¿Cuál es el plan de la UNS para su futura ciudad universitaria?
Se plantea un paquete de obras que incluya la construcción de cada año de al menos 1.500 m2 de infraestructura académica, entre aulas, Departamentos, laboratorios y bibliotecas.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Según proyecciones realizadas por la Universidad Nacional del Sur (UNS), en los próximos 50 años crecerá en un 70% el número de alumnos que asistirán al campus que la casa posee en Altos del Palihue, pasando de los 10.191 alumnos censados en 2020 a 27.341 en 2070.
De acuerdo a esas estimaciones, la universidad necesitará tener un crecimiento edilicio adecuado para atender esa demanda, el cual se plantea materializar en las tierras disponibles que hoy ocupa el campus más la ocupación de terrenos que la Casa posee sobre avenida Cabrera, aquellos que en 2013 fueran generadores de una gran polémica por la decisión del rectorado, luego cancelada, de ponerlos en venta.
En tren a esas expectativas de crecimiento es que fue aprobado recientemente el Plan Maestro de la Ciudad Universitaria, que plantea un plan de obras que incluya la construcción de cada año de al menos 1.500 m2 de infraestructura académica (aulas y Departamentos), desde acá a 2070, otros 950 m2 destinados a laboratorios, bibliotecas y administración, 450 m2 para comedor, proveeduría, sala médica, guardería y lactario y 550 m2 para unidades de viviendas estudiantiles.
A esa superficie construida se deben adicionarse 5.825 m2 anuales de los llamados “intercambiadores ambientales”, espacios forestados, equipados, regados e iluminados, que hagan de retención de la humedad del suelo para garantizar una respuesta adecuada ante lluvias importantes y generen espacios verdes que puedan también ser utilizados por la comunidad en general.
En resumen, la UNS debería -para alojar a esa matricula activa de 2070 en condiciones de accesibilidad y sin impactar negativamente en el sector, construir a un ritmo de 3.450 m2 cubiertos y 6000 m2 de espacio verde cada año, lo cual representa una inversión cercana al 20% del presupuesto de la UNS, el cual en 2024 fue de 36 mil millones de pesos.
De esta manera se confirmaría la consolidación que se viene verificando desde hace dos décadas, de una verdadera Ciudad Universitaria, ocupando las 130 hectáreas de tierra que la universidad adquirió en 1967, con diez años de existencia y apenas 800 alumnos distribuidos en 15 carreras.
Lo existente
Lo singular del caso es que el crecimiento edilicio que experimentó el campus en los últimos 20 años se realizó sin un plan maestro o director global, es decir, sin disponer de una visión integral de cómo ir ocupando las tierras, más allá de varias iniciativas que hubo a lo largo del tiempo por disponer con esa documentación.
Finalmente este año llegaron a buen término las iniciativas de la Secretaria General de Relaciones Institucionales y Planeamiento de la UNS, al firmar un convenio con la municipalidad con el objetivo de “convalidar a nivel provincial el Plan director del Campus, determinando sus objetivos y tareas”, al tiempo que el Consejo Superior Universitario asignó la tarea de generarlo a la comisión de Master Plan, un cambio significativo en cuanto al tipo de gestión, con organicidad institucional, continuidad y plazos concretos de finalización.
Las decisiones
Una de las primeras consideraciones adoptadas fue establecer restricciones en el uso del suelo, evitando acciones que aumenten su impermeabilización o que generen un incremento del riesgo de inundación, tanto en el campus como en los barrios aledaños.
En estos últimos años ha habido además una importante evolución urbana en el sector, la cual no puede ser ignorada y que exige generar una red de calles ordenadoras, de manera que ciertos edificios del complejo se vinculen de manera adecuada con la ciudad y con la región. Eso se lograría generando eje la llamada “Avenida del Valle”, la cual hará de interface entre los barrios y las áreas académicas.
Complementariamente, el plan incluye varios espacios de ocio y uso deportivo, una propuesta no menor ya que los mismos se proponen como ámbito de socialización tanto de los usuarios del campus como de la población vecina.
Por otro lado, al equipamiento propiamente académico incluirá un conjunto de edificios destinados a usos complementarios, que eviten la necesidad de trasladarse al centro, dando continuidad al tejido residencial, como comercios, escuelas y comedores.
El programa plantea estos espacios para favorecer al encuentro entre universidad y región, con la unificación y cesión de trazas de varias calles y así favorecer la conexión inter barrial.
El plan exige además un desarrollo integral de la infraestructura, para atender las necesidades actuales y potencializar las futuras actividades, es decir que la obra edilicia será posible si es acompañada por la correspondiente provisión energética, de agua, gas y cloacas.
En síntesis, en los próximos 50 años se pretende sumar al actual campus nueve cuerpos de aulas, edificios para seis departamentos académicos, laboratorios, centros de computación y de educación a distancia, instalaciones para las escuelas medias, guarderías, lactarios, salas médicas, comedores, centros de convenciones, secretarías del rectorado y la biblioteca central, entre otros, sumando unos 137 mil metros cuadrados distribuidos en 70 hectáreas de tierra, dando forma así a una verdadera ciudad universitaria.
Un poco de historia
En enero de 1967, la Universidad Nacional del Sur recibió varias propuestas para la adquisición de cien hectáreas de tierras, con la idea de erigir su Ciudad Universitaria, de cara al constante crecimiento que venía teniendo.
A once años de su creación, buscaba ordenar ese crecimiento edilicio de acuerdo a la práctica de las principales universidades del mundo, una idea impulsada por Aziz Ur Rahman, docente nacido de Nueva Delhi, India, contratado en 1959 por la universidad y que fuera electo rector por dos períodos consecutivos, entre 1961 y 1967.
Las propuestas recibidas fueron tres: Eduardo, Francisco y Néstor García Moreno presentaron 173 hectáreas en el kilómetro 9 de la ruta 33; Guido Robiolio, 67 hectáreas en las chacras 50 y 57 y, finalmente, Samuel Liberman y Magdalena Iguacel de Satti, 182 hectáreas cercanas al Palihue.
Sin embargo la compra finalmente se realizó con una propuesta de la familia Iturraspe Vitalini, 134 hectáreas en Altos del Palihue.
En enero de 1968, Manuel Gómez Vara, nuevo rector, firmó el contrato de la compra y de inmediato se formó una comisión para ejecutar un plan director. Para eso se convocó a un concurso nacional de ideas mientras se puso en marcha la construcción de un monoblock que sería destinado a servir como residencia y comedor estudiantil.
Entre tanto, la cooperadora de la UNS procedió a la venta de las tierras que originalmente se pensaron con ese destino. El comprador fue la municipalidad y el lugar fue ocupado por el barrio Comahue.
Pese al entusiasmo inicial, la Ciudad Universitaria entró luego en un largo olvido y los planes de crecimiento se fueron generando en otros ámbitos. Hasta que finalmente en enero de 2006, al celebrar la UNS sus 50 años, se colocó la piedra fundacional. Un año después, 2007, quedaron habilitadas las primeras aulas, dando paso a un crecimiento que desde entonces mantuvo continuidad, sumando edificios departamentales y de usos complementarios.
Se estima que en la actualidad cerca de 15 mil alumnos concurren al lugar a cursar sus materias.