Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El Museo del Deporte de la ciudad lleva el nombre de Atilio José Fruet

   Fruet fue uno de os fundadores del museo y su gran impulsor. La ordenanza fue aprobada por unanimidad.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Por unanimidad, como no podía ser de otra manera, el Concejo Deliberante aprobó la ordenanza por la cual se le asigna el nombre de José Atilio Fruet al Museo del deporte de nuestra ciudad, del cual el destacado basquetbolista fue fundador y gran impulsor,.

   La designación coincide los primeros diez años de existencia del Museo –con sede en Drago 45, torre Bicentenario—una entidad que busca consolidarse como un espacio de jerarquía y tener la mayor visibilidad posible.

   Es el más joven de los museos bahienses y poco a poco, y con mucho esfuerzo, ha logrado ganarse su lugar entre un grupo de espacios similares y con historia, como son FerroWhite, Museo del Puerto, 2 Museos -Bellas Artes + MAC-, Museo y Archivo Histórico, Museo Fortín Cuatreros, Museo del Deporte y Museo de Ciencias.

    Curiosamente, es el único que no depende del Instituto Cultural, sino que está bajo la órbita de la subsecretaría de Deportes. Christian Díaz, director general de Museos de Bahía Blanca, mencionó que realizará gestiones para que retorne al grupo de todos los museos, reconociendo el enorme potencial que tiene. “Para mí es el principal museo para la ciudad. Por eso la idea de traerlo otra vez al área de cultura, para darle más visibilidad y generar más actividades. En un lugar muy convocante, que tiene todo lo que tiene que tener para ser exitoso”, señaló.

    El museo del Deporte se creó con la premisa de “poner en valor y resguardar el patrimonio deportivo de la ciudad, con diferentes disciplinas deportivas, material fotográfico, bibliográfico y audiovisual, además de sumar objetos de distintos deportistas, como medallas, camisetas y copas”. Hoy suma más de mil objetos donados por deportistas de todas las disciplinas.

De la estación

   Los comienzos de la entidad fueron muy precarios, ocupando un espacio que podía resultar muy “colorido” pero que ofrecía muchas limitaciones, como era el hall de espera de la estación del ferrocarril Sud, en avenida Cerri al 800.

   Era un lugar reducido, poco visible, oscuro y que además seguía funcionando como sala de espera, con lo cual se dificultaba su control y funcionamiento. Al punto que en 2013 decidió cerrar sus puertas luego de que robaran material muy valioso, como eran las camisetas que Alberto Espil y Rodrigo Palacio usaron durante su paso por el seleccionado de básquet y de fútbol respectivamente.

   Finalmente el 4 de diciembre de 2015 se instaló en la planta baja de la flamante torre Bicentenario, ocupando una superficie de 500 metros cuadrados, espacio diseñado especialmente para la exhibición de objetos –con una muestra permanente y otras rotativas—además de disponer de un bar temático y espacio para conferencias y charlas.

El nombre de Lito, el homenaje merecido

   Los diez años del Museo es una fecha especial que las autoridades de la entidad buscan aprovechar para mejorar sus instalaciones –hace falta reponer luces, generar una cartelería que le dé más visibilidad al lugar, sumar mobiliario especial para exhibición de ciertos bienes y realizar tareas de mantenimiento—para lo cual se está pidiendo la colaboración de instituciones y actores privados, más allá que desde el propio municipio se asumió la tarea de ponerlo en valor y mejorarlo en su totalidad.

   “A veces la gente no entra porque el museo está un poco escondido, necesitamos plotear el frente y colocar tótems en la peatonal Drago que marquen su presencia”, señala Claudio Velázquez, coordinador del lugar.

   El siguiente objetivo se ha cumplido, al asignarle el nombre de Atilio José Fruet, una de las figuras más destacadas del básquet local, fallecido el 23 de octubre de 2018, ocho veces campeón provincial con la camiseta de Bahía Blanca, seis veces campeón argentino con el seleccionado de provincia, capitán del seleccionado nacional, con dos mundiales en su haber.

   Lito, que este mes hubiese celebrado sus 80 años de vida, fue fundador y el gran impulsor del Museo. Los primeros elementos importantes que contó el lugar fueron gestionados por él, que en persona iba casa por casa de deportistas para conseguirlos. “Que fuera Lito quien llamaba era suficiente para que le confiaran camisetas, trofeos y otros testimonios. Además le dedicaba tiempo, le ponía la misma garra que cuando era jugador”, señaló Velázquez.

Qué se puede ver

    No es simple resumir más de mil objetos de deportistas disponibles en el museo. Pero una escueta enumeración puede graficar esa riqueza. Están las camisetas del tenista Guido Pella, de los futbolistas Germán Pezzella y Lautaro Martínez, campeones de América, y de Manu Ginóbili. Hay una chaqueta y casco del automovilista Evaristo “Nene” Plano, pertenencias de José Ignacio De Lizaso, zapatillas de Alejandro “Puma” Montecchia y trofeos obtenidos por Alberto Pedro Cabrera.

Roberto Seibane, el otro gran reconocimiento

   La sesión de ayer sirvió también para designar Personalidad destacada de Bahía Blanca al ingeniero Roberto Seibane, quien se desempeña en la Asociación Bahiense de basquetbol y tiene a cargo llevar las estadísticas del básquet local, desde 1929 a la fecha, en todas las categorías y divisiones.

   Un trabajo meticuloso, de mirar hoja por hoja diarios de época, de buscar planillas, testimonios, fechas y anécdotas. Goleadores, clubes, finales, partidos suspendidos, récords, efemérides. Todo un trabajo que conforma un verdadero tesoro para la capital del basquetbol y que es tan artesanal y específico que ni siquiera los mejores buscadores de internet logran llegar a ese preciado material patrimonio de todos los bahienses.