Bahía Blanca | Sabado, 23 de agosto

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¿Cuáles son las expectativas del sector agropecuario para lo que resta del año?

La mejora del índice Ag Barometer de la Universidad Austral genera un ambiente diferente para los negocios, aunque el devenir del clima y los precios internacionales de los commodities provocan incertidumbre.

La ganadería aparece firme para la campaña presente. / Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

De acuerdo con el Índice Ag Barometer Austral, la valuación correspondiente al último marzo muestra una mejora en la confianza de los productores, al subir de un valor de 117 en el mes de enero, de este mismo año, a 137 (una mejora del 17 %). Si bien no se recupera totalmente la caída de la medición anterior, significa un rebote y marca una gran diferencia con un episodio similar de 2019.

Se concluyó que en este marzo se han experimentado mejoras con respecto a la medición de enero, siendo mayor en términos porcentuales en las denominadas condiciones presentes: 23 % frente a un 15 % respecto de las expectativas futuras.

En el Índice de condiciones presentes mejoran ambos componentes, ya que la situación financiera actual pasa de 98 a 118 (+ 20 %) y las expectativas de inversión de 65 a 82 (+26 %).

“Es importante la mejora en las expectativas de inversión: los productores mayoritariamente piensan que no es un buen momento para invertir (59 %), pero este porcentaje de negatividad es menor al del mes de enero (67 %). Un 41% de los productores piensan que sólo lo es invertir en activos fijos, pero es de presumir que muchos lo harán en hacienda vacuna por las buenas perspectivas para el sector en este año”, se indica.

Las conclusiones aparecen en el informe sobre la confianza del productor, que se elabora desde el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. El trabajo es elaborado por Carlos Steiger, Dante Romano, Pablo Mac Clay y Silvia Novaira, con la asistencia de los data partners Felipe Harrison, Alex Tomassetti y Bárbara Allen.

“Las expectativas futuras han mejorado en todos sus componentes. Por ejemplo, un 62 % de los productores considera que su situación financiera va a ser mejor en los próximos 12 meses, ya que han mejorado las condiciones climáticas y se espera un aumento en la superficie sembrada de trigo para la campaña 2025/26 estimado una producción cercana a las 20 millones de toneladas”, se agregó.

También un 66 % piensa que va a repuntar la situación del sector agropecuario en los próximos 12 meses con una mejora porcentual del 43 % en el indicador (132 vs. 90).

Otras variables importantes en las preocupaciones de los productores lo constituyen los bajos precios internacionales (34 %); el aumento en los valores de los insumos (19 %) y la evolución del precio del dólar (18 %).

En cuanto a las variables políticas, un 23 % de los productores están preocupados por los resultados de las elecciones nacionales del mes de octubre, ya que, en general, están de acuerdo con las políticas macroeconómicas del actual Gobierno (aunque un 15 % consideran que la permanencia de los derechos de exportación es algo muy negativo y sin perspectivas de cambios en el corto plazo).

Por otra parte, acontecimientos como el nombramiento de los jueces de la Corte Suprema de Justicia; el affaire Libra y la extrema cercanía del presidente Javier Milei con su par estadounidense Donald Trump no causan preocupación en los productores agropecuarios.

En tal sentido, se concluyó que un 47 % de los productores piensan que la guerra comercial desatada por el presidente Trump con China tendrá efectos negativos sobre el sector, frente a un 21 % que creen que el impacto será positivo y un 32 % que no tendrá impacto.

Respecto de la certificación ambiental, al consultar a los productores si participan (o han participado) en programas vinculados a la certificación ambiental, un 40 % manifestó que no lo hace, pero que estarían interesados en hacerlos en el futuro (frente a un 16 % que participan en algún programa).

En este mismo sentido, un 35 % expresó que no intervienen y no están interesados en hacerlo en el futuro y un 7 % que han participado (pero no lo hacen en la actualidad).

Desde septiembre de 2019

De acuerdo con el informe, la situación de este marzo es totalmente diferente a la vivida en septiembre de 2019, donde la caída se profundizó y encontró recién un piso en junio del año 2020 (tras 11 meses en picada).

“Esta recuperación de la confianza pudo evidenciarse en ExpoAgro 2025, donde hubo un buen número de operaciones comerciales, en muchos casos consecuencia de una agresiva política comercial por parte de empresas de maquinarias y bancos con oferta de créditos, principalmente en dólares, con condiciones atractivas para los tomadores en esa moneda (aun considerando el eventual riesgo cambiario)”, se explicó.

También que mejoraron las condiciones climáticas con impacto en los rendimientos, a pesar de que la cosecha gruesa tendrá rendimientos inferiores a los de la campaña 2023/24 (pero implican una mejoría con relación al panorama que se daba en enero de 2025). Y que son favorables las condiciones hídricas con las que comienza la siembra de trigo 2025/26, estimándose un aumento en el área (lo mismo que un probable récord en la producción del cereal).

Se indicó que queda como asignatura pendiente la baja (o eliminación) de las retenciones y una cierta incertidumbre acerca de la competitividad del tipo de cambio, ya que parece que, tras la liberación del cepo, el valor estará más cerca del piso de la banda.

