Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Abril, de 16 meses, recibió el corazón de Ayelén, de 17

Las lágrimas de Carolina y Sergio Dispenza ya no eran de angustia anoche, cuando el parte médico confirmó que Abril, su bebita, había recibido el corazón de otra niña de casi su misma edad. Eran, claro, de felicidad y gratitud. "Estoy muy orgulloso de mi hija que es la que se `bancó' la operación y es la que se va a `bancar' el post operatorio", expresó Sergio con la voz quebrada por la emoción.
Abril, de 16 meses, recibió el corazón de Ayelén, de 17. El mundo. La Nueva. Bahía Blanca


 BUENOS AIRES (DyN/Télam) -- Las lágrimas de Carolina y Sergio Dispenza ya no eran de angustia anoche, cuando el parte médico confirmó que Abril, su bebita, había recibido el corazón de otra niña de casi su misma edad.


 Eran, claro, de felicidad y gratitud.


 "Estoy muy orgulloso de mi hija que es la que se `bancó' la operación y es la que se va a `bancar' el post operatorio", expresó Sergio con la voz quebrada por la emoción.


 "El resultado positivo del trasplante se debió en gran medida a que ella es una leona que tiene muchas ganas de vivir", agregó y luego alcanzó a decir que no tiene palabras para agradecerle al donante, el padre de una niña que murió en Santiago del Estero.


 El Jefe del Equipo de Trasplante Cardíaco del Hospital Garrahan, Horacio Vogelfang, aseguró que la niña se encuentra bien, aunque hay que esperar para evaluar la respuesta al trasplante.


 También precisó que el corazón comenzó a funcionar apenas fue implantado, lo cual es una señal muy alentadora.


 El trasplante culminó poco después de las 22, tras más de cuatro horas, y fue posible tras una ablación realizada en Santiago del Estero.


 El ministro de Salud, Ginés González García, quien acompañó a los padres de la niña, en el Hospital, aseguró que estuvo en constante comunicación con el presidente Néstor Kirchner para mantenerlo informado de la situación.


 Ignacio Vélez, del Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablaciones e Implante (INCUCAI), explicó que el corazón ablacionado es compatible en peso y tamaño pero no en el tipo sanguíneo, hecho que no impidió la operación.


 Dispenza contó luego que estará en deuda toda la vida con una mujer proveniente de Santiago del Estero que se le acercó ayer en las puertas del hospital y le regaló la imagen de una virgen de unos tres centímetros.


 "Ella me acercó a la fe de la que yo estaba alejado desde hacia mucho tiempo", expresó el padre de Abril, y las lágrimas le impidieron seguir hablando.

Todo contrarreloj




 El órgano fue obtenido tras una ablación realizada en la ciudad de Santiago del Estero a Ayelén, una beba de 17 meses declarada con muerte cerebral en la medianoche del viernes.


 Ayelén estaba en gravísimo estado desde hacía una semana después de que su familia, oriunda del partido bonaerense de La Matanza, sufriera un accidente automovilístico en el que murieron su madre y una hermana de 11 años.


 En horas del mediodía y luego de cumplidos todos los protocolos que exige la Ley Nacional de Ablación, el papá de la beba que se convirtió en donante.


 Enrique Pereyra autorizó la donación multiorgánica, que incluyó el corazón y el hígado.


 De inmediato, el Hospital Garrahan dispuso el traslado de un equipo de expertos, encabezado por el doctor Gerardo Naiman, que arribó a las 15 al Hospital de Niños Eva Perón de la capital santiagueña para concretar la ablación, que duró menos de una hora.


 El operativo de ablación y traslado del corazón demandó la participación de medio centenar de especialistas.


 El órgano fue trasladado en avión desde Santiago del Estero hacia el aeroparque metropolitano, desde donde una ambulancia del INCUCAI, custodiada por personas de las fuerzas de seguridad, lo llevó hacia el Hospital Garrahan.


 La caravana de vehículos que transportaba el tan esperado corazón para Abril fue recibido con aplausos por un nutrido grupo de vecinos y personal que la aguardaban en las puertas del centro asistencial porteño.


 El trayecto tuvo que ser efectuado con suma celeridad debido a que el órgano puede mantener los signos vitales sólo por un tiempo muy breve.

La donante




 El accidente en el que murió la niña donante se produjo el pasado 16 de este mes, a unos 150 kilómetros de la capital santiagueña, en la ruta nacional 155 que une la localidad de San Pedro Guasayán con la tucumana de Lamadrid.


 La pequeña, Ayelén Soledad Pereyra, estaba internada desde hacía una semana en terapia intensiva en el Hospital de Niños Eva Perón de Santiago del Estero por un traumatismo de cráneo.


 Producto del vuelco del automóvil en el que viajaban, fallecieron la madre de Ayelén, María Gloria Vázquez, de 40 años, y su hermana, Romina Pereyra, de 11 años, mientras que el padre salió ileso.


 Un destrozado Enrique Pereyra, el padre de la donante, expresó ayer que esperaba que su actitud de entregar el corazón de su niña "sirva de ejemplo" para que "otras familias tengan el mismo coraje".


 Pereyra conducía su automóvil el 16 de enero a las 11.30 de la mañana cuando se quedó dormido y el vehículo dio un tumbo que provocó que sus dos hijas salieran despedidas por el parabrisas.


 El fue el único que salvó su vida porque llevaba puesto el cinturón de seguridad.

Con el Presidente




 El viernes, Sergio Dispenza --el padre de Abril--, al borde del quiebre ante la demora en la llegada del corazón que pudiera salvar la vida de su beba, fue personalmente a la Casa Rosada a pedir ayuda al Presidente de la Nación, quien se comprometió a darle todo el apoyo necesario.


 No había solicitado audiencia previa, pero el pedido encontró eco y en pocos minutos se abrió la puerta del despacho presidencial para recibir al desconsolado padre.


 "Me habló como un padre y se comprometió a hacer todo lo que esté a su alcance para ayudar a Abril", señaló Dispenza después del encuentro, del que también participó el ministro de Salud, Ginés González García.

Pionero. El doctor Horacio Vogelfang es el jefe de Transplantes del Hospital Garrahan, donde el 4 de octubre de 2000 se cumplió el primer transplante cardíaco. Esa intervención salvó la vida de la bahiense Sabrina Mesa, quien por entonces tenía 9 años y padecía, desde bebé, de una miocardiopatía dilatada, enfermedad del músculo cardiaco que afecta las funciones de expulsión de la sangre por parte del corazón.
Sabrina, restablecida, está en su casa desde el 28 de noviembre de ese año.