Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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“No me cuentes que sos feliz”: la vida de dos primas marcadas por su época

La flamante producción --primera novela de Soledad Vignolo-- relata la historia de estas dos protagonistas de pueblo, desde la preadolescencia hasta los 25 años.

Soledad Vignolo y su primera novela: "No me cuentes que sos feliz"

Una historia entre dos primas en una ciudad chica, una relación que se vuelve cambiante y dramática pero que es también indestructible. Eso es en parte No me cuentes que sos feliz, la primera novela de Soledad Vignolo. 

Marcadas por las dictaduras, por el amor y por el miedo, estas mujeres van recorriendo y descubriendo la vida y la muerte, cada una desde su lugar y se propia esencia.

--“No me cuentes que sos feliz”, ya el título abre un interrogante, ¿por qué no contarlo?

--El título responde al diálogo final entre las dos primas protagonistas de la novela y tiene que ver con no querer saber, no aceptar la posibilidad de que una de ellas, María José, sea feliz, y muestra cómo es la psiquis de Lili, el personaje principal, con sus innumerables vericuetos emocionales, sus perversiones y sus impunidades. 

--¿Cuál es el nudo central de la historia?

--Cuenta la historia de dos primas de pueblo, cara y cruz entre ellas, al menos en apariencia, desde la preadolescencia hasta los 25 años. A través de una historia familiar la novela muestra toda una época de nuestro país, por digresiones o por realidades, que va desde el gobierno de Juan Carlos Onganía hasta finales de 1990, un abanico de premoniciones en la vida de estas chicas que son solo una capa de lo de que se dice y de lo no dicho. Lo vivido algunos de esos años, sin dudas dantesco, se ve representado en ellas con sesgos sobrenaturales. 

--Elegiste una época compleja para la ambientación. ¿Cómo influye eso en la vida de las protagonistas?

--Nadie que crece en dictadura puede crecer sin dobleces. Lo mismo que los personajes van mostrando en la novela: las traiciones, los ideales, los miedos que son monstruos que nos construimos y que la implacable Lili pone en práctica desde lo siniestro dentro de la historia. Todo muestra cómo la época marcó a estas chicas. Sin dudas lo más brutal de la novela es lo que queda en silencio. Y ese silencio es lo que espero resuene en el lector. La época, volviendo a tu pregunta, las moldea, las eleva y las hunde en sus precoces juegos y en sus posteriores destinos. 

--Mencionaste que el libro habla de la necesidad de mostrar felicidad en las ciudades chicas. ¿Se es infeliz en estos lugares?

--Se es tan feliz y tan infeliz como en las capitales. Pero en las ciudades o pueblos más chicos se tiene que “mostrar” la felicidad. Es algo en lo que se compite. Mi matrimonio es perfecto a la vista de todos (solo para que lo vean así), mis hijas no tienen trastornos de ningún tipo, somos “felices”. El espacio común compartido es mayor, uno se cruza más veces con la misma gente, y entonces, casi como un rito, el espectáculo de la felicidad permanente se vuelve espejo. Una tragedia cotidiana que muy pocos evitan: la de mostrar que todo está bien, que no importa la verdad sino la apariencia. Tal vez parezca duro, pero me acerco a la realidad de estas pequeñas urbes. 

--¿Qué situaciones van marcando e influyendo en la vida de las primas?

--Las mismas que a todos, aunque puedo nombrar algunas: conocer a Jorge Rafael Videla, oir y ver a sus padres, la muerte de una abuela, el suicidio de una amiga, la desaparición del titiritero, entre otras. Lo que es primordial es cómo procesan lo que les pasa, lo que viven, los lugares que eligen para alivianar la carga, los excesos en los que caen, como las atraviesan esos momentos de la vida. 

Lo fantasmal está presente

A lo largo de la trama de la historia muchos hechos sobrenaturales parecen posicionarse en la vida de las protagonistas, como un recurso que en cada una se manifiesta de manera diferente y que también sirve para manifestar la compleja relación entre las protagonistas.

--En el libro abundan los elementos sobrenaturales ¿A qué se refiere esa presencia?

