Bahía Blanca | Martes, 14 de octubre

Bahía Blanca | Martes, 14 de octubre

Bahía Blanca | Martes, 14 de octubre

Si el show debe continuar, que sea así: a cancha llena, con Argentina campeón y pibes sonriendo

A siete meses de la inundación, la ciudad recibió el Panamericano U18 de sóftbol, que dejó un recuerdo imborrable.

Fotos: Emmanuel Briane y Emilia Maineri-La Nueva.

"El show debe continuar".

Aunque a veces inoportuna e injusta, aquella vieja frase se vuelve real en el mismo momento que el tic tac de la vida no se detiene y no entiende de contextos ni circunstancias. El mundo sigue girando, siempre.

Por eso, mientras todos sacábamos barro de las nuestras casas, dábamos una mano o llorábamos una pérdida tras la trágica inundación del 7 de marzo, entendíamos que había que seguir. Incluso en esas tardes en las que la vida "normal" nos parecía una utopía.

Algo así debieron pensar aquellos amantes del sóftbol, quienes veían cómo la cancha del Parque de Mayo había quedado bajo agua, generando pérdidas incalculables y empezando una carrera contra el tiempo para poder recibir al Panamericano U18, un evento histórico para la diciplina en nuestra ciudad y a 30 años de aquel Sudamericano en el mismo lugar.

Manos a la obra.

Seguramente fruto del trabajo incansable de muchas personas, la llama viva de la pasión por este deporte y el apoyo de distintos sectores, aquello que parecía imposible se hizo realidad.

Desde el domingo 5 y hasta la madrugada del sábado 11, esa misma cancha que hace apenas unos días flotaba bajo agua ahora lucía impecable, con un cuidado verde césped, tribunas colmadas y gente en cada rincón cada vez que jugó Argentina.

Comenzando con aquel emotivo y muy prolijo acto de inauguración y hasta la ceremonia de clausura, todo se dio de manera perfecta para que apenas siete meses después de aquel 7 de marzo Bahía volviera a vibrar con un evento internacional y de semejante calibre. Algo que, quizás, por aquel entonces no hubiéramos imaginado.

Familias enteras disfrutaron de hermosas jornadas de sóftbol que se extrañarán en los próximos días cuando a más de uno nos falte ese plan, sabiendo que a unas cuadras de casa se podía disfrutar de un torneo de internacional. Y que con el correr del calendario quedará como un lindo recuerdo y ojalá sirva de legado para el crecimiento de la disciplina en nuestra ciudad y la región.

Todo eso que se vivió durante la última semana. Además, se conjugó con un grupo de pibes que jugó como grandes y con algo fundamental y más a esa edad: con una sonrisa.

Porque ese equipo ganador y que iba al frente también tuvo en el disfrute una de sus características y fortalezas.

Es que realmente se los veía gozar de lo que hacían. Con el respeto y el profesionalismo que la camiseta y el torneo ameritaba, pero siempre con alegría, pasión y compañerismo.

Una sinergia grupal (junto al cuerpo técnico) que los llevó a lo más alto y los hizo conectar con el público, muchos de ellos familiares, a quienes les agradecieron después de cada victoria dando una vuelta triunfal a la cancha, saludándose a través del alambrado y, también, firmando autógrafos y sacándose fotos con cada pequeñín (o más pequeñín que ellos) que los veía como quien mira a sus ídolos.

Al fin y al cabo, si el show (y la vida) debe continuar, que sea así: con un grupo de padres que soñó, puso el hombro y le dio un ejemplo a los pibes de que se puede, con el deporte -siempre el deporte- como nexo para conectar con los mejores valores, con un equipo que fue ni más ni menos que eso y con una cancha llena vibrando y demostrando -una vez más- esa llama inagotable que tiene Bahía con las actividades deportivas.

Todo esto en el mismo lugar que hace (tan solo) siete meses todo era desolación, agua y barro. Pero, claro, el show debe continuar y aunque las heridas quedarán, más vale cicatrizarlas así, con un evento al que no le faltó nada y tuvo de todo. Y, de yapa, con la bandera argentina en lo más alto y un grupo de pibes llorando de alegría con sus compañeros y amigos y abrazándose con sus familiares y seres queridos que los siguieron desde la tribuna.

Un final soñado para otro torneo que dejará por siempre su huella en el deporte de la ciudad, unas más…

Ojalá pronto vengan otras.