Alta en el cielo: la primera vez que ondeó la bandera en Bahía (y otras historias en celeste y blanco)
El Congreso estableció en 1938 que cada 20 de junio, aniversario del fallecimiento de Manuel Belgrano, quedara declarado como el "Día de la Bandera" en homenaje a su creador. A 85 años del nuevo feriado, una serie de curiosidades sobre su historia a nivel local, nacional e internacional.
Periodista egresado de Taller Escuela Agencia (TEA) de Buenos Aires. Especializado en política nacional, historia, cultura y sociedad. Trabajó, entre otros medios, como redactor en First, Alfa Stile y EducaRed de Fundación Telefónica. Ganador la beca UCA-Clarín de la Fundación Roberto Noble. Fue secretario de redacción de Revista Competencia y jefe de redacción de la Revista Watt, ambas en la Ciudad de Buenos Aires. Se desempeñó como columnista político en Radio LU2. Actualmente es jefe de la sección "El País" de La Nueva. y editor en LaNueva.com.
1) La versión más extendida sobre el origen de los colores nacionales proviene de 1760, cuando el rey Carlos III declaró a la Virgen María -en su advocación de la Inmaculada Concepción- como santa patrona del Reino de España e Indias. El azul-celeste de su túnica y el blanco del manto se trasladaron a los uniformes reales, en un homenaje que perdura hasta el presente, como puede comprobarse en la vestimenta de su actual monarca, Felipe VI.
2) Las escarapelas borbónicas llegaron a Buenos Aires alrededor de 1804, cuando fueron utilizadas por muchos allegados al poder colonial. Sin embargo, durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807, los regimientos de Patricios y Húsares también las adoptaron para reafirmar su lealtad a la corona española. El mismo criterio emplearon varios porteños, en los turbulentos días previos a mayo de 1810, cuando se supo finalmente que Fernando VII había caldo a manos de Napoleón Bonaparte.
3) Durante las tres jornadas que transcurrieron desde el Cabildo Abierto hasta la renuncia del virrey Cisneros, los grupos revolucionarios comandados por Domingo French y Antonio Beruti se colocaron cintas blancas en sus solapas y sombreros, no sólo como distintivo partidario, sino también para reconocerse entre sí en un eventual tiroteo. La versión que las describe como celestes y blancas nació medio siglo más tarde, debido a una inspiración de Bartolomé Mitre.
4) La primera adopción patria de los colores azul-celeste y blanco surgió en Mendoza, durante diciembre de 1810. Ante los pedidos del cuerpo de Alabarderos, que querían demostrar su adhesión a la causa revolucionaria, el teniente gobernador José de Moldes autorizó el uso de una escarapela sobre los uniformes. Poco después fueron adoptadas por la Sociedad Patriótica, para diferenciarse de los seguidores de Saavedra. Resulta claro que, para entonces, sus colores ya no representaban fidelidad alguna al Rey, sino que eran percibidos como un símbolo de identidad propia frente al blasón rojigualdo (rojo y amarillo) de los españoles.
5) El 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano solicitó por carta al Primer Triunvirato la confección de una "escarapela nacional", para que sus tropas pudieran diferenciarse de las realistas. Hasta entonces, ambos ejércitos utilizaban los mismos colores en el campo de batalla, provocando confusiones de toda clase. Cinco días más tarde el Gobierno patrio aceptó la propuesta.
6) Entusiasmado por la respuesta afirmativa, Belgrano se atrevió a ordenar la confección de un pabellón propio, tal como explicó a las autoridades en otra carta enviada desde la Villa del Rosario: "Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación de V.E.".
7) Muchos investigadores afirman que el diseño original distaba bastante del actual, pero abundan las hipótesis. Unos sostienen que se dividía en dos franjas horizontales, otros sugieren que eran verticales y hay quienes aseguran que tenía tres bandas, con la franja media más ancha, semejante al modelo español. Las controversias se profundizan al indagar en qué orden estaban dispuestos los colores. Y, por si fuera poco, nadie puede señalar cuál fue el tono exacto del azul empleado: cerúleo (azul-celeste), francés (intenso) o turquí (oscuro).
8) Aunque tampoco hay un sólo documento que avale la versión, los relatos tradicionales cuentan que esa primera bandera fue confeccionada por la rosarina María Catalina Echeverría de Vidal, bendecida por el párroco Julián Navarro e izada por el vecino Cosme Maciel a las 18.30 del 27 de febrero de 1812. El sitio elegido para la ceremonia también corresponde al imaginario, ya que sólo se sabe que fue en inmediaciones de la batería Libertad, a pocos metros de la orilla del río Paraná. Hoy, el Monumento a la Bandera se encuentra en un lugar probablemente simbólico.
