Bahía Blanca | Sabado, 01 de noviembre

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El comercio de Bahía en terapia intensiva: desasosiego y una crisis peor que la de 2001

La crisis local es un "combo" generado por la catástrofe climática de hace casi ocho meses y la persistente falta de ventas. “Es difícil que el sector funcione si la gente no tiene dinero”, dijo Martín Garmendia.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

A casi ocho meses del temporal que causó una trágica inundación y en medio de una profunda recesión económica, el sector comercial de Bahía Blanca atraviesa una situación crítica, marcada por el "desasosiego" y la falta de liquidez entre los consumidores que afecta notoriamente a los emprendedores.

Martín Garmendia, presidente de la Cámara de Comercio de Bahía Blanca, advirtió que la situación actual es "peor que 2001" y que para muchos pequeños y medianos comerciantes "ya es tarde".

Garmendia enfatizó que si tuviera que elegir una palabra para redondear el panorama, sería "desasosiego", un sentimiento que envuelve al pequeño y mediano comerciante e industrial de la ciudad.

“Este sector, que le daba empleo 5-8 personas, es el más afectado porque no cuenta con respaldo financiero; no tiene espalda ni ve un futuro claro, lo que se suma al descreimiento de las promesas políticas”, señaló.

La crisis local es un "combo" generado por la catástrofe climática de hace ocho meses y la persistente falta de ventas.

“A las pérdidas por la inundación y la recesión económica que golpea a la sociedad, se suman otras cuestiones, como el mercado ilegal; llámese showrooms, ventas de garage o comercios no habilitados. Y últimamente se agrega la llegada masiva de productos importados. Hoy está de moda comprar en Shein, en Temu, que son plataformas digitales grandísimas a nivel mundial que venden cualquier cosa a precios irrisorios”.

“Pero lo que más impacta es que la gente no tiene plata. Y sin dinero no se puede comprar o vender nada. No alcanza ni siquiera para realizar las compras mínimas a las que antes estaban acostumbrados”, opinó Garmendia.

Respecto a la ayuda prometida tras la inundación, el presidente de la Cámara recordó que el gobierno anunció un aporte que, hasta el momento, no se concretó, a pesar de haber entusiasmado a muchos.

“Esta caída en el consumo se evidencia al visitar las grandes superficies de Bahía Blanca, que se encuentran vacías, salvo los fines de semana o los primeros días del mes. La incertidumbre es tal que el comerciante no sabe cuánto comprar, y el financiamiento tradicional ha desaparecido, ya que hoy los proveedores exigen el cheque cobrado antes de enviar la mercadería, si es que la tienen”.

Aunque no cuenten con estadísticas formales, Garmendia manifestó que muchos comerciantes bajaron las persianas en el último tiempo y que varios más lo harán en el transcurso de los próximos meses.

“Antes de cerrar definitivamente, se suele probar con el traslado al macrocentro o a centros barriales para reducir costos, pero el camino suele ser inexorable”.

Comercio ilegal

Garmendia alertó sobre una nueva amenaza, como es la consolidación de camiones cargados con mercadería (principalmente ropa, de dudosa procedencia) que vienen desde el norte y venden directamente en Bahía.

“El centro de la ciudad está experimentando una profunda transformación. Zonas históricas, como la calle Alsina entre Chiclana y Brown, se han convertido en negocios manejados por gente de otros países, que encuentran todavía barato alquilar en el microcentro”.

Según Garmendia, el contexto actual está matando a la pequeña industria y desalentando la toma de personal.

“Hoy, los comercios que quedan se sostienen con el propietario y uno o dos familiares, como la señora o un sobrino, oficiando de ayudantes. La principal razón por la que no se toma personal es el temor a los juicios”.

El presidente de la Cámara de Comercio calificó al régimen laboral actual como una "industria del juicio".

“Es urgente una reforma laboral y una reforma impositiva, ya que el sector no puede cargar semejante mochila. Pero estas reformas deberían haberse hecho ayer. Incluso, para muchos ya va a ser tarde cuando se decidan a encararla".

De todos modos, Martín Garmendia insistió en que la situación es "insalvable" si no hay movimiento económico ni dinero en el bolsillo de la gente.

Además, destacó que Bahía Blanca depende fuertemente del comercio, ya que las grandes industrias de la región están altamente automatizadas y dan muy poco empleo, no siendo suficientes para mantener el histórico tablero comercial de la ciudad.

“El futuro es incierto. Y creo que la palabra que resume este presente es desasosiego”.