Formación y controles, las claves para bajar la siniestralidad vial
La educación y la responsabilidad son más contundentes en sus resultados que el aumento de multas y penas.
La legislatura nacional dio media sanción al proyecto de ley que eleva las sanciones penales a quienes provocan muertes en contexto de tránsito vehicular.
Más años de prisión al cambiar las carátulas es la herramienta que se intenta que disminuyan los accidentes fatales.
El otro camino al que se suele recurrir es el ajuste del valor de las multas, cada vez más elevadas para las distintas faltas.
Es llamativo que todavía se discuta sobre la eficacia de este tipo de medidas a la hora de generar conciencia en los conductores y que modifiquen de manera radical su comportamiento al momento de conducir.
Los países que realizan estadísticas serias y constantes de este tema han señalado que a pesar del endurecimiento de las sanciones, las infracciones de tránsito siguen en alza y los accidentes no disminuyen.
En la Argentina, transgredir las leyes de tránsito sigue siendo una conducta habitual, aunque cada vez sea más elevado el precio de las multas o se castigue con más años una falta con consecuencias fatales.
Según datos de observatorios de seguridad vial, los siniestros con víctimas aumentaron un 11 por ciento en el primer trimestre del año respecto a 2024. La Agencia Nacional de Seguridad Vial confirmó que las multas por exceso de velocidad, uso del celular y alcoholemia están en niveles récord.
El endurecimiento de las sanciones es importante porque es parte de un acto de justicia, de castigo proporcionado con las consecuencias, pero la realidad señala que no alcanza si no se modifica la conducta cultural de los conductores.
La percepción de impunidad, los controles poco frecuentes y la falta de educación vial hacen que se sigan ignorando las reglas, que no se midan las consecuencias.
Establecer programas de educación vial en escuelas, campañas de concientización efectivas y controles visibles es clave. La probabilidad de ser detectado pesa más que la magnitud de la multa.
Modificar la conducta vial es complejo, como lo es controlar la delincuencia. Pero cualquier estrategia buscando mitigar sus efectos exige asumir que subir condenas y elevar precios es nada sino se hace un esfuerzo por educar.