Bahía Blanca | Jueves, 27 de noviembre

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Bahía Blanca | Jueves, 27 de noviembre

Mary Antolini, la italiana que llegó a Bahía y se quedó: “Acá me armé una nueva vida”

Tiene 32 años y nació en Tione, un pequeño pueblo entre montañas en la región del Trentino. Vive en nuestra ciudad desde hace un año y medio. Enseña italiano, brinda talleres de cocina típica y es educadora canina. Viaja para encontrarse a sí misma y su lugar en el mundo. 

--"¿Qué hacés en Bahía Blanca?"

 Es la pregunta que más escuchó en el último año y medio Marinella Antolini, nacida en Tione, un pequeño pueblo de la región de Trentino Alto Adige, al norte de Italia, entre montañas, y que hoy vive en el barrio universitario de nuestra ciudad.

Aquí, en el ámbito laboral descubrió su versatilidad: da clases de italiano y de cocina italiana y también la contratan como educadora canina, actividad que también desarrolló en Italia.

Lo que la mayoría de los bahienses quiere saber, realmente, y lo que les llama la atención es por qué alguien de su edad, joven, profesional y con buenas expectativas de desarrollo laboral y económico en su país, decidió venir al nuestro. Y específicamente a nuestra ciudad. 

“La gente se asombra todo el tiempo. Algunos me dicen, pero ¿estás loca? Casi todos se asombran del hecho de que una Europea se venga a vivir en el “quilombo argentino”, como dicen acá, por la inestabilidad, la inflación y todo eso;  pero yo digo siempre que cada uno viaja en función de lo que está buscando”, dice.

“Y yo no estaba buscando un país estable a nivel económico. No vine a ganar plata sino porque sentía que podía ser el lugar más apto para encontrarme a mí misma”, cuenta.

Después de la primera pregunta, generalmente llega otra:  ¿Viniste por amor?  

Mary guió la visita de un contingente de italianos que llegó a nuestra ciudad convocados por el Consulado Italiano en el marco de la Settimana della Cucina Italiana Nel Mondo.

Y la respuesta es sí, pero no por el amor que todos creen, sino por el más importante de todos: el amor a sí misma. Aunque cuando se lanzó a la aventura quizás ni siquiera lo sabía.

“Tenía una crisis de identidad, me sentía siempre en el lugar y el momento equivocado. Siempre había algo dentro mío que me hacía ruido, que no me permitía estar serena conmigo misma”, confía.

"Dije: ‘Necesito un cambio radical y pensé en Argentina porque mis amigos me decían te brillan los ojos cuando hablás de Argentina”, cuenta, país en el que ya había estado en 2019 fruto de un intercambio.

Vino por segunda vez escuchando un llamado de su alma, con hambre de conectar, de desafiarse, de descubrirse. La necesidad ineludible de mirar hacia adentro y preguntarse: ¿Vos quién sos? O mejor aún ¿quién querés ser?

Las primeras impresiones y el después

La primera impresión cuando pisó Buenos Aires fue de decepción ya que de latinoamérica solo conocía Venezuela, porque su mamá es venezolana, y creyó que los argentinos seríamos más parecidos a los caribeños que a los europeos.

"Cuando llegué, el 30 de diciembre de 2019, recuerdo perfectamente que dije: ‘Pero acá estoy en Europa’. Me venía de otra parte del mundo para ver una experiencia distinta y me sentí como en Europa”, agrega.

“Ahora que estoy acá hace un año y medio me doy cuenta de que tenemos muchas diferencias”, dice.

En Argentina experimenta la complicidad y el hondo disfrute de la simpleza.

“Estando acá, por ejemplo, me di cuenta de que muchas personas van al psicólogo y hay apertura para hacer Constelaciones Familiares o Registros Akáshukos. Hay mucha espeiritualidad. Me di cuenta de qué era lo que necesitaba mi alma”, reflexiona.

¿Y cómo somos los bahienses?

