Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Hawai, el día después: relato de una bahiense que estuvo de frente al tsunami

Julieta Caravatti vive en Kauai, la isla del extremo norte del archipiélago hawaiano. La que primero hubiese sentido el impacto de las olas...

Panorámica de una zona de la isla Kauai, al norte de Hawai. Fotos: travelleating.com.

La bahiense Julieta Caravatti contó desde la isla Kauai, parte del archipiélago de Hawai, cómo se vivió la reciente alerta de tsunami por el sismo con epicentro en la península de Kamchatka, Rusia.

Por estos días recibió la visita de familiares también bahienses, que llegaron en vuelos diferentes. Uno de ellos aterrizó en medio del aviso de alerta y evacuación, algo que les informó el propio capitán de la aeronave, en una situación de extrema incertidumbre para todos los viajeros que quedaron varados.

Caravatti reside en Kauai desde hace dos años. Sitio turístico por excelencia y donde además existe una base de la armada estadounidense.

"Es un paraíso. Llegué hace dos años. Estaba en California, vine de vacaciones y me encantó y me quedé a vivir... ¿Un paraíso que puede ser un infierno? Bueno, como en todos lados. Si pasa algo, guau. Pero acá se vive tan bien y se disfruta tanto, que hasta el riesgo de una catástrofe se vive con coraje", contó Julieta al ser consultada por esa dualidad que caracteriza a las islas del Pacífico.  

"La isla tiene alrededor de 70 mil habitantes y alrededor de un millón y medio de turistas al año. Ahora es verano y estamos en época de tsunamis, huracanes e inundaciones. De junio a noviembre y en agosto es el pico... Siempre la recomendación es tener un kit en caso de alguna de esas situaciones. Principalmente mucha agua para 14 días y para todo el grupo familiar, como también comida para mismo margen de tiempo, que suelen ser barras de proteínas, latas de comida y esas cosas. Y en la casa también linternas con baterías. Sabiendo de la situación, tenía todo eso para recibir a mis familiares", dijo en contacto con "La Nueva.".

Julieta, rodeada por su familia bahiense que la fue a visitar.

"Lo gracioso fue que venía todo el grupo familiar en dos etapas y cuando llegó la primera parte, con Fabricio (Starc) un día antes, tuvimos una alerta de inundación y luego otra de tsunami. Por suerte al otro día se canceló. Y el día que llegó el segundo grupo proveniente desde Los Ángeles, yo estaba trabajando justo en zona de riesgo de la isla. Empezó a sonar la alerta del teléfono y decía que había que evacuar, porque me encontraba en una zona baja", recordó.

"Con la alerta salí corriendo para casa, que está en zona segura aunque no elevada, y ya tenía los kits preparados. Lo que se me ocurrió fue que todos preparasen una mochila, se pusieran calzado y ropa cómoda, repelente no sé por qué y agua. También cargamos en la camioneta unas tablas que tenía (de surf). Agarré sogas de más, no me preguntés por qué, y les hice escribir a todos papelitos con referencias, números de teléfono y junto con los documentos para meter en una ziplock. Todo esto fue para las tres de la tarde, cuando sonó la alarma", dijo.

El mar se retrajo en esta playa (Hanalei), lo cual alarmó a la población isleña.

"Para las cinco llegaba el vuelo del segundo grupo, aunque avisaron que el arribo sería demorado una hora, entonces llegaría seis y diez. Yo vivo a media hora del aeropuerto y la alerta de que el tsunami tocaría tierra era para siete y diez. Entonces, no íbamos a llegar y estaba cerrado el camino. Nos quedamos esperando donde vivo. Se hicieron las siete y diez, abrimos una cerveza y esperamos. No pasó nada... Ahí empezó a llamar Felipe (Doria) que estaba fuera del aeropuerto, solo y ya no había gente en la ruta ni nada porque todavía persistía la alerta. Se sentía un leve cambio de viento pero nada más. Pero de pronto las noticias empezaron a mostrar que el mar se estaba retrayendo en Hanalei (playa del extremo norte de la isla Kauai), entonces bueno, no era muy bueno el panorama", agregó.

"Lo fuimos a buscar al sur, a tratar de encontrarnos con Feli y el camino fue tremendo porque no había nadie, yendo o viniendo, ni policía... Completamente vacío. Llegamos a un puente donde había una patrulla y algunos otros vehículos. Nos dijeron que si queríamos seguir para el sur, sería a nuestro riesgo. Obviamente seguimos porque estábamos a 15 minutos de donde estaba Felipe. Luego lo levantamos. Pero después el problema fue que no permitían la vuelta, porque el norte es una zona más baja y persistía el riesgo de tsunami. Nos quedamos varados en una cola de 200 autos, unas cuatro horas... Como a las doce de la noche levantaron la alerta, levantaron el puente y llegamos a casa todos sanos y salvos. Después, los días siguientes excelentes, soleados. A seguir disfrutando je", dijo.

Consultada acerca de si los recursos con los que cuentan para afrontar una contingencia son suficientes, Caravatti no dejó dudas. Pero al mismo tiempo reflejó la mentalidad de la población local frente a eventuales contingencias de la naturaleza. 

"Yo creo que si viene un tsunami, el kit no te salva de nada, ni lo que tengas... Hubo refugios pero es como difícil dejar el hogar. Me sentía más segura estando donde vivo. Lo que tratamos es tener todo organizado para salir. Acá somos ocho o nueve y buscamos eso, estar organizados. Pero acá la gente vive tranquila. Suele haber cuando es temporada de lluvias, porque llega la alerta y hay que tener el kit preparado para evacuar si llega a pasar algo, pero acá la gente lleva una vida normal. Están acostumbrados a que lleguen las alertas", concluyó.