Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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El ex goleador de la Liga del Sur que hoy se dedica a la solidaridad

Luis Eduardo Sánchez, más conocido como “Paquillo”, descubrió una nueva vocación: ayudar a los más necesitados organizando todo tipo de campañas.

Pablo Presti-La Nueva.
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Audionota: Mariano Muñoz

“Nunca alcanza la ayuda, pero ese granito de arena que aportamos es importante para aquel que no tiene nada”.

A Luis “Paquillo” Sánchez se lo recuerda más por su glorioso paso futbolístico por Villa Mitre, al que llegó en febrero de 1991 proveniente de su Necochea natal.

Aunque se retiró en 2000, tras escribir las páginas más doradas de la historia deportiva tricolor, se quedó en nuestra ciudad y en 2017 descubrió una nueva vocación: la solidaridad.

Y en eso está hoy: ayudar a los más necesitados desarrollando diversas campañas solidarias, convirtiéndose, como él define, en el vehículo entre la gente como él y aquellos que precisan una mano para subsistir.

“Soy el vehículo para que la ayuda de muchísima gente llegue a destino. Son muchas las personas que me ayudan a ayudar”, manifestó, ya pisando los 60 años de edad.

Aunque señaló que desde su etapa como futbolista siempre se preocupó por el bienestar de aquellos compañeros que pasaban necesidades, formalizó esta unión con el involucramiento social más activo.

“La primera campaña fue para el Hogar Don Orione, allá por el año 2017. Trabajando en PAMI me enteré que le faltaban medicamentos y pañales. Yo sólo había escuchado de la existencia de ese lugar, pero nunca lo había visitado. Cuando fui, quedé impactado por lo que ví y por el trabajo que realizan. Ahí mismo dije: tengo que ayudarlos”, recordó.

Aunque hoy ya no es necesario desarrollar campañas para el sitio que supo comandar Natty Petrosino, sigue yendo a visitar a los chicos allí internados.

“Han conformado una comisión que trabaja muy bien y sólo nos piden ayudas muy puntuales, como puede ser un medicamento que se demora o que es muy costoso. Pero yo voy casi todas las semanas para hacer compañía. Admiro a los empleados de ese lugar. El amor y el cuidado que brindan no tiene precio”.

“Paquillo” afirmó que en la pandemia, las necesidades se intensificaron. Y también su “trabajo” secundario.

“Articulamos la donación y la posterior entrega de alimentos a muchísimas familias de bajos recursos o de personas mayores que se quedaron sin trabajo o sin ingresos. Y cuando empezás a ayudar, te empiezan a llamar de todos lados para ver si también le podés dar una mano. A mi no me molesta; al contrario. A nadie le decimos que no. Tratamos de ayudar a todos, con lo que podamos”.

Para ello, cuenta con el apoyo de sus compañeros de la obra social Pami.

“Son incondicionales. Por eso muchas veces me duele que el ente sea criticado. El trabajo que se hace puertas afuera, en absoluto silencio, pocos los saben. Obviamente que la ayuda nunca alcanza, pero ese granito de arena que aportamos es muy importante para aquel que no tiene nada”.

En esta cruzada se cruzó con todo tipo de personas. Como un montón de políticos o empresarios que ayudan muchísimo, pero no quieren que se divulgue su nombre. Y otros que sólo quieren aparecer en las fotos o en las menciones.

“Hay de todo, pero lo importante es que ayuden en lo que puedan. Sea mucho o poco, todo suma. Sé que esto no se termina. Las necesidades siempre van a existir, pero también los que colaboran”.

Lo sorprendió el acercamiento de mucha gente que conocía del fútbol, pero que había perdido el contacto tras el retiro.

“El mundo del fútbol fue el primero que se acercó. Y no sólo de Bahía, también de afuera. Por ejemplo, Osvaldo “Tita” Rizzo y Horacio De Pedro, dos marplatenses que nos juntan ayuda y nos las mandan como pueden. En Necochea también hay un grupo de ex jugadores que nos envían dinero o cosas”.

Así, con el aporte de ellos y muchos otros, le pudieron comprar una silla eléctrica a Lauty, un chiquito de Villa Muñiz, en un trabajo del que también participaron los alumnos de la UTN en los talleres del Parque Industrial.

“Otra campaña importante fue para comprar caloventores para las familias de bajos recursos. En un par de días juntamos el dinero para adquirir 56. Es increíble la rueda que se armó. Hoy hasta los abuelos del Pami nos traen cosas”.

Aunque reconoció que recibió algunas propuestas políticas, señaló que sus campañas no tienen otra intencionalidad que ayudar a las familias más necesitadas. 

“No me gustan las banderas políticas. No tengo ningún interés político. No persigo un puesto. Esto lo hago de corazón. Y eso me permite tener ayuda de peronistas, radicales, liberales o como se llamen. A todos los respeto por igual. De hecho tuve algunos acercamientos o propuestas, pero no quiero que se mezclen las cosas. Estoy contento con mi trabajo en Pami y con ésto que hago por fuera de ese trabajo”.

Dice que ya perdió la cuenta de las campañas que motorizó. 

“Todos los días hay algo. Incluso me escriben para donar cosas cuando no hay campaña montada. Camas, colchones, sillas de rueda que no se usan más. Y a todas le buscamos quien las precise y se la llevamos. Utilizo mucho las redes sociales, que son bastante efectivas con estas cosas”.

La campaña actual

Requerido por muchas familias, merenderos y hasta escuelas de la periferia, actualmente está desarrollando una campaña para juntar útiles escolares.

“La realidad es que los precios se dispararon y hay muchísimas familias que no los pueden comprar. Ya conseguimos un par de librerías de Villa Mitre que nos van a hacer rebajas importantes en los precios”.

Esta colecta finalizará el miércoles próximo.

“Así los podemos distribuir a partir del viernes. Tenemos listas de familias necesitadas, merenderos y hasta un par de escuelas que ya nos avisaron que precisan para repartir entre sus alumnos”. 

La manera de colaborar son varias: se pueden llevar útiles escolares a la delegación céntrica del Pami; comunicarse al 291-6459040 para coordinar el retiro por el propio domicilio del donante o bien se puede realizar una transferencia de dinero al alías rulo.papel.griego.

“Tengo como costumbre, una vez que se cierra una campaña, de enviar las facturas y boletas de las compras que se hicieron con el dinero que transfirieron. Es por respeto a los que colaboraron y también para mi tranquilidad”.

Y añadió: “Obviamente que esto requiere mucho tiempo. Yo trabajo como cualquier otro ser humano y después dedico gran parte del tiempo libre en recepcionar ayudas, ir a buscar donaciones o a entregar lo que se recauda”.

A su entender, la gente de Bahía es “extraordinariamente solidaria”.

“Ayuda permanentemente con lo que puede. Algunos aportan más, otros menos, pero todo es bienvenido para aquel que no tiene nada”.