Bahía Blanca | Lunes, 13 de mayo

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Cómo es ser veterinario de mascotas no tradicionales

Matías Jiménez atiende en su veterinaria, en centros de rescate y asesora a universidades y zoológicos. "Lo único raro es lo que todavía no atendí", dijo.

Fotos: Rodrigo García - La Nueva.

Ratas, serpientes, tortugas, axolotes, erizos, canarios, cotorras, loros, conejos, cobayos, hámsters, son solo algunas de las especies que atiende el especialista en mascotas no tradicionales Matías Jiménez, en su veterinaria de 17 de Mayo al 700.

El bahiense describió su trabajo como "un desafio constante de no saber con qué me voy a encontrar" y, ante la pregunta de cuál es el animal más extraño que alguna vez llegó a su consultorio, aseguró: “Lo único raro es lo que todavía no atendí”.

“Muchas veces vienen a la consulta con una caja cerrada, uno no sabe qué es lo que va a tener arriba de la mesa”, contó a La Nueva.

Matías trabaja en su veterinaria particular —que tiene servicio de consultorio, quirófano, rayos x, internación, guardería y peluquería—, en centros de rescates y como asesor de universidades y zoológicos, a nivel nacional e internacional.

En su día a día de atiende a todo tipo de mascotas, tradicionales y no tradicionales, y también a animales que no son mascotas pero reciben atención como si lo fueran. "La empatía hace que la gente haga atender hasta una rata de la calle que vieron envenenada o una paloma lastimada a la que le terminamos haciendo una cirugía ortopédica para que vuelva a volar", destacó.

A su consultorio también llega fauna silvestre: animales autóctonos, de la zona, que se ven afectados por algún accidente de tránsito o por el constante choque entre el crecimiento urbano y sus hábitats naturales y reciben atención o asesoramiento del especialista. 

Encontrarse con tan amplia variedad se convierte en un gran desafío ya que el material bibliográfico disponible para instruirse en los tratamientos o procedimientos específicos es mucho más acotado que para las especialidades que trabajan con animales más tradicionales. "No hay mucho escrito porque generalmente el argentino mucho no escribe. Tenemos que usar muchos libros de Estados Unidos o de lugares en donde el trabajo está más orientado a las mascotas exóticas", explicó.

Normativa y límites legales

Matías explicó que, actualmente, existen tres casos para la adopción de mascotas no tradicionales: hay especies que están permitidas como mascotas, hay fauna autóctona que es víctima de tráfico y existen especies que nunca se podrían tener como mascotas, por lo menos en la provincia de Buenos Aires.

Si bien cada provincia tiene sus leyes con respecto a las especies que pueden ser consideradas mascotas, todas aquellas catalogadas como legales se adquieren junto al registro y documentación correspondiente. 

"Nosotros estamos habilitados a vender mascotas no tradicionales. Le compro al criadero y el criadero me da los papeles del animal, el registro de Senasa y el de la Dirección Provincial de Flora y Fauna, y los papeles de tránsito para que pueda llegar hasta acá. Una vez que es adoptado, el dueño pasa a tener estos papeles, la documentación del animal, la factura de compra y todo lo necesario por si lo denuncian o cae Fauna Provincia a su casa", detalló.

Al contrario a lo que se suele creer de la cría de mascotas no tradicionales, el especialista aseguró que, en algunos casos, los criaderos pueden ser beneficiosos para la preservación de la fauna autóctona. "En algunos casos se permite la cría para la liberación y la comercialización, y de esta forma se financia la repoblación y reintroducción de la especie", ejemplificó. En el caso de los animales en peligro de extinción, sin embargo, su adopción no suele estar permitida.

Fauna silvestre, propiedad del Estado

En el caso de la fauna silvestre, la regulación para su atención y tratamiento es un poco más compleja, manifestó Matías. Estas especies son propiedad del Estado, reguladas por la Dirección Provincial de Flora y Fauna, cuya sede central está en la ciudad de La Plata y cuenta con poco personal especializado. 

"Es complejo porque cuando te encontrás con un animal y querés solicitar asistencia, si lo trasladás para que lo atiendan o si yo lo retengo, somos cómplices de tráfico. Y los municipios hoy en día no tienen sectores específicos que se puedan hacer cargo de estas problemáticas", contó.

"Generalmente desde Provincia te suelen pedir que lo traslades al centro de rescate más cercano, que actualmente y desde hace un año es Granja Los Pibes en Tandil. Antes era Temaiken", a 700 kilómetros de Bahía Blanca.

"No te pueden obligar a que vos hagas el traslado o que costees la asistencia, entonces hay un bache en el que no se sabe qué hacer con la situación. Cuando los atiendo acá yo contemplo todo esto y, en muchos casos, no cobro la consulta, asesoro gratis o solo cobro los medicamentos, pero es una clínica privada y yo vivo de esto. El animal no tiene la culpa de las negligencias o de la falta de equipamiento o capacitación para poder dar respuesta", agregó.

Una elección vocacional a temprana edad

Matías, que actualmente tiene 36 años, se dedica a la atención de mascotas no tradicionales desde el  año 2012. La veterinaria, al igual que la medicina, fue una elección vocacional que hizo a muy temprana edad. El especialista contó que fue gracias a su padrino, también veterinario, que se enamoró de la profesión. En principio, lo dejaba acompañarlo a las curaciones, y a sus 12 años ya tenía permitido estar presente durante las cirugías.

Eligió la veterinaria por sobre la medicina y fue necesaria una gran insistencia para que dos universidades, la de Buenos Aires y la de Tandil, accedieran a crear un convenio para que puediera formarse en la especialidad a la que se dedica en la actualidad. "Hoy ya hay muchos chicos que hacen esa misma formación, incluso haciendo una vinculación también con Temaiken, Mundo Marino y otras entidades donde hacen capacitaciones y residencias".

Elegir su especialidad implica "muchos años de estudio y seguir formándose siempre". A diferencia de la elección de una especialidad de la medicina, en lugar de estudiar orientarnos a una solo especie, el ser humano, "el veterinario atiende todas las especies, cuatro o cinco de base".

"Entonces es una capacitación constante porque cada animal tiene su anatomía, sus patologías más frecuentes, sus dificultades, sus particularidades para la anestesia, para una medicación. Cada droga tiene distinta dosis para cada especie y distinto tiempo de duración", ejemplificó.

Muchos de los casos que tratan son únicos o aún no han sido registrados. "A veces aparecen lesiones que nunca se han visto en una especie en particular, o se vieron en otro consultorio pero nadie lo escribió y, por lo tanto, no están documentadas. Y terminamos teniendo que extrapolar desde alguna especie similar o dando dosis empíricas".

Su profesión también lo ha llevado a trabajar en la Estación de Rescate de Fauna Marina “Guillermo Indio Fidalgo”, donde ha asistido a cetáceos, pingüínos, pinípedos —lobos y elefantes marinos—. Durante este año viajó a Chile para colaborar en trabajos con animales africanos y especies exóticas: tigres, leones, búfalos, cebras, jirafas, entre otras.

Como especialista en mascotas no tradicionales, Matías resaltó la importancia de asesorarse antes de adquirir una mascota. "Capaz que por falta de conocimiento se adquiere un animal ilegal, que además de no estar permitido, genera un daño al ambiente y a la biodiversidad".

"Es fundamental conocer los requerimientos que va a necesitar. El 90 % de las patologías de los animales que llegan al consultorio son por fallas en el cuidado, lo que se puede resolver con un buen asesoramiento", cerró.