Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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¿Cuáles son las perspectivas para las exportaciones agroindustriales argentinas?

En dólares se prevé crecimiento, aun considerando otros aspectos negativos, tales como la competitividad cambiaria y la oferta exportable. Los datos son de la FADA.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   La evolución de las exportaciones agroindustriales argentinas en el mediano plazo depende de variables locales e internacionales, ligadas a aspectos macroeconómicos, sectoriales, climáticos, geopolíticos y de políticas públicas. En el largo plazo también impactan aspectos más estructurales, tales como los hábitos de consumo.

   Así entonces, las perspectivas en términos de demanda internacional son neutrales; en competitividad cambiaria y en oferta exportable son negativas; en precios son altamente positivas, al punto de que las exportaciones en dólares crecerán aun con todos los otros aspectos en contrario.

   Esta es la conclusión del Monitor de Exportaciones Agroindustriales de 2021, publicado este abril por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA).

   ¿Cuáles son los aspectos clave? La demanda internacional es uno de ellos.

   En tal sentido, de acuerdo con las proyecciones de PIB del World Economic Outlook del FMI, actualizado en abril de 2022, se proyecta un 2022 con crecimiento en gran parte del mundo, aunque relativamente moderado.

   Estará marcado por la suba de tasas, que lleva a una política monetaria más restrictiva luego de los temores por el salto inflacionario.

   El FMI proyecta un incremento del 3,6 % del PIB mundial: del 3,3 % de los países desarrollados y del 3,8 % de los países en vías de desarrollo.

   China, que solía ser la locomotora del crecimiento, tendría un alza de solo 4,4 %, todavía complicada por los cierres de actividad en el marco de rebrotes de COVID-19.

   India, por su lado, sigue presentando tasas sólidas de crecimiento, con una estimación de 8,2 %. Se prevé que los países del sudeste asiático tengan una expansión del 5,1 %.

   Por su lado, para Brasil el FMI proyecta una suba de apenas 0,8 % del PIB.

   Una actividad económica que crece a nivel mundial significa mayor demanda agregada del mundo, lo que aumenta —según la FADA— la demanda de importación del resto. De todos modos, para el caso de las exportaciones argentinas preocupa el bajo nivel de crecimiento de Brasil.

   En cuanto a la competitividad cambiaria, de acuerdo con el ITCRM30 que elabora el Banco Central de la República Argentina (BCRA), el indicador se ha precipitado —de manera sustancial— durante el último año, a raíz de que el tipo de cambio oficial evolucionó por debajo de la inflación. Al comparar los meses de abril 2022 vs. 2021, este indicador cayó un 14,3 %.

   El deterioro del tipo de cambio real afecta negativamente las actividades exportadoras, ya que los costos crecen al ritmo de la inflación y los ingresos al del dólar oficial.

   Entre los meses de marzo de 2021 y 2022, la inflación fue de 55 % y el tipo de cambio oficial sólo subió 20 %.

   Hacia adelante se espera —de acuerdo con la fundación— que, desde una óptica local, el tipo de cambio evolucione al menos al ritmo de la inflación, tanto por la imposibilidad de mantener este nivel de atraso cambiario, como porque esta política ya estaba comprometida en el acuerdo con el FMI.

   La oferta exportable, en tanto, tiene dos aspectos: la producción y el consumo local.

   En términos de producción las perspectivas son negativas, tanto para granos como para carne y otros productos, como la uva, aunque la crisis económica local genera menores consumos de productos, como carne y leche, lo que durante 2022 puede ampliar levemente la oferta exportable.

   La producción de granos de la campaña actual se estima en 126 millones de toneladas, respecto de los 130 M/T en la campaña 20/21: un 2,8 % inferior.

   Se estima una producción menor en soja (—2,6%) y maíz (—6,7 %), así como también en trigo (—3,1 %).

