Bahía Blanca | Domingo, 31 de agosto

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Bahía Blanca | Domingo, 31 de agosto

Olimpo fue de más a menos y quedó igual que Atenas: 0-0 en un Carminatti pasado por agua

El aurinegro empató en su última localía en el Nonagonal y sigue en zona de clasificación. La cancha se bancó la lluvia y permitió que se jugara sin problemas.

Groba intenta superar Alan Fernández. Fotos: Emilia Maineri-La Nueva.

De mayor a menor fue el partido que jugó esta tarde Olimpo, en el empate sin goles ante Atenas de Río Cuarto, que aún no le permite asegurarse su lugar entre los cuatro primeros del Nonagonal a falta de dos fechas (tendrá libre la próxima).

En un partido que estuvo marcado por la leve pero incesante lluvia que cayó en nuestra ciudad, el aurinegro y el equipo cordobés repartieron un tiempo para cada uno.

No paró de caer agua.

Es imposible soslayar el factor climático a la hora de analizar el juego de hoy, porque si bien el campo de juego del Roberto Carminatti soportó de gran manera, la tormenta que afectó en las últimas horas a Bahía incidió en el desarrollo del encuentro.

Una cancha extremadamente blanda y que con el correr de los minutos fue sufriendo el pisoteo y acumulando charcos, obligaba a realizar un juego distinto a un contexto habitual o al menos a tenerlo en cuenta a la hora de plasmar una idea o intentar una acción individual.

Los pases debían ser al pie y no al espacio, porque una vez que la pelota picaba era incontrolable y muchas veces terminaba afuera. Además, cualquier amague dejaba desairada a la marca y el ir al piso era una lotería que muchas veces terminaba con falta y amarilla.

En ese contexto difícil para el juego y con una muy buena conducción del árbitro Maximiliano Manduca, Olimpo fue creciendo luego de un comienzo chato y arrancó mucho mejor pisado en la gris tarde bahiense.

Para resumir lo bueno hecho por el dueño de casa en la primera mitad, se puede explicar que puso a sus dos "9" mano a mano con el arquero visitante, con jugadas francas y de frente al arco. 

Eso se dio en el marco de un equipo que logró tener peso ofensivo gracias al desequilibrio de Amarilla por derecha, a los buenos pasajes de Groba como enlace entre el medio y los atacantes y a un orden general que le permitieron ser superior a su rival, que en ese primer tramo estuvo lejos de Lungarzo y, también, de mostrarse amenazante.

No obstante, Olimpo no pudo capitalizar ese buen pasaje en goles.

A los 25 minutos, fue Murialdo que tuvo la primera gran chance tras recibir entre los centrales un muy buen pase de Groba, pero luego de un buen control el grandote delantero aurinegro tardó en definir y entre el gran cruce de Federico Pereira y la salida del arquero Geist le sacaron el gol.

Luego, Diego Ramírez intentó de afuera con un remate que, si bien fue débil y bien controlado por el golero, marcaba una buena tendencia para el local.

A penas 9 minutos después de aquella chance de Murialdo, fue el otro atacante el que tuvo el grito de gol en sus pies.

Martín Prost, voluntarioso y colaborador con el equipo, recibió un buen pase de Amarilla (de la derecha hacia el centro) y picó en soledad hacia el arquero, aunque su definición de primera (quizás algo apresurada) terminó siendo un remate rastrero y sin potencia que se durmió en las manos de Geist.

Aprovechando dos veces la defensa abierta de Atenas, Olimpo había logrado algo sumamente complejo para este tipo de partidos: poner a sus delanteros cara a cara con el arquero. Pero los "9" no tuvieron finos y el equipo bahiense no pudo traducir en goles el merecimiento.

Porque a eso se le sumó un cabezazo en soledad de Martín Ferreyra (definió alto) y el aurinegro ya había llenado suficiente casilleros para merecer irse al descanso con algo más que un 0 a 0.

Al regreso de los vestuario y mientras el agua seguía haciendo de las suyas, la tónica del juego fue totalmente otra.

En esta mitad fue la visita la que se sintió más cómoda en el partido, empezó a ganar los duelos individuales, se plantó en campo rival y generó peligro ante un Olimpo que no supo lidiar con la urgencia de saber que había en juego tres puntos que eran fundamentales para la clasificación a cuartos de final y nunca logró reaccionar.

En ese contexto, el equipo cordobés empezó a crecer colectivamente a partir de la levantada de sus individualidades, Argüello comenzó a manejar el medio y Antú Hernández se fue llenando de confianza arriba, jugando como punta de lanza, pero sin dar referencia y poniendo al servicio del equipo su talento y, sobre todo, su viveza.

