Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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El club Defensores del Sur está recuperando su identidad

Con el valioso aporte de la comisión directiva empezó a revertir una imagen no deseada para volver a congregar a cientos de chicos que practican actividades deportivas diariamente.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

 

Recuperar la identidad, de eso se trata. Defensores del Sur supo ser un club pujante en los inicios de la década del ’40, cuando un grupo de vecinos decidió realizar los primeros pasos para su fundación.

La fecha de reunión fue el 19 de junio de 1944, cuando se dio el puntapié inicial para su creación. Luego, en encuentros posteriores, se definió el nombre y en los años siguientes trascendió en fútbol y bochas, aunque también se destacó por su vida social.

Hoy, luego de varios contratiempos que lo mantuvieron cerrado, el club está recuperando su prestigio y para eso es importante el aporte de dirigentes como Héctor Pincheira, su actual presidente, entre otros.

“Venía a jugar a las cartas y siempre observaba que no había espacio para los chicos; funcionaba una cantina y fútbol. La vida social estaba apagada y la contabilidad mal manejada. Expresaba mis ideas a los dirigentes, pero no tenía respuesta”, dijo Pincheira.

“La pandemia obligó al cierre y cuando se produjo la reapertura de las instituciones, a mediados de 2021, me fueron a buscar a mi casa. Nadie quería agarrar el club porque estaba endeudado y abandonado, además de arrastrar un par de juicios laborales, siendo que uno todavía está vigente”, contó Pincheira.

--¿Cómo encontró al club?

--Un desastre. Los libros contables estaban en blanco, no se hacían actas y se debían cinco balances (desde 2016). La caja tenía 7.700 mil pesos, además de una deuda de 14 mil pesos con el municipio y otro tanto con ARBA. La luz la pagaban con cajones de cerveza que se vendían en el almacén de la esquina. Se habían perdido todos los socios, no se cobraba más cuota.

--¿Pudo formar una comisión directiva?

--Con 8 personas, aunque resultó un verdadero desafío. Nadie quería venir; ni el tesorero, Jorge, al que le pedíamos por favor que sólo figurara. Me ayudó a no bajar los brazos el hecho de haber integrado comisiones en clubes y gremios.

--¿Y las instalaciones?

--Arruinadas. Las paredes tenían pinturas de 50 años con publicidades de locales comerciales que ya no existen; los pisos y las cocinas irreconocibles. Primero apuntamos a la parte legal, nos ayudó muchísimo Marisa Pignatelli para regularizar los balances. Pagábamos los sellados y con el tiempo una cuota mínima mensual.

--¿Cómo se fue acercando la gente?

--Se enteraron que la cantina estaba cerrada, que había gente nueva trabajando. El boca a boca nos acercó a gente muy valiosa, como el profe de vóleibol (Martín Ruiz), el primero, y Horacio Azzolini, quien se encargó del fútbol menor. Así, sucesivamente, sumamos patín, gimnasia rítmica y gimnasia para mayores.

“Tenemos la semana ocupada con actividades deportivas y los sábados y domingos contamos con un salón en alquiler –para unas 50 personas- para cubrir los gastos de luz, gas y otros servicios”, subrayó.

--¿Quiénes acondicionaron el lugar?

--Tengo un sobrino que integra el Movimiento Evita, donde hay gente que integra una Cooperativa de Trabajo. Le conté que necesitaba mano de obra, pero que no disponía de dinero para pagar. Ellos se ofrecieron a hacer el trabajo gratuitamente y así salimos a flote.

“Desde el Puerto también nos prometieron colaborar para seguir avanzando, aunque hasta ahora lo que logramos es conseguir pintura para la cancha de fútbol y el salón de fiestas. También trabajamos en arreglar los baños, anexando dos para discapacitados, y limpiar el patio, porque era un bosque”, señaló.

--¿Tienen otro un salón en etapa de remodelación?

--Sí. Es más grande, para cien personas. Lo vamos a dividir y en la parte del frente pretendemos instalar un buffet para acaparar a estudiantes que salen de las escuelas y, generalmente, comen al aire libre. Nos gustaría cobijarlos para que tengan un espacio de protección contra el clima, sobre todo en invierno o en verano.

“También, como tenemos poca presión de agua, en verano nos quedábamos sin suministro. La empresa Profertil nos donó un tanque de agua de 1.100 litros de capacidad y una bomba, que ya está en funcionamiento, para abastecer a toda la propiedad”, sintetizó.

--¿Cuántos socios tiene hoy el club?

--Los socios activos son 88, pero en su mejor época se llegó a contar con más de 300. En su momento pusimos cobradores para visitar a los socios que se retiraron, pero costaba convencerlos porque el club había adquirido mala fama.

“Hoy hay otra visión, la cuota es muy accesible (250 pesos por mes). Camino la calle, invito a la gente a venir al club. Con los chicos y padres que asisten a hacer deportes se empieza a ver otro clima, se revirtió la imagen; el club está recuperando su identidad”, puntualizó Pincheira.

“Entre todas las instituciones de White formamos un grupo de WhatsApp para comunicarnos y la recepción es excelente. El Centro de Jubilados nos aportó una idea valiosa que podría ser viable, ya que el club podría funcionar como Centro de Contención, en caso de necesidad. Es algo que hay que hablar con Defensa Civil y proyectarlo”, apuntó.

--¿En octubre renueva su mandato?

--Sí. Quiero seguir un mandato más hasta ver cristalizado el sueño de recuperación total. Será un mandato donde habrá mayor protagonismo de las mujeres, que son las verdaderas impulsoras de los cambios. “Ver el movimiento de unos 100 chicos en diferentes deportes, las tribunas llenas de padres cuando hay partidos y festivales, como ocurrió en el de patín, con el salón repleto, nos llena de orgullo”, concluyó.