--Si uno analiza bien No me cuentes que sos feliz, casi siempre lo sobrenatural es fantasmagórico, y no es casual, la energía no resuelta, la que queda, es la que termina anunciando para salvar o para castigar a las primas. La transmutación como refugio para Lili, lo espiritual como trasgresión para María José. Lo sobrenatural siempre utiliza elementos o fenómenos que van más allá de la explicación científica, como fantasmas, brujería, vampiros, y otros seres o momentos misteriosos. La novela usa esto para crear una atmósfera y explorar temas más profundos como la vida después de la muerte, la lucha entre el bien y el mal, aquello que nos supera.

--¿Qué genera esa convivencia tan dramática y cambiante de las primas?

--Me gusta esa dupla. La relación entre las primas es cambiante y dramática, pero también indestructible. Es una relación para siempre, que puede objetivarse en el amor, pero en realidad no se trata de amor, sino de miedo. Es el miedo el que las vuelve inseparable. Entre ellas, se conocen, se han tocado, saben cómo piensan y sienten, saben hasta donde son capaces de llegar, ahí radica la profundidad de la relación.

Escribir es respirar 

Soledad Vignolo Mansur vive en Junín. 

Es escritora y especialista en Gestión Cultural y Comunicación. 

Es vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Escritores, Filial Junín, profesora de Escritura Creativa y coordinadora de talleres de lectura y de escritura.

Ha escrito artículos sobre literatura, patrimonio y cultura crítica en medios nacionales. 

Publicó el libro de cuentos Una más una; el de poesías Ángulos, el fotográfico y poético Ferrogonía. 

Es coautora con Silvia Rodríguez Campos de la nouvelle Sandalias Santas: amor y cerezo.

--Es tu primera novela. ¿Te resultó simple, hiciste algún taller, como resultó la experiencia?

--Es mi primera novela, pero tengo trayectoria en la escritura, varios libros de cuentos, poemarios, antologías y premios. Escribo desde los 12 años y profesionalmente desde los 38 o 40. Nunca pensé en escribir novelas y ahora no puedo parar de hacerlo. No es simple la escritura, requiere sobre todo mucho respeto y humildad con el lector y con la obra. He hecho talleres con escritores como Agustina Bazterrica, Luis Mey, Luciano Lamberti, Agustina Caride, Betina González y también doy talleres de escritura. Esta novela la trabajé con Luis Mey, que pudo ver en mi Lili todo lo que necesitaba para volar. Siempre le estaré agradecida. 

--¿Cómo es tu método para escribir? ¿La novela va encontrando su camino?

--Me gusta escribir por la mañana, tomando unos mates. Y dedico tres o cuatro horas a leer, releer, escribir, borrar, volver a escribir. Por supuesto, si aparece una idea a otras horas es bienvenida y la tomo, o la anoto, porque trabajo y tengo horarios que cumplir. La novela está en mi cabeza, en este momento tengo dos allí, alojadas, golpeteando, pero cuando me siento a escribirla no siempre va hacia donde la razón pretendía. Los personajes crecen, nos susurran, se independizan y no se puede contra eso. Después las correcciones, me reconozco maniática con el tema corrección, van a equilibrar los tantos. 

--¿Qué autores y libros te acompañan?

--Leo mucho, entre 5 y 8 libros por mes, pero hay cuatro o cinco autores que siempre tengo cerca: Roberto Bolaño, Alice Munro, Abelardo Castillo, Jorge Luis Borges, Juan José Saer. 

--¿Cuánto significa escribir en tu vida? ¿Se puede vivir de ese oficio?

--Escribir es respirar. Mi vida no es sin escritura. Allí puedo ser animal, maldita, santa, espíritu, heroína, hombre, en la escritura soy. Se puede vivir de lo relacionado con la escritura, clínicas, correcciones, talleres, clases, charlas, conferencias. Es lamentable que los autores percibamos un porcentaje ínfimo de nuestra obra, menos del 10% del valor del libro. Eso nos impide dedicarnos más de lleno en aquello que deseamos narrar.

--¿Es complicado hoy publicar una novela? Digo desde el costo hasta la difusión de la obra.

--Es difícil que una editorial apueste a tu obra, agradezco a Hojas del Sur haber creído en esta novela. Pero eso también habla del talento literario que tiene nuestro país. Selva Almada, Mariano Quirós, Tomás Downey, Koch, tantos colegas que admiro y de quienes aprendo, leyéndolos, compartiendo espacios culturales, momentos. Pero no me quejo, disfruto el proceso. Tal vez pueda parecer que la espera es larga, pero eso depende de las expectativas. La mía es hacer literatura de la buena y para eso el tiempo y la paciencia son aliados.