Bahía Blanca | Lunes, 29 de septiembre

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En Villa Floresta, nace la subunidad penal Nº 4

A buen ritmo avanza la construcción del establecimiento penitenciario de régimen cerrado, denominado subunidad Nº 4 de la unidad Nº 4, anexa a la cárcel local, la cual quedará terminada en aproximadamente 30 días. La obra, a cargo de las empresas Tecma SRL y Constructora Calchaquí SA, tiene un presupuesto de 6.779.939 pesos y su diseño fue realizado por el propio Servicio Penitenciario bonaerense, según pautas de funcionamiento y construcción basadas en los proyectos elaborados anteriormente por esa institución. Los planos de obras fueron posteriormente adecuados por la dirección provincial de Arquitectura.
En Villa Floresta, nace la subunidad penal Nº 4. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca


 A buen ritmo avanza la construcción del establecimiento penitenciario de régimen cerrado, denominado subunidad Nº 4 de la unidad Nº 4, anexa a la cárcel local, la cual quedará terminada en aproximadamente 30 días.


 La obra, a cargo de las empresas Tecma SRL y Constructora Calchaquí SA, tiene un presupuesto de 6.779.939 pesos y su diseño fue realizado por el propio Servicio Penitenciario bonaerense, según pautas de funcionamiento y construcción basadas en los proyectos elaborados anteriormente por esa institución. Los planos de obras fueron posteriormente adecuados por la dirección provincial de Arquitectura.


 El nuevo establecimiento tendrá capacidad para 192 personas y su funcionamiento será completamente independiente de la unidad 4 (incluso, en todos sus servicios y personal a cargo), con unos 2.200 metros cuadrados de superficie cubierta.


 Respecto de su composición edilicia, todas las dependencias están organizadas alrededor de un espacio central (playa de maniobras), al que se accede desde calle Guido Spano.


 Alrededor de ese espacio, se ordenan varios edificios complementarios, donde se alojan actividades de servicios generales, vigilancia y admisión.


 Como remate de ese conjunto, se ubican los dos pabellones independientes, destinados al alojamiento de los reclusos. Cada uno de ellos cuenta con 16 celdas, con sanitarios propios, y capacidad para seis personas, con 3 camas cuchetas cada unidad.


 Allí, se ubica, además, el sector colectivo de duchas, un patio cubierto con office, la sala de control y un patio de recreo.


 Cada celda dispone de 18 metros cuadrados (mide 6,40x2,80 metros) y cuenta con dos mesas, seis bancos y una estantería, todo resuelto en hormigón premoldeado.


 El edificio será calefaccionado por aire caliente y el mobiliario a proveer incluye sillas metálicas (105), bancos de madera (55) y camas cuchetas (96).


 Respecto de otros datos constructivos, son propios de este tipo de edificios, destinados a la detención de personas; por caso, plateas de hormigón armado, muros de bloques de hormigón macizos, carpintería metálicas con rejas y losas pretensadas en las galerías.


 Si bien la cárcel local se encuentra superada en su capacidad (tiene 531 detenidos y capacidad para 505), las autoridades de la unidad Nº 4 aún no pueden asegurar que una parte de esa población pueda derivarse a la nueva subunidad, ya que esta funcionará de manera independiente, aunque, de todas maneras, es una posibilidad de uso a considerar.

Ficha descriptiva

* Obra: Subunidad de la unidad Nº 4.
* Ubicación: Guido Spano, entre De Angelis y González.
* Monto de obra: 6.779.939 pesos.
* Capacidad: 192 plazas

Una historia de 96 años











 La cárcel de Villa Floresta fue habilitada el 24 de junio de 1909, con capacidad para 150 reclusos.


 Hasta esa fecha, y desde 1907, los detenidos estaban alojados en un galpón de calle San Martín al 300, al que se denominaba despectivamente "depósito de detenidos". Ese barracón era grande, ventilado e iluminado con claraboyas y doce focos eléctricos, aunque contaba con un solo baño y el agua se tomaba del aljibe.


 Respecto de la construcción de edificio destinado a servir como cárcel, el primer intento data de 1905, cuando la Provincia aceptó un terreno donado por la comuna local, en cercanías del cementerio. Ese proyecto se frustró y no fue hasta 1907 que se retomó la cuestión, aceptando el predio ofrecido por el vecino Apolinar Bañuelos, en el barrio de Villa Floresta.


 El 24 de junio de 1909, se hizo el traslado de los 167 presos al nuevo edificio.


 "Las condiciones de la nueva cárcel serán buenas. Aguas corrientes ya tiene y se instalará luz eléctrica, usándose de mientras faroles de petróleo", explicó este diario.


 El presidio fue considerado, aquel año, como el mejor de la Provincia. A lo largo del tiempo, hubo varias ampliaciones, hasta llegar a la capacidad actual de 505 detenidos.

Enfoque

"Volver a empezar"






 Pocas arquitecturas tan especiales como las de una unidad carcelaria. Pensadas para encerrar seres humanos, toda su resolución se basa en extremas medidas de seguridad. Pisos y paredes lisos, mucho hormigón, mobiliario de cemento anclado al piso y celdas que se adivinan demasiado pequeñas para alojar, cada una, seis personas.


 La vista al patio, que en un edificio tradicional suele ser recreativa y reparadora, es poco menos que desalentadora, con sus rejas, muros altos y el camino de ronda para los guardias. Ese será el hábitat de casi 200 personas que pasarán allí una estancia proporcional al delito cometido.


 En medio de la recorrida, pasamos por la futura sala de visitas, un amplio salón donde, además, se ubican tres habitaciones, para que los detenidos puedan estar en intimidad con sus mujeres.


 Allí, en el centro, una radio sonaba a todo volumen, ubicada sobre una banqueta. Como un juego del destino, se podía escuchar la canción "Volver a empezar" (que aún no termina el juego...), de Alejandro Lerner. Podría ser un símbolo, una esperanza para esa gente que difícilmente muera solamente los domingos.

Mario Minervino/"La Nueva Provincia"