Estudiar abogacía con los pies en la tierra
Aprender a ser y a hacer no es materia ni de teorías ni clases magistrales, sino que puede, efectivamente, absorberse mediante el compromiso y la práctica diarios. Ese es el modelo para imitar en nuestro país.
La facultad de Derecho de la privada Universidad de Palermo desarrolla, desde hace seis años, una experiencia innovadora que, bajo la denominación Clínica Jurídica, se expresa en dos ejes fundamentales:
* Pone a sus estudiantes de abogacía en contacto con casos que afecten cuestiones sociales (discriminación y racismo, entre otras).
* Ofrece a la gente un servicio de consultas gratuitas.
La consigna es no ocuparse de cuestiones individuales, sino tomando casos que involucren a un gran número de personas y que resulten de interés público.
"Queremos que el alumno conozca al cliente y a los tribunales. En la actualidad, ingresar a la facultad, sin entrar a la profesión", argumentó el decano del área, Martín Bohmer.
"La tradición en derecho es que los alumnos aprendan los códigos de memoria y, luego, cuando son abogados tienen el monopolio de la Justicia porque conforman corporaciones tan poderosas que son las únicas que tienen acceso a los decretos y a las que nada les pedimos a cambio", continuó.
Bohmer explicó que existen tratados internacionales sobre derechos humanos donde se establece que ningún acusado puede carecer de un abogado defensor.
Ejemplos. Una muestra clara de esta operatoria tuvo por foco a las heladerías Freddo, que no incorporaba mujeres y gracias a la intervención de los alumnos y profesionales de la Clínica Jurídica comenzó a hacerlo.
También tomaron cartas en un pedido formulado por la comunidad mapuche del Neuquén, que solicitaban clases en su lengua. Consecuencia: se les habilitó una escuela bilingüe.
Los estudiantes de la Universidad de Palermo tienen otros casos interesantes bajo su análisis:
* La accesibilidad al transporte público de personas con movilidad reducida.
* La tramitación del suministro gratuito, por parte del Estado, de una hormona de crecimiento a chicos con trastornos de estatura.
* La incorporación del lenguaje de señas a la currícula oficial para la educación de sordos e hipoacúsicos.
* La búsqueda de planes de vivienda accesibles para personas sin techo y que pagan hoteles en la Capital Federal.
Laura Hojman/Agencia DyN