Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Cómo soportan el frío polar las familias que no cuentan con la red de gas

La Nueva hizo un recorrido por un sector de Villa Harding Green que carece del servicio. Garrafas, estufas eléctricas y salamandras son algunos de los recursos.

Fotos: Rodrigo García - La Nueva.

   Calles desiertas de escarcha, autos cubiertos de hielo, poca gente y con las manos en los bolsillos y gorros hasta las orejas. Así se ven los barrios alejados del centro en las gélidas mañanas bahienses. 

   Las huellas de la helada persisten por varias horas luego de la salida del sol y muchas familias no cuentan con los recursos adecuados para calefaccionarse. Ante la falta de suministro de gas, deben buscar alternativas para afrontar los días de frío. 

   “Vivo acá hace 8 años. Usamos estufita eléctrica y, para cocinar, garrafas”, contó Gisela, una vecina que vive en un área de Villa Harding Green que carece del suministro. El principal problema son los costos: una garrafa vale “alrededor de 750 pesos” y en su casa, donde vive con sus 3 hijos, necesitan más de una por mes. Su vecina, en tanto, “se calienta con la garrafa y usa una por semana”, lo que rondaría en 3.000 pesos por mes.

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   Algunas manzanas de la zona sí disponen de instalación de gas. Sin embargo, la red no llega a todo el barrio. Gisela recordó que cuando se realizó la obra cerca de su vivienda, “dijeron que en algún momento iba a pasar”.

   La mujer, que vive en una casa de material, reconoció que a pesar de la falta de gas “me arreglo bien”. Pero remarcó que no todas las familias están en la misma situación. “Acá a la vuelta hay muchos ranchitos y la deben pasar mal”.

   Karina es una vecina que colabora en el merendero “Los Angelitos” de Salinas Chicas al 3200, a un par de cuadras de la casa de Gisela, con el que ayuda a muchas familias del barrio. “Ahora estamos con el tema de entregas. Hace frío”. Dijo que en el lugar tampoco tienen gas ni disponen de agua corriente.

   “Es todo con garrafas, con gas envasado, que está caro”, remarcó. Y contó que “el gas llega a tres cuadras de acá, pero no está la red, no pasa por la calle”.

Karina

   “Ya hay muchas familias viviendo y no hay respuestas ni por el gas ni por el agua”. El barrio crece cada vez más. Karina sabe que “la gente generalmente se calefacciona con leña en salamandras, gas natural o estufitas eléctricas”. Precisó que, incluso, algunas casas tampoco cuentan con servicio de electricidad.

   Cerca del merendero se encontraba Bernardo trabajando en el nicho de gas de una iglesia evangélica que se inauguró el fin de semana pasado. “Estamos con el pedido del gas”, dijo, y precisó que, por ahora, calefaccionan con estufa a garrafa. 

   “Ya el delegado me ha llamado porque van asfaltar estas cuadras y poner la red de agua y de gas”, dijo Bernardo, al tiempo que manifestó su deseo de “poner el barrio en condiciones y que la gente esté bien”.

   Estos tres casos muestran una pequeña parte de la situación que atraviesan muchos vecinos por la falta de suministro de gas y los valores que deben afrontar para disminuir el padecimiento del frío otoño. 

   Las heladas de estos días exponen con toda crudeza las carencias de infraestructura. Dormir con la ropa puesta o acumular frazadas es otra de las costumbres. También poner papeles, cartones o trapos en las hendijas de las aberturas por donde se filtra el aire que viene de la calle.

   Si bien la ola polar dejaría de castigar a partir del viernes, las bajas temperaturas llegaron para quedarse. Y el invierno, formalmente, ni siquiera empezó.