Luis Misis Herrera difunde sus raíces a través del cine
Luis Misis Herrero --28 años-- es sociólogo recibido en la Universidad de Salamanca; nació en Segovia, pero reside en Bahía Blanca desde hace dos años y aquí recaló en busca de sus raíces.
Palmira San Juan, su abuela paterna, nació en Zamora, pero en 1919, con seis meses de vida, emigró a la Argentina con toda su familia.
Aquí, entre el verde de la plaza Rivadavia y calle Brown arriba, hasta Villa Mitre, se crió la mujer que fue deportada en 1934, tras la revolución de Uriburu.
"Sus años felices sucedieron aquí", cuenta el nieto quien, mañana, a partir de las 18, exhibirá en la sede Cultural de la Cooperativa Obrera el documental Amor San Juan, que refleja esa historia.
Filmada entre 2002 y 2006, la película fue exhibida en diciembre de 2006 en el auditorio de avenida Colón 80, y en una exhibición especial, al aire libre, en el centro de Villa Mitre.
Desde entonces, la cinta recorrió diversos festivales de cine, como Punto de Vista de Pamploma, el Festival de Cine Pobre de Cuba, en Doc Habib de Israel, en el Festival Pro Documentales de Albacete (España), en el Festival de Cine de Valparaíso (Chile). Consiguió, además, el premio al mejor guión en el Festival Filofest (Eslovenia) y una mención a la mejor unidad documental en el Festival Alcances (Cadiz).
Junto con ese filme, se proyectará Salamanca y la Guerra Civil Española, realizado por el mismo autor en 2007, por encargo del Ministerio de la Presidencia del Gobierno de España.
Asimismo, a partir del 6 de mayo, Misis Herrero ofrecerá un curso gratuito de Guión de Cine Documental, que constará de ocho clases, a realizarse los martes, de 17.30 a 19.30. La inscripción comenzará el jueves próximo, con cupo limitado.
Un país, un amor
-- La historia que presenta Amor San Juan es de una suerte de inmigración inversa. ¿Cómo surgió tu inquietud de venir hasta Bahía Blanca para reconstruirla?
-- Porque Palmira sentía que sus raíces estaban aquí. Cuando fue deportada, ella realizaba obras anarquistas en el Casal Catalá de esta ciudad. Llegó de vuelta a España en vísperas de la Guerra Civil y hablaba en "argentino".
"Yo hice todo el trabajo de recopilación en España, pero en el final, me dí cuenta de que el principio estaba aquí. Entonces decidí hacer un viaje. Me instalé seis semanas para rastrear los pasos de mi abuela en este país y empaparme del entorno, los lugares, la estética que ella había mamado".
-- ¿Tenías algún contacto en este medio?
-- No. Fue a partir de ese viaje inicial cuando realicé los contactos, comencé a conocer el lugar y a hacer también un proceso de búsqueda personal. Un nieto argentino busca sus raíces en España. Yo las busqué aquí y produjo un planteamiento de vida. Me radiqué aquí hace ya casi dos años.
-- ¿Tu abuela asistió a ese proceso?
-- Sí. Falleció durante la construcción del documental. La cinta está filmada a partir de sus testimonios grabados, una suerte de entrevista privada consigo misma. Cuando ella murió, yo recuperé esas cintas y armé la historia.
-- ¿Tu idea es vivir en nuestro país?
-- Al menos por un tiempo. Lo ideal sería ir yendo y viniendo entre España y la Argentina, donde deseo mantener un lugar de referencia.
"Todo depende de mi desarrollo laboral, claro. Por ahora estoy proponiendo proyectos para entidades privadas y gubernamentales de este y aquel país. En ese contexto fue que realicé Salamanca..., enfocado igualmente en la memoria y la reivindicación de ciertas figuras anónimas de la historia de los países".
Un protagonista sorprendente.
-- Mencionaste el proceso de construcción del guión documental. ¿Qué secretos guarda?
-- La base parte de unas ideas previas, pero continúa en la inmediata introducción dentro del objeto que se va a filmar, participar de su dinámica. Esto significa abrir los ojos y mantenerse atento y permeable a lo que sucede alrededor.
"De esas ideas iniciales a lo que termina siendo, hay muchos caminos, algunos que se van abriendo y otros que conducen a ninguna parte. Lo interesante es reconocer esas vías nuevas y dejarse llevar".
-- Es casi una aventura.
-- Porque el documental implica una reflexión acerca de los procesos, acerca de la posición que ocupa el otro que está siendo filmado, que te puede sorprender. Y lo interesante es que te sorprenda. Son personas reales, en situaciones reales y quien las rescata debe tratar de acercar al público a esa realidad.
-- El cine documental ha convocado una atención especial en los últimos años, al punto de realizar festivales exclusivos para este género. ¿Acaso la gente se ha cansado de las ficciones? ¿O encuentra que la realidad resulta, en ocasiones, más entretenida?
-- Posiblemente tiene que ver con cómo se está enunciando al otro. En el cine convencional, sobre todo en el que más nos invade, que es el hollywoodense, hay toda una estructura preconcebida y uno sabe qué va a suceder al final. Desde el documental, el mundo de posibilidades es mucho más amplio y cualquier situación puede ser acercada a otra persona u otro lugar. Estamos en un estadio donde queremos ver no sólo lo que queremos ver, sino lo que es.
-- ¿Te ocupan nuevos proyectos en nuestro medio?
-- Sí, claro. Estoy escribiendo guiones para otro documental, sobre teatro y maquillaje, y para un corto de ficción, que también puede reflejar muy bien la realidad. Los realizaría en Bahía Blanca. En todos los casos, sigo persiguiendo esta profundización de los lazos sociales.
María Inés Di Cicco