Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Espantar fantasmas para saltar la grieta

La columna semanal de nuestro corresponsal en la capital de la provincia.

Tal vez uno de los principales problemas de la agenda política, tanto del oficialismo como de la oposición, es la falta de liderazgos sólidos que conecten con la realidad económica social.

En ese sentido, el gobernador Axel Kicillof plantea que la población bonaerense se encuentra "bajo ataque” producto de la política económica del gobierno libertario y ofrece colocar territorialmente a la provincia como escudo frente a las políticas de ajuste del presidente Javier Milei.

El Gobierno nacional viene proyectando una serie de ciencia ficción, ya que la supuesta recuperación de la actividad económica que se adjudica no se traslada al ciudadano común ni al sector comercial como consecuencia de la inflación y la caída del poder adquisitivo, aseguran desde el entorno ministerial en calle 6, mientras Kicillof va conquistando cierto volumen político como principal dirigente opositor al actual modelo liberal.

El mandatario sabe que necesitará tener las cosas claras para transitar una temporada de gestión incómoda e inestable. Al recorte de fondos al que se lo somete desde la Casa Rosada ahora le toca enfrentar a las principales espadas camporistas de Máximo Kirchner así como a segundas líneas de la agrupación cristinista que nuclea a ministros, funcionarios, intendentes y legisladores del propio oficialismo que siguen tirando leña al fuego interno.

Es una suerte de campo minado que no ayuda, desgasta la tarea gubernamental y hasta puede terminar siendo funcional a los intereses políticos de Milei y los libertarios.

Sin ir más lejos, el senador Wado De Pedro, le reprochó públicamente no haber hablado con los empresarios en 2015, cuando era ministro de Economía de la Nación, poniendo en duda la visión productiva del ahora reelecto Gobernador. Después, dijo que fue tergiversado.

Es probable que, por primera vez después de más de una década, la familia Kirchner parece advertir que comenzó una etapa de diferenciación que pone en evidencia que no pocos sectores del peronismo tradicional están buscando iniciar una etapa poskirchnerista bajo el liderazgo de Kicillof, quién volvió a encender el rol protagónico que tiene Cristina Fernández.

Ese escenario le plantea al Gobernador la necesidad de fortalecer su liderazgo y además obtener un papel preponderante en la definición de las listas de diputados nacionales y legisladores bonaerenses para la renovación legislativa del 2025, algo que previamente estaba bajo el control absoluto de CFK y su hijo Máximo como “portador de apellido”.

También detrás de un imaginario telón se esconde la todavía tierna pelea de fondo por la sucesión en 2027. Falta mucho, pero La Cámpora ya anota dos potenciales postulantes: De Pedro y la intendenta quilmeña Mayra Mendoza. También la liga de intendentes peronistas parece querer inscribir al alcalde de Avellaneda, Jorge Ferraresi y al ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis. A Kicillof le faltan poco más de tres años de mandato, pero en su círculo íntimo ya tienen un heredero preferido: el ministro de Gobierno, Carlos Bianco.

La cuestión partidaria que debe darse el PJ bonaerense en profundidad no sólo pasa obviamente por una autocrítica sino también por discutir políticas económicas para recuperar credibilidad ante la coyuntura y qué camino puede ofrecer ante la situación de pobreza que ya excede el Conurbano.

No tiene sentido subir a la agenda política aquellas candidaturas que podrían participar en las urnas del año, “que encima después no terminan representando a nadie”, señalan en las diagonales, ante la falta de representatividad que siente la población para con todos los aparatos partidarios.

A todo esto, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, parece ser quien más claro tiene el diagnóstico de La Libertad Avanza, aseguran dentro de la Legislatura bonaerense. A la cabeza de las preferencias para la elección legislativa del año que viene sobrevuela el diputado nacional José Luis Espert aunque también miden al vanidoso vocero presidencial, Manuel Adorni.

Se viene un bimestre desafiante y aún falta que el macrismo del PRO mueva sus fichas, al igual que los radicales quienes -sobre todo en el interior bonaerense- siguen siendo una fuerza relevante aun cuando la dinámica interna comienza a dejar secuelas en áreas legislativas y municipales.

Por cuerda separada y en contraste con el Ejecutivo nacional, la Gobernación bonaerense proyecta un ambicioso plan para triplicar su presupuesto destinado a infraestructura, con el objetivo de finalizar obras que antes recibían financiamiento nacional

También planifica continuar con programas de infraestructura en educación, salud y seguridad, y además anhela poder seguir cumpliendo con el pago de sueldos a empleados públicos y la transferencia de fondos de los regímenes de coparticipación a municipios de los recursos de origen provincial.

“Los números de caja son limitados y corrés el riesgo de caer en la teoría de la sábana corta -cuando te tapás hasta la cabeza se te destapan los pies y viceversa- aunque esa creencia no es aplicable a los gobiernos neoliberales, que decididamente te dejan sin frazada”, deducen en la sede platense de Economía.

Por último, el oficialismo legislativo le hizo un guiño a Kicillof votando favorablemente el RIGI bonaerense, que busca fomentar inversiones con incentivos fiscales en la Provincia, con abstenciones claves de la oposición dialoguista. En ese contexto, se cuestionó el doble estándar de macristas y libertarios junto al PRO bullrichista, que preferían adherir al régimen federal impulsado por Milei al comparar la actitud parlamentaria a nivel nacional de la que adoptan en tierras bonaerenses.