“Algunos me han dicho que los bahienses son gente “careta” pero yo tuve mucha suerte porque las personas que conocí me demostraron un amor y un cariño muy difícil de vivir en el norte de Italia”, dice con su perfecto español.

“Estoy muy agradecida a la ciudad que me hizo conocer a personas hermosas, que me ayudaron y  acompañan siempre”, asegura. 

De los argentinos, en general, rescata que son gente muy cálida, te hacen sentir en un grupo de amigos.

Quienes la fueron acompañando y apoyando en su día a día.

“Acá llegué y conocía a una sola persona y en un mes tenía cinco amigos, no conocidos, amigos a los que les podía contar mis cosas”, dice.

“Hay gente que me abraza y no la conozco;  gente que a los dos días de conocerme me dice te quiero mucho.  Allá en Italia es raro que la gente te diga todo el tiempo te quiero mucho. Creo que a mis amigas de Italia les dije te quiero mucho solo cuando me iba y estaba en crisis”, comenta.

Otra de sus percepciones es que en Argentina no prestamos tanta atención a la imagen.

"Eso me encanta y me ayuda a superar los juicios sobre mi cuerpo y sobre mí misma”, asegura.

Y sin buscarlo apareció el amor...

La primera vez que Jeremías le confió su amor, ella le dijo: ¡Te odio! Porque no esperaba estar en una relación de pareja, pero sucedió: se enamoró de un bahiense. Y esto despertaba la vulnerabilidad.

Hoy, hace un año que están juntos y la familia de Jere no solo la ayudó mucho sino que la adoptó como una hija más, dandole amor y contención.

"Al final, conocí al amor. Por primera vez estoy en una relación sana donde ambos podemos hablar de todas nuestras dudas y miedos sin temor de juzgarnos", cuenta Mary.

Junto a Jere y la alegría de un encuentro genuino.

"Es una relación que diariamente nos enriquece mucho y él me está ayudando a aceptar mis miedos y superarlos", añade.

Algo que jamás le había pasado es poder expresar su parte más dulce, sensible y romántica.

Ninguno de lo dos sabe si esta relación va a durar toda la vida y no están haciendo planes para casarse o tener hijos.Dada la situación de Marinella, por el momento, es complejo planificar a largo plazo.

"Estamos viviendo este momento a pleno con todo el respeto y la sinceridad que podemos sin tapar la libertad del otro: nos sentimos muy libres de salir y compartir momentos cada uno con sus amigos sin ese apego que ambos tuvimos en relaciones pasadas", dice con grato asombro.

Pura conexión.

"Y lo más importante: ninguno de los dos quiere cambiar al otro. Eso es sinónimo de respeto profundo", opina.

Pese a la resistencia inicial a estar en un vínculo amoroso de pareja Marinella asegura que ambos llegaron a la vida del otro en el momento justo.

"En un año ambos pudimos crecer muchísimo y por primera vez puedo confiar 100 por ciento en alguien, sin que ninguno pierda su individualidad. Estoy muy agradecida por eso", dice.

Qué extraña de su pueblo,Tione

De su pueblo, Tione, en el norte italiano, extraña la nieve y poder caminar en la montaña, conectada con la naturaleza y disfrutando del silencio. Solía irse unos días en medio de la nada, sin internet y apreciando su soledad.

También a la gente que la quiere y que la acompaña a la distancia y las noches con sus grandes amigos, cuando salía a bailar, la fiesta del pueblo y las noches compartidas entre risas y cervezas.

En el rubro gastronómico no hay ningún sabor argentino que le quite la nostalgia por el speck, un fiambre trentino que es “la cosa más rica del mundo”.

Sus dos viajes a la Argentina

La aventura comenzó en 2018 cuando le tocó hospedar en su casa, en Tione, un pueblo de 4 mil habitantes, en Italia, por tres semanas a una chica riojana de origen trentino, en el marco de un proyecto de intercambio organizado por la oficina de Migraciones de la región Trentino Alto Adige, de donde ella proviene.

