.
"Me calenté"
El senador kirchnerista Aníbal Fernández reconoció haberse equivocado al decir que tenía ahorros en dólares porque se le "antoja" y porque hace lo que quiere con su plata. Lo justificó así: "Me calenté, me hicieron calentar". Afirmó que sus dólares "no" los compró ayer, sino que los tiene desde "hace tiempo".
El gobierno ¿transmite confianza en el peso?
No hizo falta realizar grandes estudios ni encuestas para comprobar que un plan de "pesificación forzosa" de la economía no sólo no tendría los resultados esperados, sino que, por el contrario, tendría el efecto contrario en la sociedad.
La respuesta del público ante estas expresiones que partieron de altos funcionarios de la Casa Rosada fue contundente: más dolarización.
Los depósitos en dólares continúan sufriendo un continuo goteo, a un ritmo de 100 millones diarios, como informó el Banco Central para la semana del 21 al 24 de mayo. Y esta misma tendencia se mantuvo en esta última semana, ya que la caída se habría ubicado en unos u$s 500 millones adicionales.
De esta forma, el gobierno evitó vender más dólares por el refuerzo del cerrojo cambiario, pero terminó perdiendo más por la salida de los depósitos en moneda extranjera.
El impacto sobre las reservas es notorio, ya que en mayo cayeron por debajo de los u$s 47.000 millones, pese a que las compras del Central en el mercado superaron los u$s 1.400 millones.
Sorprende la obstinación de los funcionarios en recomendar la pesificación o criticar duramente a los que ahorran en dólares, explicando que se trata del 11% de la población. En realidad, la negativa de la gente a pesificarse se debe exclusivamente a la pérdida del poder adquisitivo de la moneda local por culpa de la inflación.
Hasta que no se encare un plan antiinflacionario en serio, se hable del gasto público y de la emisión monetaria, resultará imposible que se recupere la confianza en el peso.
Fue tal la confusión que se apoderó del público, pero también de los empresarios esta semana, que un banquero lo llamó al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a mediados de la semana con un pedido desesperado: "Por favor, no se les ocurra pesificar el pago del BODEN 2012", le dijo.
En medio de una carcajada llegó la respuesta de Moreno: "Los BODEN 2012 se pagan en dólares. No tenemos problemas con el mercado cambiario, lo único que está pasando es que falta un poco de oferta".
Esa falta de oferta en el mercado es lo que sigue empujando para arriba la cotización en el mercado paralelo, que finalizó la semana nuevamente rozando los 6 pesos.
El pago de sueldos, que comenzó el jueves y se prolongará hasta el martes o miércoles próximo, se sintió en el comportamiento del "blue".
Los empleados de sueldos altos confirmaron que el cerrojo cambiario continúa siendo muy estricto, ya que prácticamente nadie pudo comprar un solo dólar en el mercado oficial, incluso en aquellos casos de empleados que ganan sueldos superiores a los 30.000 pesos por mes en blanco.
Parte de esa demanda, como era esperable, se trasladó al mercado paralelo, que sigue sufriendo la misma situación de las últimas semanas: la demanda se amplía, pero la oferta de dólares no aparece.
El nerviosismo del gobierno por el comportamiento cambiario hay que entenderlo por el lado de las reservas. Pese a que en lo que va del año compró más de 6.500 millones, las reservas sólo aumentaron 600 millones, o sea la décima parte. El drenaje de los depósitos en dólares es uno de los motivos que golpean el stock.
Pero además se avecina la "temporada alta" en materia de vencimientos, ya que en el segundo semestre vencen más de u$s 4.500 millones entre el BODEN 2012 y el cupón PBI, lo que impactará directamente en el nivel de reservas.
"Los dólares están", confirmó una vez más ayer Kicillof. Que están no hay ninguna duda. Pero que cada vez duele más usarlos, tampoco.