Dólar a velocidad de crucero, la apuesta del gobierno y una pregunta: ¿se puede?
La estrategia camina por un estrecho desfiladero.
Licenciado en Economía por la UNS y periodista económico con 16 años de trayectoria en La Nueva. A la largo de su recorrido profesional, se ha especializado en el seguimiento de los grandes problemas de la economía argentina y sus posibles implicancias para la bahiense, con una mirada local.
También se desempeña como profesor de los niveles secundario, formación profesional y terciario en Economía Política, Administración y Contabilidad.
Decidido a lograr una convergencia suave entre el dólar oficial y los financieros, el gobierno se niega a tocar el tipo de cambio porque sabe que de eso depende en mucho su principal activo, como lo es la desaceleración inflacionaria de los últimos meses.
La estrategia del tándem Milei-Caputo se centra en una vieja premisa de la teoría económica, la cual reza que en la medida que los flujos de oferta de dólares (exportaciones, ingresos por turismo, inversiones y financiamiento extranjeros) se igualen a la demanda (importaciones, egresos por turismo y atesoramiento) los stocks acumulados (las reservas de dólares en el BCRA) no son lo importante.
El economista y columnista de La Brújula Radio, Mauro Trellini, lo explica de la siguiente forma: “aunque el tanque de tu casa esté vacío, vos podés tener agua siempre y cuando lo que ingrese por la cañería sea exactamente igual que lo que se usa cuando se abre la canilla. Ahora, cortas clavos, porque no tenés ninguna reserva de agua ante cualquier eventualidad. No tenés plan B”.
Agrega Trellini que “el gobierno tendrá éxito consigue anclar la oferta con la demanda de dólares, pero con un riesgo país alto, como el que tenemos hoy, ante el primer estornudo, los mercados se van a preguntar ¿y estos? ¿de dónde van a sacar los dólares? No tenés inmunidad a cualquier shock externo ni internos”.
Señales
El equilibrio de flujos de oferta y demanda de divisas se condensa en la cuenta corriente del balance de pagos. Su saldo recoge la diferencia entre los ingresos provenientes de las exportaciones de bienes y servicios y los egresos por las importaciones y los pagos de intereses de la deuda.
Y es en este punto, donde surgen algunos datos preocupantes. Como puede verse en la línea amarilla del gráfico de abajo, a partir del mes de junio, la cuenta corriente ingresó en terreno negativo, al anotarse un déficit de 223 millones de dólares, que se estira hasta los U$S 1.670 millones en julio.
La trayectoria de la cuenta corriente del balance de pagos (base caja) está replicando a la del tipo de cambio real, que muestra una sostenida apreciación del peso. Léase: el dólar sube menos que los precios, lo que significa que salen más divisas de las que ingresan al país, lo que explica el saldo negativo de la cuenta corriente.
Con esta dinámica, el gobierno parece más decidido que nunca a patear para adelante la salida del cepo cambiario, temeroso de que el salto devaluatorio derivado de esa medida atente contra su meta de llegar a una inflación mensual del 2% a fin de año.
Economistas con afinidad ideológica a Milei, como es el caso del ex ministro Domingo Cavallo, aconsejan al gobierno arriesgarse a un salto devaluatorio y eliminar el cepo cambiario, lo que conseguiría una reducción más firme en la tasa de inflación y una recuperación de la economía.
“Una fuerte devaluación, sin liberalización y unificación simultánea del mercado cambiario, podría provocar una crisis de gobierno”, advierte el cordobés.