Mary no estaba anotada en el proyecto pero la coordinadora del programa, Antonella Giordani, a quien conocía, le pidió su colaboración y no muy convencida decidió aceptar.

“En esa época yo era muy trentina, como se suele decir en Italia, en el sentido de tener una mentalidad más cerrada. Me gustaba tener mis espacios y me costaba mucho compartir mi habitación”, contó.

Con su amiga riojana, Alejandra, en Chilecito.

“Estaba muy aferrada a mi cultura, a mi pueblo y no me quería alejar de él de ninguna forma. Siempre decía que jamás iba a vivir en otra parte del mundo, y menos en una gran ciudad”, recuerda.

Esta experiencia cambió su percepción de sí misma y del mundo.

“Al rato de conocernos con Alejandra nos decíamos hermanas. Fue una conexión que nunca había vivido. Creo que fue el destino”, reflexiona.

Al año y medio tocó a Mary viajar a Argentina, en diciembre de 2019. Pasó unos días en Buenos Aires y otros en  Córdoba, donde tenía a un gran amigo, y de ahí se fue a Chilecito, en La Rioja, por dos semanas.

Chilecito: el destino que lleva en su corazón.

“Me enamoré del lugar, uno de los más lindos del mundo para mí”, dice.

“Recuerdo que llamaba a mi mamá desesperada, llorando y diciendo: ‘Mamá, no me puedo volver a Italia, este es mi lugar, sentía algo que me atrapó el corazón. Los lugares, la gente, la calidez de la personas, me sentía en familia, como si me hubieran adoptado”, narra.

Regresó a Italia porque estaba en una relación de pareja aunque sabía que ese vínculo le estaba haciendo daño. Por eso, al poco tiempo cortó la relación, renunció a su trabajo y sacó un pasaje de ida a la Argentina. Se la jugó.

Regresó al país el año pasado, recorrió el norte y luego vino a Bahía Blanca porque tenía un contacto que se había ofrecido a ayudarla con la residencia. Y aunque todo se atrasó finalmente logró establecerse.

“Me quedé porque empecé a encontrar mucho trabajo y lo viví como una señal de que acá tenía que quedarme un tiempo” cuenta.

El trabajo: talleres de cocina, perros y clases de italiano

Desde que llegó a Bahía pudo ir armando una vida que le gusta: trabaja como educadora de perros, da clases de italiano y talleres de cocina. Además de ser Terapista con Mascotas (Pet Terapy) es Acompañante Terapéutica trabajo que ejerció en Italia. 

Educar perros le divierte y cuenta que todo el mundo le pregunta ¿Como hablás con los perros, en español o en italiano?

“Algo hermoso de mi trabajo es que yo no necesito hablar con los perros porque ellos leen mi comunicación corporal”, explica.

El idioma no es una barrera porque su mamá es venezolana. Eso también simplificó que pudiera dar clases de italiano.

Lecciones de italiano todo el año.

Valora que mucha gente quiere estudiar porque se acuerda de las raíces de los abuelos.

“Siempre consideré que la gramática es importantísima pero acá también empecé a sentir que la gente necesitaba largarse a hablar y por eso mis clases son más dinámicas”, dice.

Una promoción de sus alumnos de italiano.

“Me encanta ver que mis alumnos se emocionan. Varias veces se pusieron a llorar al final de una clase porque se acordaron de alguna frase que decía el nono o la nona italiana”, dice.

“Mi trabajo no es solo es enseñar idioma sino entrar en la historia de cada persona. Cuando la gente me agradece y se emociona en mis clases es el regalo más grande para mí”, subraya.

Sociedad Italiana. Algunos de los alumnos y alumnas a quienes dio clases junto a la profe Rocío Sotelo.

Además –añade—no siente esa distancia entre “la profe” y “el alumno”, de hecho, algunos de sus alumnos hoy son sus mejores amigos.