9) Sin esperar la aprobación oficial del Triunvirato, Belgrano fue convocado con urgencia hacia la región boliviana del Alto Perú, para hacerse cargo del abatido Ejército Auxiliar del Norte. Al llegar a San Salvador de Jujuy, se dispuso a levantar la moral del vecindario con la nueva bandera, que fue presentada el 25 de mayo de 1812, luego de un Tedeum encabezado por el obispo Juan Ignacio Gorriti. La tradición recuerda que este segundo emblema era tribanda, con los colores dispuestos en el orden clásico.
10) El padre Primo Arrieta encontró en septiembre de 1885 "dos banderas argentinas" ocultas tras un cuadro de Santa Teresa, en la capilla de Titiri (Bolivia). Las sospechas sobre el origen de ambos blasones se disiparon rápidamente, cuando alguien recordó que la batalla de Ayohuma se había librado a pocos kilómetros. Las telas, ajadas y con manchas de sangre, mostraban el diseño de tres franjas horizontales, pero mientras una exhibía los colores tal como se conocen, la restante los tenía en orden invertido (blanco, celeste y blanco).
11) Con la noticia del descubrimiento, el gobierno nacional inició las gestiones para recuperarlas, pero se encontró con numerosas trabas de la diplomacia boliviana. Finalmente, en 1896 se consiguió la entrega de una de las banderas -la versión "clásica", que podría tratarse de la estrenada en Jujuy-, que actualmente descansa en el Museo Histórico Nacional de la ciudad de Buenos Aires. La otra -que para historiadores como Armando Piñeiro sería la enarbolada en Rosario- se conserva en el Museo Histórico de Bolivia, ubicado en la ciudad de Sucre.
12) Aunque la carta llegó tarde, el Triunvirato le ordenaba a Belgrano que escondiera de inmediato todas las nuevas banderas, para evitar que el gesto fuese interpretado como una ruptura definitiva con España. El temor quedó definitivamente sepultado a partir del 3 de marzo de 1813, cuando la Asamblea General Constituyente consagró su uso, de modo informal, pocas horas después de conocerse el triunfo patriota en la batalla de Salta.
13) A partir de aquel guiño político, la bandera celeste y blanca comenzó a extenderse dentro del ámbito oficial: primero flameó sobre el Fuerte de Montevideo, tras la rendición española (23 de junio de 1814), luego en el Fuerte de Buenos Aires (17 de abril de 1815), más tarde en los balcones del Cabildo porteño (20 de abril de 1815) y también en el mástil de los barcos autorizados con patente de corso (21 de septiembre de 1815). En todos los casos, la documentación coincide en que se trató del diseño clásico, con tres franjas de igual tamaño.
14) Tanto en la ceremonia del Fuerte de Buenos Aires como en el primer izamiento de la bandera celebrado en las Islas Malvinas, en 1822, se dio la particularidad de que los encargados de subirlas en los mástiles fueron, en ambos casos, militares norteamericanos: los capitanes Thomas Taylor y David Jewett, respectivamente.
15) Una vez declarada la Independencia, los congresistas de Tucumán se dedicaron a reglamentar varios aspectos para formalizar al nuevo Estado. El 18 de julio de 1816, el diputado Juan José Paso pidió que se fijase una bandera nacional de manera definitiva. Y por iniciativa de su colega Esteban Gascón quedó decretado que "Elevadas las Provincias Unidas al rango de una Nación, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente".
16) El Congreso se trasladó a Buenos Aires para finalizar sus tareas. Y en la sesión del 25 de febrero de 1818 se abocó nuevamente a la cuestión de la bandera, por pedido del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón. El reclamo oficial consistía en poner fin a las múltiples diferencias de diseños y criterios. Para lograrlo, se estableció que debía tener los colores "blanco y azul", y que la versión militar luciría, en medio de la franja blanca, el sol incaico de 32 rayos flamígeros diseñado por el orfebre peruano Juan de Dios Rivera para el escudo nacional.
17) Y entonces, ¿cuándo fue la primera vez que ondeó la bandera argentina en Bahía Blanca?
Ocurrió durante la mañana del 9 de abril de 1828, cuando el cacique pampa Tetruel recibió a la expedición liderada por el coronel Ramón Estomba portando un pabellón celeste y blanco. El gesto, a modo de bienvenida, era también un reconocimiento al acuerdo que su tribu había pactado previamente con el comandante de campaña, Juan Manuel de Rosas, para facilitar el emplazamiento de un fuerte en la región. En reciprocidad al saludo, el futuro fundador de la ciudad respondió con una salva de dos cañonazos.
