La Bahía turística, con mucho potencial por desarrollar
Ciudad portuaria, industrial, universitaria, deportiva, cultural y comercial, Bahía Blanca se constituye en sí misma un gran escenario de encuentros que se pueden aprovechar aún más.
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Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
“Si bien no existe una percepción generalizada en los vecinos sobre que Bahía Blanca sea una ciudad turística, podemos afirmar que lo es, porque existen varias movilidades vinculadas a este tipo de práctica, relacionada con el esparcimiento, la recreación y distintas formas de consumo”.
Quien hizo esa aseveración fue Andrés Pinassi, Doctor en Geografía, Licenciado en Turismo y docente de la Universidad Nacional del Sur.
El profesional indica que el reconocimiento que en este rubro tiene la ciudad está vinculado al denominado “Turismo de reuniones, congresos y convenciones”, por la importante cantidad de eventos que tiene lugar a lo largo del año, relacionados con actividades académicas, comerciales e industriales.
“Esto pasa porque en esas actividades existen estadísticas. Pero la realidad es que hay un nivel turístico diverso a partir de otras movilidades que no están tan exploradas pero que tienen un fuerte efecto”, detalló.
La referencia es, por caso, al llamado “turismo corporativo”, que se genera con actividades relacionadas por las empresas del Polo petroquímico y del Puerto, a partir de miles de personas que llegan por cuestiones de negocios.
“También hay un turismo de salud, generado por personas del sudoeste bonaerense y de otras regiones que se trasladan a nuestra ciudad por cuestiones sanitarias. Si bien estos casos no se los asocia al turismo en términos estadísticos, sí se los cataloga en este campo por su movilidad y forma de consumo”.
Otro elemento que aporta visitantes es el vinculado a operaciones comerciales, gente que llega –sobre todo los fines de semana— a realizar compras y si bien no pernoctan en la ciudad se trata de una movilidad asociada al ocio y la recreación.
“Es un perfil de turistas que llega en búsqueda de entretenimiento, gente que viene a ver un espectáculo teatral, un recital, ir al bingo o incluso a visitar familiares o amigos. Es posible que en términos rigurosos no se los asocie con el turismo pero reúne las características de ese tipo de movilidad”, detalló.
Lo que falta
En cuanto al potencial de la ciudad, Pinassi aseguró que es “amplio y diverso”. “Basta analizar su patrimonio arquitectónico, inmaterial y cultural, en muchos casos muy poco aprovechados”.
Finalmente, mencionó que el lugar que más tiene para convertirse en punto de atracción turística es el estuario, con sus distintas islas y una oferta natural muy rica en flora, fauna y paisaje.
“Si bien existen algunas propuestas de circuitos y actividades, a estos espacios les falta mucho por hacer. Sería importante desarrollar un trabajo articulado entre lo público y lo privado para fortalecerlos. Si se analizan los planes de desarrollo locales en términos de turismo hay una gran cantidad de posibilidades por desarrollar en el sector costero, un espacio de recreación y esparcimiento incluso para los propios bahienses. En este sentido falta un debate sobre estas modalidades y formas de consumo para una ciudad sin un perfil tan marcado en turismo pero que tiene un conjunto de modalidades fuera de las tradicionales que la definen como turística”, concluyó Pinassi.
La ciudad termal
Un punto destacado que señaló Pinassi es el potencial termal de Bahía Blanca, a partir de la capa de agua de alta calidad ubicada de 700 metros de profundidad.
En este tema hay un interesante estudio realizado por las licenciadas Daniela Gambarota y Viviana Leonardi, docentes de la UNS e investigadores del Conicet, donde se analiza la viabilidad de generar un centro termal a partir de un predio hoy abandonado con instalaciones a recuperar.
Lo plantean como un elemento dinamizador, un recurso hoy desaprovechado como es el de las aguas termales. Las profesionales analizaron la viabilidad comercial y económica de un proyecto de ese tipo, llegando a la conclusión que resulta rentable, con un resultado positivo en varios escenarios.