En cuanto a los Talleres de Cocina en italiano el proyecto se llama “A Tavola” y consiste en  una reunión de tres o cuatro horas los sábados para cocinar recetas trentinas.

“Mucha gente conoce las recetas del sur de Italia, pero no tanto las del norte”, dice.

“Es un momento muy lindo compartir referencias de sabores, conocer nuevas recetas o mejorarlas y dar y recibir tips. Es un intercambio cultural muy libre a través de la comida”, menciona. 

Este sábado 29 habrá un nuevo encuentro de “A Tavola”, para cocinar recetas trentinas. Quienes deseen sumarse pueden hacer sus consultas en IG: maryantolini

“La idea es hacer  una receta y revivir un “pranzo all’italiana’ donde la gente se reúne para compartir. Es un encuentro totalmente informal en donde preparamos una receta y cada persona tiene un rol específico pero a la vez creativo”, señala. 

Su familia en Trentino

Su familia la apoya en todo y la hace sentir acompañada todos los días.

“Al principio mi familia tenía miedo de que me estuviera escapando, porque recién me había separado de una relación horrible y había fallecido mi abuelo, pero luego vieron que era algo que yo elegía”, dice.

Con su amada familia, en el Trentino.

“Hoy me dicen: ‘Nunca te vimos tan feliz y serena en nuestras vidas’. Soy totalmente otra persona. Mi madre estuvo de visita y me decía: ‘¿Dónde está mi hija?’”, contó.

Asegura que si alguna vez regresa a vivir a Trentino no será porque fracasó en esta experiencia de viajar, sino por valorar lo que tiene allá. 

“Si alguna vez vuelvo lo haría con otros ojos y otra cabeza”, sostiene.

Lo que aprendió de esta experiencia de viaje

“Aprendí que puedo contar conmigo misma, que estoy aprendiendo a confiar en mi instinto, a adaptarme, a descubrirme. Descubrí un sentido de adaptación que jamás había pensado que tenía”, sostiene.

“Nunca creí que iba a vivir en una ciudad tan grande, con este calor que a veces me quiero morir y lejos de las montañas. Acá estoy viviendo todo lo que dije que nunca iba a vivir”, dice entre risas.

También rescata que acá todos la quieren por quién verdaderamente es porque nadie la conocía de antes, ni tenía prejuicios sobre su persona. 

“Cuando llegás nadie sabe nada de vos. Acá la gente me quiere por como soy, todo lo que me gané me lo gané sola y hasta en mis crisis de identidad, cuando no me siento ni argentina ni italiana, las vivo de forma serena y digo: ‘vos podés’”, dice.

“Aprendí a confiar en mí y en las personas. En Italia muchas personas hermosas me ayudaron pero también algunas me decepcionaron. Hoy sé que tengo que elegir con quiénes abrirme”, cuenta.

El sentimiento de emigrar

Su mamá vivió la emigración porque de Venezuela se mudó al Trentino.

 “Esta experiencia me ayudó a valorar mucho más lo que tuvo que pasar mi mamá. Se mudó a un lugar donde la gente no se abraza, ni se besa. Lo hizo por amor. Y hoy tiene una familia hermosa. Tengo una hermana y dos sobrinos que extraño muchísimo”, expresa.

Los proyectos y metas a largo plazo

Su proyecto principal es volver a Italia en julio y regresar a Bahía para quedarse, idealmente, hasta fin de año. 

“Estoy ansiosa de ver la versión de Mary que va a salir en Italia, si va a volver la Mary racional, estructurada y un poco ruda o si puedo mantener la Mary nueva más espiritual sensible y emotiva de acá”, añade.


“Hoy tengo gratitud al universo, a Dios, el mundo, porque estoy viviendo una experiencia hermosa que me está cambiando la vida. Mi meta es seguir buscando mi lugar en el mundo”, concluye.