   La sequía es el principal factor que ha afectado las estimaciones de cosecha aunque, hacia adelante, también afecta la suba de costos y la disponibilidad de fertilizantes, especialmente, a pesar de la mejora de precios.

   La producción de carne bovina muestra una tendencia decreciente. En los 12 meses previos a marzo de 2022, la producción fue 189.000 toneladas menor a los 12 meses previos a marzo de 2021, con una faena de cerca de un millón de cabezas menos.

   En leche, por su lado, se muestra una producción que ha moderado la suba, pero continúa mostrando una variación positiva respecto a 2021.

   Sin embargo, la suba de costos, especialmente del maíz, ha generado que gran parte de los modelos productivos lecheros operen a pérdida, lo que genera un claro incentivo a disminuir la producción.

   Por el lado del vino, el pronóstico de cosecha para 2022 proyecta una caída del 17,6 %, lo que reducirá la producción y oferta exportable.

   En frutas se espera una situación más estable, con una caída del 4,1 % en la producción de manzanas y una mejora del 1,8 % en peras, respecto a 2021.

   Los precios de los granos, mientras tanto, se encontraban hasta comienzos de 2022 en un excelente nivel, pero la invasión de Rusia a Ucrania ha impulsado —según la FADA— aún más los valores. Si algo de esta mejora se mantiene, se puede prever un alto nivel de exportaciones para 2022.

   En soja y en maíz, el precio de abril de 2022 es 22 % superior al de abril de 2021; y en trigo 55 % más alto.

   Respecto a los precios de la carne bovina, también se visualiza un excelente nivel de precios, en particular para cuota Hilton.

   Por el lado de los precios será un buen año, aunque limitado por las restricciones a las exportaciones que le ponen un techo cerca del 25 % de la producción.

   ¿Y las políticas públicas? En el informe de la FADA se precisa que ya están en marcha restricciones a las exportaciones de carne, de maíz y de trigo, las que le ponen techo a los volúmenes.

   También que el fideicomiso de trigo y el de aceite, y la eliminación de los diferenciales en soja, generan un menor precio percibido por el productor.

   El alto nivel de inflación también genera presiones a políticas de intervención como controles de precios, mayores restricciones a las exportaciones o subas de derechos de exportación, aunque no hay mucho margen.
 

Potencial productivo, trabajo y desarrollo

Por David Miazzo (*)

   Las cadenas agroindustriales son de gran importancia en la generación de divisas. Es así que, durante 2020, generaron 7 de cada 10 dólares por exportación, equivalente a U$S 54.895 millones.

   Los complejos seleccionados cuentan, en su mayoría, con inserción internacional mayormente por encima del 50 % y la Argentina se posiciona entre los principales exportadores mundiales de productos como harina y aceite de soja, yerba, porotos, harina de trigo, peras y maní, entre otros.

   Esta síntesis demuestra la capacidad exportadora agroindustrial del país; sin embargo, todavía queda potencial en las principales cadenas y en la mayor parte de las economías regionales.

   Aprovechar este potencial significa generar trabajo y desarrollo en el interior del país, promoviendo una ocupación territorial más balanceada y niveles socioeconómicos más equitativos a lo largo y ancho del país.

 Lic. David Miazzo, economista jefe de la FADA.

   Existe una multiplicidad de factores que se deben conjugar para potenciar el desarrollo exportador; entre ellos, aspectos relacionados a impuestos, logística, acceso y costo del capital y una macroeconomía consistente que genere cierta estabilidad de las principales variables y permita generar un tipo de cambio real competitivo y estable.

   Además de estos aspectos internos, que dependen de los privados y de los Estados provinciales y nacional, un aspecto central a trabajar de manera coordinada es respecto de la apertura de nuevos mercados y en la reducción de aranceles y medidas no arancelarias.

   Disponer de una mayor cantidad de mercados, y más accesibles, permite incrementar las exportaciones y diversificar los países de destino.

Nota (*):  Economista jefe de la FADA.