De una ítalo-argentina a la más lenta de la historia: las peores escuderías de la Fórmula 1
El fantasma que merodea a las flojas actuaciones de Alpine en la máxima categoría.
En el glamoroso mundo de la Fórmula 1, donde los millones fluyen como combustible de alto octanaje y los campeonatos se disputan en milésimas de segundo, hay un lado oscuro que pocos recuerdan: las escuderías que no sólo fueron un fracaso en la pista sino que se convirtieron en sinónimos de caos, pobreza y desastres mecánicos.
Mientras hoy equipos como Red Bull y McLaren acumulan trofeos y podios, estas escuderías de poco vuelo acumularon 0 puntos, descalificaciones y quiebras. Si bien no es su caso y la categoría vive otro contexto a los casos se analizan, Alpine (con Franco Colapinto y Pierre Gasly), Haas y Kick Sauber, transitan el fondo del campeonato 2025.
Basado en análisis históricos de fuentes especializadas, exploramos las cinco peores escuderías de todos los tiempos, aquellas que definieron lo que significa ser los últimos de la grilla de largada.
Sus historias no son solo de fiasco deportivo, sino de ambición desmedida y gestión catastrófica, convirtiéndose por algunos detalles en historias bizarras.
1. Andrea Moda
Si hay un equipo que encarna lo más bajo de la F1, fue Andrea Moda. Fundada en 1992 por el diseñador de zapatos italiano Andrea Sassetti (quien compró la moribunda Coloni), esta escudería debutó con un caos digno de una comedia negra. No pagaron la cuota de inscripción para el GP de Sudáfrica, se retiraron del de México por problemas logísticos y despidieron a pilotos por quejarse de los autos. Los dos primeros con los que contó el equipo fueron Alex Caffi y Enrico Bertaggia, reemplazados por Roberto Moreno y Perry McCarthy
En Mónaco, Moreno clasificó por milagro, pero el equipo acumuló 15 no clasificaciones en 16 intentos. Su mejor resultado: un abandono prematuro. El colmo llegó en Bélgica, donde rumores de sabotaje al piloto Perry McCarthy (con un brazo de dirección que se flexionaba peligrosamente) llevaron a la detención de Sassetti por fraude. La FIA los expulsó por "desprestigio al deporte". En total, participaron en 16 Grandes Premios sin sumar un solo punto, con 15 DNQ (no clasificados). Sassetti usó la F1 como escaparate para sus zapatos, pero terminó con el equipo en quiebra y su reputación en el suelo.
2. Life Racing Engines
En 1990, el italiano Ernesto Vita lanzó Life con la ilusión de revolucionar la F1 con un motor W12 propio, pero el resultado fue un Frankenstein mecánico que avergonzó a la categoría.
Usando un chasis de la fallida FIRST, el auto era al menos 100 caballos de fuerza inferior a la competencia y tan inestable que su diseñador, Franco Rocchi, demandó para desvincularse, llamándolo "una bomba de tiempo". También se alejó el piloto de la primera temporada, Gary Brabham.
En 14 intentos de preclasificación, fallaron todos, logrando apenas 1-2 vueltas por sesión. En San Marino, Bruno Giacomelli tardó 7 minutos y 16 segundos en una vuelta, ¡424 segundos por detrás del más rápido! Además, cambios de motor en Portugal los dejaron varados en boxes por no encajar las tapas.
Sin puntos, sin clasificaciones y con riesgos de seguridad que pusieron en jaque a los pilotos, Life duró un año y se evaporó, dejando un legado de lentitud letal.
El otro piloto de la escudería fue
3. Mastercard Lola
El británico Eric Broadley, de Lola Cars, soñó con entrar en F1 en 1997 con el respaldo de Mastercard para un "club F1" exclusivo. Pero el apuro -adelantando el debut un año por capricho del sponsor- resultó fatal.
Adaptaron un chasis de IndyCar sin pruebas en túnel de viento ni tests previos, resultando en un auto con exceso de arrastre y falta de agarre/adherencia.
En el GP de Australia, fallaron la clasificación por 15 segundos, y con eso terminó su rodaje: una sola carrera, una DNQ y una deuda de 9,7 millones de dólares que hundió a Lola en la insolvencia.
Fue el equipo más efímero y caro en fracasar, demostrando que el dinero no compra preparación. Contó con los pilotos Vincenzo Sospiri y Ricardo Rosset.
4. EuroBrun
De 1988 a 1990, esta escudería ítalo-argentina, nacida de la fusión de Euroracing y Walter Brun, acumuló 76 Grandes Premios, pero falló en clasificar 55 veces. Su mejor resultado fue un 11º en Hungría (1988).
En su inicio contó con dos pilotos con oficio, el argentino Oscar "Popy" Larrauri (venía de ser 2º en LeMans) y Stefano Modena (llegó como campeón de la Fórmula 3000).
En 1989, usaron un chasis Alfa Romeo de 1984 (obsoleto ya por entonces) y no clasificaron ni una sola carrera.
Averías constantes (motores, cajas de cambios, baterías) y choques de pilotos los convirtieron en el hazmerreír, agravados por peleas internas entre directivos.
Solo terminaron 8 de 46 carreras en sus últimos dos años, sin puntos en el debe y con los pilotos italianos Roberto Moreno y Claudio Langes.
5. Coloni
De 1987 a 1991, Enzo Coloni llevó su equipo italiano (iniciado con presupuestos de subsistencia y alianzas como Subaru) a 81 carreras, pero con 67 no clasificaciones o no preclasificaciones. En sus últimos dos años, no clasificaron para ninguna carrera.
El auto pesaba 112 kilos de más, con un motor Subaru desfasado y una caja Minardi inadecuada. Su mejor carrera: un 8º en Canadá 1989. A pesar de pilotos decentes, la falta de fondos los condenó a ser eternos colistas, sin lograr terminar una sola carrera en sus últimos tres años.
Sus pilotos fueron Nicola Larini (1987), Gabriele Tarquini (1988), Roberto Moreno, Pierre-Henri Raphanel y Enrico Bertaggia (1989), y Bertrand Gachot (1990).
Estas escuderías no solo acumularon ceros en el campeonato de constructores (como Arrows/Footwork, que corrió 382 GPs sin una victoria), sino que expusieron las grietas del sistema F1 de los '80 y '90, cuando la entrada era barata pero la supervivencia, imposible sin recursos.
Hoy, con presupuestos regulados, tales fiascos son reliquias, pero recuerdan que detrás de cada Red Bull hay docenas de sueños destrozados al costado de la pista.
¿La lección? En la F1, fallar no es solo perder carreras: es perderlo todo.