Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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No es el trabajo, es el jefe

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   Si el trabajo ideal no existe, si no hay posibilidades de cambio y si la situación puede tornarse insostenible hay que apelara a las habilidades emocionales para sobrellevar la experiencia o al menos controlar los daños.

   Ahora bien ¿qué sucede cuando el trabajo gusta, el ambiente es aceptable, el sueldo es acorde, hay posibilidades de desarrollar la creatividad y hasta se puede proyectar un crecimiento pero el jefe/jefa es insoportable?

   Las condiciones favorables son relevantes sin embargo no son suficientes para lidiar con un jefe desagradable y permanecer en ese trabajo. Por eso conocer los estilos de líderes, en este caso negativos, puede ser una de las llaves que permita abrirte camino o al menos sobrellevar la situación.

  En el libro El anti líder. Por qué las personas no renuncian a las empresas sino a sus jefes, Andrés Hatum, escribe un ensayo en el que aborda de una forma original cómo trabajar e incluso sobrevivirlos a estos seres que en ocasiones los define como “monstruosos”.

   Si bien ya es más frecuente hablar de mobbing, acoso laboral o maltrato, no implica que se denuncie o aborde el problema, pues el miedo a perder una fuente de ingresos termina revictimizando a quien padece a un jefe que es un verdadero tormento.

   No obstante el autor establece una tipología respecto de jefes y de las formas en que se ejerce el rol.

   El jefe maquiavélico es el que despliega como estrategia un juego de poder. Es aquel del que nunca te podés fiar, pues te dice que está todo bien, que todo marcha sobre ruedas y es el primero en clavarte el puñal. Lleva un tiempo advertir su conducta y es típica en los psicópatas.

   El que maltrata, es agresivo e imparte órdenes a los gritos es el que se denomina jefe bestial. A diferencia del anterior es fácil detectarlo, su presencia y sus pedidos nunca pasan inadvertidos.

   El jefe narcisista es aquel que jamás va a tolerar tu crecimiento y si además sos destacado y le hacés sombra te hará “la vida a cuadritos” y te va a pisar en cuanto pueda. Mira su propio ombligo y se admira a sí mismo frente al espejo, por lo tanto no puede ver lo que ocurre a su alrededor; como es obvio en este caso siempre se rodea de obsecuentes que lo adulan.

   Intuyo que a estas alturas ya estás estableciendo asociaciones y si, a mí también se me atraviesa algún que otro jefe.

   Por último, el autor hace referencia al jefe abusivo. Este erosiona o intoxica a la organización; coopta a quien trabaja en su equipo y busca mantener a sus colaboradores alineados, por lo tanto no habrá disenso ni creatividad.

   Entender que evaluar el desempeño no solo es una acción descendente que la ejerce quien tiene el poder habilita una esperanza, pues en grandes organizaciones los trabajadores también evalúan el desempeño de las autoridades.

   Tomarse un tiempo para conocer a tu jefe te aleja del padecimiento porque te permite saber cuál es su estilo de juego. Mientras dedicás tu energía en preservarte de este ser nocivo y buscás nuevos horizontes, te sugiero que hagas como “el caballo de calesita”, decí todo que sí sabiendo que en definitiva esto será parte de tu biografía laboral porque hasta en el peor de las situaciones siempre hay una opción.