Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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El retratista de Evita y Perón que ilustró las portadas de este diario

En las décadas iniciales del siglo XX, “La Nueva Provincia” publicaba obras de artistas de mucho prestigio en sus portadas. Uno de ellos fue Numa Camille Ayrinhac.

Era habitual, durante las primeras décadas del siglo XX, que este diario contratara artistas de renombre para ilustrar las portadas de sus suplementos dedicados a su aniversario.

El resultado eran verdaderas obras de arte, que reflejaban no sólo la trascendencia de la fecha sino también la íntima relación entre el diario y la ciudad.

Entre esos trabajos se destaca el realizado en 1936 por el artista Numa Camille Ayrinhac (1881-1951), nativo de Espalion, departamento de Aveyron, en el sur de Francia, quien cursó parte de sus estudios en nuestra ciudad y se radicó luego en la localidad de Pigüé.

Ayrinhac ilustró el suplemento del primero de agosto de 1936, ocupando toda una página con el aditamento de haber sido impresa en color. En ese número hizo dos ilustraciones.

Las cualidades del periodismo

El primer dibujo hace una singular interpretación del periodismo, representando “la tragedia, la poesía y el amor”, a los que el artista consideró claves para el desarrollo de esa tarea.

“La tragedia por la labor diaria, sin descanso, la poesía por el trabajo que se sabe útil a la comunidad y el amor que se tiene por el mismo”.

La segunda ilustración, para el mismo número, hace referencia al trabajo portuario como símbolo del progreso de la ciudad.

“La figura recia del obrero se perfila, plástica y en actitud de serena altivez, sobre la silueta del gran elevador de granos, índice de la riqueza de la zona y del poderío económico de Bahía Blanca”, se explicó.

Las dos ilustraciones son verdaderas obras de arte. maravillan y conmueven.

Numa, Evita y Perón

Más allá de su talento como pintor, Numa encontraría en su vida una tarea que, para bien y para mal, resultó emblemática.

En 1947, viviendo en la Capital Federal, recibió en su atelier la visita de Juana Ibarguren, quien le pidió le hiciera un retrato para regalarle a su hija. Esa hija era nada menos que Eva Duarte, la mujer del presidente Juan Domingo Perón. 

Cuando vieron el retrato, tanto Eva como su marido decidieron contratarlo como su retratista oficial. Comenzó así una relación con el matrimonio presidencial que derivó en decenas de retratos, algunos de la pareja, otros individuales, así como decenas de copias que fueron colocadas en oficinas, embajadas y sedes sindicales.

Numa se encargó además de crear una estética para Eva, una manera de mostrarla, con sus lujosos vestidos, joyas y el tradicional peinado con rodete. También lo hizo con Perón, al que pintó con una sonrisa “a lo Carlos Gardel”.

Uno de los retratos de Eva fue elegido para ilustrar la tapa de su libro “La razón de mi vida” y también es el que se ubicó, realizado en hierro, en el edificio del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, en la avenida 9 Julio al 1.900.

Ayrinhac falleció en 1951. Un año antes de la muerte de Eva Duarte y cuatro antes de la llamada Revolución Libertadora que se encargó de quemar la mayoría de sus obras. 

Por otra parte, esa relación con el peronismo hizo que durante décadas su nombre quedara completamente ignorado.