Los biocombustibles para aviación, otra opción para el sector agrícola
El SAF que producirá Santa Fe Bio podrá utilizarse sin límites en turbinas de avión, a diferencia del biodiésel convencional que tiene restricciones técnicas.
Hace tiempo que se habla del combustible sostenible para aviación, a partir de aceites vegetales y grasas animales. El producto se conoce como SAF y HVO.
El primer proyecto sobre este nuevo producto ya está en etapa de desarrollo, con la asociación de YPF y Essential Energy, y funcionará en la destilería que la petrolera tiene ociosa en San Lorenzo, aprovechando la cercanía con la materia prima y los puertos para la exportación de los excedentes.
La producción se orientará al combustible denominado SAF (Sustainable Aviation Fuel) para la aviación. Y también a la producción de HVO (Aceite Vegetal Hidrotratado), con propiedades similares a las del gasoil.
La inversión estimada por la petrolera es de mil millones de dólares en 2 etapas. Para las nuevas líneas de producción se utilizará, con las necesarias modificaciones, la infraestructura de su refinería de San Lorenzo. Allí se instalará una planta de pretratamiento de materias primas y una biorrefinería de última generación.
Con combustible sostenible
El combustible de aviación (SAF) que se elaborará en San Lorenzo (que ya es utilizado en Europa) está calificado por organismos internacionales como la única alternativa sostenible y escalable del transporte aéreo a mediano plazo.
Por esta razón, se proyecta un crecimiento de la demanda en los próximos años. Una de las metas es en torno a la posibilidad de exportación a Europa y Estados Unidos. Y eso, en base al cumplimiento de rigurosas exigencias y certificación de calidad ISCC que se prevén cumplir.
Es la primera planta de este tipo en todo el hemisferio sur. El objetivo es abastecer a los aeropuertos de San Pablo, Río de Janeiro y Buenos Aires, el corredor aeronáutico más relevante del Cono Sur.
El SAF que producirá Santa Fe Bio podrá utilizarse sin límites en turbinas de avión, a diferencia del biodiésel convencional que tiene restricciones técnicas.
Se estima un impacto económico y laboral significativo: 1.000 empleos durante los tres años de construcción y 200 a 250 puestos permanentes en la operación. Además, Argentina dejará de exportar 450.000 toneladas anuales de residuos a plantas europeas, para industrializarlos localmente y generar valor agregado.
El potencial es enorme. Según estimaciones, el país podría producir hasta 2 millones de toneladas de materia prima residual, posicionándose como un proveedor clave de combustibles renovables para la aviación y la navegación hacia 2030.
Con este paso, YPF S.A. ingresa en un mercado global en expansión, alineado con las exigencias ambientales del sector aerocomercial y con alto potencial de desarrollo en los próximos años.
La producción de biocombustibles sostenibles para aviación no solo representa una herramienta poderosa para la descarbonización de una industria difícil de reconfigurar, sino que se alinea con los intereses agrarios argentinos: mejora la calidad del suelo, diversifica la matriz productiva y abre mercados con alto valor.