Otro tema a seguir es el ingreso de capitales financieros para beneficiarse con el carry trade, ya que se presume que el nivel de tasas pasivas va a ser positivo en términos reales, lo cual puede generar un importante ingreso de capitales financieros que deprimirán el tipo de cambio y, por otra parte, aumentarán las tasas de interés que pueden generar un freno a la actividad económica.

“Está por verse el impacto de ese tipo de cambios sobre la balanza comercial, ya que puede desalentar exportaciones y alentar importaciones, reduciendo el superávit comercial y la eventual acumulación de reservas en el Banco Central de acuerdo a las metas fijadas en el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)”, se aclaró.

¿Un momento oportuno?

También que, si bien las expectativas de inversión en activos fijos están por debajo de 100, ya que aún un 59 % de los productores piensan que no es un buen momento para invertir frente a un 41 % que tienen un sentimiento positivo, el índice ha mejorado un 26 % (82 vs. 65).

“Dentro de las categorías en las que se podría invertir es probable que la encabece la inversión en vientres vacunos, en razón de que se estima un buen año para todos los negocios de la cadena, ya sea cría, recría, invernada pastoril y feedlot”, se sostuvo.

Asimismo, que el precio del novillo se ha recuperado en términos reales en los últimos meses y se ha trasladado a todas las categorías, pero existe una buena relación de precios ternero/novillo para los negocios de invernada/feedlot.

Los últimos datos muestran una caída del stock vacuno (que se traducirán en una menor oferta) y, por otra parte, el novillo se ha encarecido en dólares afectando las exportaciones que, luego del récord en volumen de 2024, en los tres primeros meses de 2025 muestran una caída del 35 %. Por lo tanto, el consumo interno, con la recuperación del salario real, debería ser la variable que mantenga los precios ganaderos.

Con relación a la compra de maquinarias agrícolas, una variable que actúa en forma negativa es el nivel de las tasas activas de interés, ya que un 41 % de los productores opinan que es superior a la de rendimiento de esas inversiones y las convierte en inviables. Por eso, un 14 % piensa que no es el momento oportuno para tomar esos créditos, ya que estiman que las tasas en pesos pueden bajar en el tiempo.

En este tema, un 29 % piensa que hay financiamiento disponible, aunque un 14 % sostiene que, desde lo administrativo, es complejo acceder a los préstamos. Mientras tanto, un 67 % de los productores piensa que es una necesidad importante la inversión en maquinaria, pero no prioritaria frente a un 16 % que piensa que es urgente la modernización del parque. Finalmente, un 18 % manifiesta que no es algo necesario en el momento actual.

Este tema es aún más profundo. La incorporación de nueva maquinaria enfrenta un obstáculo clave, ya que los productores perciben que el costo financiero de su adquisición supera el retorno esperado de la actividad productiva, lo que genera una relación costo-beneficio desfavorable.

“Esta dinámica crea un círculo vicioso: aunque la tecnificación es fundamental para aumentar la productividad, el riesgo de disminuir aún más la rentabilidad es alto. Y, en este momento, el sector no dispone de margen para tomar este tipo de riesgos. Por lo tanto, la incorporación de nueva maquinaria, en un contexto de dificultades de financiamiento y márgenes brutos limitados, podría afectar negativamente la rentabilidad a corto plazo”, se aseguró.

En el trabajo se indica que una segunda causa, aún más compleja, es el desconocimiento generalizado entre productores y contratistas sobre los avances tecnológicos y los beneficios que estos pueden aportar. En los últimos 25 años al menos, la Argentina ha experimentado un notable retraso tecnológico, algo que puede corroborarse con los datos del Censo Agropecuario 1988 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

“Esta falta de contacto con las tecnologías avanzadas genera la subestimación sobre el potencial real de mejora en términos de productividad, eficiencia, condiciones de trabajo y tecnificación que podría alcanzarse con una maquinaria moderna”, se describió.

“Es claro que, aunque la rentabilidad sigue siendo la principal preocupación del sector, también existe una falta de conciencia sobre el cambio radical que implicaría reducir la brecha tecnológica. Un 20 % de los productores está dispuesto a invertir en nueva tecnología y lo considera una prioridad. Sin embargo, un 60 % de ellos, aunque reconoce la importancia de la modernización, prioriza la rentabilidad por encima de la incorporación de tecnología avanzada”, se añadió.

En tal caso, lo bueno es que estos resultados son alentadores, ya que sugieren que, si se mejoran las condiciones de rentabilidad del sector, el 80 % de los productores estaría dispuesto a la modernización.

El clima, tema de memoria permanente

Para este marzo, y lo que aún resta del año, el clima es la principal preocupación (y desafío) de los productores agropecuarios.

En el informe se indica que la falta de lluvias luego de la siembra de la cosecha gruesa, agravada en este mes de enero, reavivó esta preocupación trayendo recuerdos de la gravísima sequía de la campaña 2022/23, con una pérdida de 50 millones de toneladas de producción de los principales cultivos.

Para el 59 % es un tema que provoca incertidumbre, ya que tienen cercanos los recuerdos de la campaña 2022/23 y, también, la falta de lluvias en la campaña 2024/25, luego de la siembra de la cosecha gruesa que afectó tanto al maíz como a la soja de segunda (aunque las lluvias, a partir de febrero, mejoraron el panorama).