El Palihue sin boliches
De manera inesperada, el barrio se convirtió en centro de la noche bahiense.
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Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 56 años, en agosto de 1967, se modificó la ordenanza que regía el tipo de construcción admisible en el barrio Parque Palihue, luego de una presentación realizada por la Sociedad de Fomento del sector.
A fines de 1947, salieron a la venta los primeros lotes del flamante barrio Parque, un espacio de particular diseño urbano, en una zona de altos vecina al club de Golf, del cual tomó su nombre.
La organización del barrio respondía a lotes de generosas dimensiones, con retiros de la línea municipal y una determinada calidad arquitectónica de las obras. El barrio se fue consolidando de a poco y para la década del 60, a pesar de carecer de varios de los servicios esenciales, empezó a nutrirse de viviendas.
Sin embargo, hubo un hecho inesperado que nadie consideró en los papeles: el barrio fue el lugar elegido para la instalación de restaurantes, boliches bailables y boites, muchas de ellas funcionado durante el día, la mayoría en horario nocturnos.
La primera gran movida de la noche bahiense se consolido en el lugar. Rancho X, Chezz Otto, Hostería Palihue, Koro Tei y Coqueye fueron algunos de los nombres que identificaron a esos sitios.
Por eso los vecinos reaccionaron ante un uso que consideraron no se condecía con el espíritu fundacional del barrio. Se llegó así a la sanción de una nueva ordenanza por la cual se prohibía la instalación de negocios de bebidas de venta en mostrador, restaurantes, bares, whiskerías, confiterías, recreos, boites, cabarets y night club como carritos ambulantes destinados a la venta de comestibles o bebidas.
Si bien los negocios del rubro que ya funcionaban se mantuvieron durante varios años, para los 80 todos habían cerrado sus puertas y la movida nocturna se fue instalando en otros espacios.