18) Una vez terminados los trabajos para levantar los muros de adobe de la Fortaleza Protectora Argentina, Estomba dispuso la colocación de un mástil en un sector elevado del bastión este -ubicado en cercanías de lo que actualmente es la esquina de Chiclana y O´Higgins- para flamear la enseña nacional durante la celebración de las fechas patrias pero también como señal de aviso, en caso de situaciones de alerta para los pobladores.
19) La llegada de Juan Manuel de Rosas al poder, en 1829, marcó el inicio de una nueva era dentro de la estructura nacional. Por más de veinte años, casi ningún detalle quedó al margen de su influencia, y la bandera no fue la excepción. Por eso no sorprendió que, en abril de 1836, decidiera reemplazar el tono azul-celeste por el azul-turquí, para alejarse de un color emblemático de los unitarios, así como el agregado de cuatro gorros frigios en sus esquinas, uno por cada gesta de la Confederación (el Tratado del Pilar, el Tratado del Cuadrilátero, la Ley Fundamental y el Pacto Federal). Sólo se conservó el sol dorado, pero por poco tiempo: en 1840 ordenó que también fuera teñido de rojo punzó. Todas las variantes rosistas fueron deshechas en febrero de 1852, apenas culminó la batalla de Caseros.
20) Los años previos a los festejos por el primer centenario tuvieron un fuerte sentimiento patriótico, como lo demuestran tres canciones surgidas entonces, en homenaje al estandarte: A mi bandera ("Aquí está la bandera idolatrada / la enseña que Belgrano nos legó..."), compuesta en 1906 por Juan Chassaing y Juan Imbroisi, Saludo a la bandera ("Salve Argentina, bandera azul y blanca / jirón del cielo, en donde impera el sol..."), del catalán Leopoldo Corretjer, y Canción a la bandera ("Alta en el cielo, un águila guerrera / audaz se eleva, en vuelo triunfal..."), un aria creada por Héctor Panizza y Luigi Illica, que años después sería rebautizada como Aurora.
21) Con su creación valorada y reconocida en todo el mundo, aún quedaba pendiente un agradecimiento oficial al mismísimo Manuel Belgrano. Y para saldar aquella deuda, el Congreso Nacional dispuso en 1938 que, a partir de entonces, todos los 20 de junio -fecha de fallecimiento del prócer, en 1820- fueran reconocidos como "Día de la Bandera".
22) En febrero de ese mismo año, el Ejército donó un mástil a la comuna de Bahía Blanca para que fuese ubicado en algún lugar emblemático de la ciudad. Y si bien una comisión de vecinos convocados especialmente sugirió emplazarlo en la Plaza Rivadavia, un informe del ingeniero Juan Regnasco ayudó a revertir esa sugerencia, explicando los motivos estéticos y simbólicos por los cuales debía ser colocado en Alsina y Alem, frente al Teatro Municipal. Desde su inauguración en julio de 1938 se convirtió en el lugar emblemático de todas las manifestaciones políticas y deportivas.
23) Luego de que el presidente Julio Argentino Roca estableciera en 1884 que la bandera militar también podía ser usada en los edificios del Gobierno, pasó medio siglo hasta que el Estado retomó el tema del estandarte patrio. Mediante un decreto de 1944 se precisó que "la Bandera Oficial de la Nación es la bandera con sol, aprobada por el Congreso de Tucumán". Ya en 1985, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, una ley habilitó el uso de la bandera oficial a todos los particulares, sin distinción.
24) El último debate data de 2001 cuando una comisión parlamentaria decidió precisar el tono exacto de azul en las franjas. La escuela de Bellas Artes fue convocada para investigar el tema y, al cabo de un trabajo minucioso en archivos y fuentes históricas, concluyó que los colores oficiales del pabellón corresponden a los códigos 16-4132TC (textil), 284C o 284U (gráfico) y Q30041 (plástico) de la escala internacional de tonos cromáticos Pantone.
25) Quien observe las actuales banderas de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua podrá advertir que parecen directamente inspiradas en la divisa nacional. Y no es una coincidencia. El caudillo salvadoreño Manuel José de Arce tomó las franjas azul-celeste y blanca para la nueva República Federal de Centroamérica -formada en 1824 por aquellos países más Costa Rica- como agradecimiento al corsario argentino Hipólito Bouchard, quien atacó, saqueó y destruyó numerosos barcos y fortificaciones realistas apostadas en las costas del Pacífico.