El pampeano entendió a la perfección como debía jugarse el partido, supo pivotear y también complicó cuando se puso la cancha de frente o intentó desequilibrar en velocidad.

Con esa fórmula, Atenas mantuvo el orden y de a poco se fue animando y creyendo que podía llevarse algo más que un punto del Carminatti.

Mientras que Olimpo, a su vez, fue perdiendo las formas, empezó a jugar contra el rival y, también, con la urgencia de saber que los minutos pasaban y la victoria no llegaba.

Encima, en el arranque del complemento perdió al que había sido el más desequilibrante de la tarde, porque Amarilla debió salir por una molestia (según explicó el DT en conferencia).

A ese combo se le sumó que los relevos no llegaron con soluciones desde el banco (ingresaron Espejo, Coacci, Villacorta y Gallegos) ni pudieron inyectarle frescura al ataque, que con el correr de los minutos se fue desvaneciendo y volviéndose repetitivo y predecible. Sobre todo con envíos largos y frontales que casi siempre encontraron bien parada a la defensa de Atenas, que en ningún momento se vio acorralada.

La visita, en tanto, mandó a la cancha Franco Pérez para que se faje con Moiraghi (de buen partido) y soltó más a Antú y también renovó el aire por afuera, ya jugando con sus volantes posicionados algo más bajos. Así, acumuló un par de chances de riesgo, que hicieron revolcar a Juan Pablo Lungarzo, quien respondió de buena manera las pocas veces que debió intervenir.

Así las cosas, la tarde gris y que amenazaba con oscurecerse del todo (el árbitro Manduca se acercó a consultar por las luminarias del estadio en un momento), se fue desvaneciendo y el aurinegro nunca encontró la tranquilidad necesaria para ser el de aquel buen y prometedor comienzo.

Lo cierto es que repartieron un tiempo para cada uno y el empate terminó siendo justo en el Carminatti, en quince días cada uno sacará cuentas y sabrá si sumó un punto o perdió dos.

Por lo pronto, Olimpo sigue en zona de clasificación y pese a que resta un partido (se postergó Argentino de Monte Maíz-Costa Brava) terminará la séptima fecha como segundo.

La próxima semana purgará la jornada libre y luego visitará a Cipolletti sin su capitán (llegó al límite de amonestaciones) en la última fecha del Nonagonal.

*La síntesis

Olimpo 0

Lungarzo 6

Vivas 5
Moiraghi 6
Ferreyra (c) 5
Vega 5

Villagra 5

Amarilla 6
D. Ramírez 5
Groba 6

Murialdo 4
Prost 5

DT. Mauricio Giganti

Atenas RC (0)

Geist 6

L. Pérez (c) 6
Araya 5
F. Pereira 6
A. Fernández 5

Mucignat 5
Argüello 6
Alcaraz 5
Palavecino4

M. Martínez 5

A. Hernández 6

DT. Martín Leiva

-PT. no hubo goles.
-ST. no hubo goles.

-Amonestados. Murialdo (25m.), Ferreyra (30m.), Groba (49m.) y Villacorta (60m.), en Olimpo; Argüello (37m.), Palavecino (44m.) y A. Hernández (85m.).

-Cambios. 57m. Coacci y Villacorta por Amarilla y Murialdo y 68m. Espejo y Gallegos por Groba y Ramírez, en Olimpo: 61m. F. Pérez y Mana por Palavecino y M. Martínez y 84m. Azcurra y Tuset por Mucignat y A. Hernández, en Atenas.

-Árbitro. Maximiliano Manduca (6).

-Cancha. Olimpo (buena).


*Pasado por agua

La tormenta de Santa Rosa que se posó este fin de semana en Bahía y en gran parte de país le dio un marco particular al partido de hoy.

Si bien el barro, los charcos y el agua estuvieron presentes, cabe mencionar que el campo de juego del Roberto Carminatti superó con creces la prueba de esta tarde.

Además, los hinchas acompañaron pese a la desapacible tarde, aunque aguantaron lo más que pudieron resguardándose del agua bajo techo hasta que el árbitro pitó el inicio.

Algunos, como los jueces de línea Mariano González y Maximiliano Moya, eligieron los guantes para protegerse del frío y cuidar que no se caiga la bandera.

Los entrenadores Mauricio Giganti y Martín Leiva con piloto, campera y gorro... todo valía y nada era suficiente para evitar mojarse.

Los reporteros gráficos cuidaron los equipos, aunque no pudieron evitar empaparse en busca de la foto.

Y, sobre todo, los trabajadores del campo de juego marcaron antes y durante las líneas para que el partido se juegue con normalidad.